/ martes 30 de abril de 2024

Cifras del trabajo en el día del trabajo

Nos han enseñado, desde los primeros años escolares, que el primero de mayo se conmemora el día del trabajo. Lo pensamos como una fecha de regocijo en tanto no se va a la escuela ni al trabajo. Sin embargo, su origen se remonta a una represión obrera en Chicago, Estados Unidos, en 1886. El hecho que dio origen a la represión fue la demanda de la población trabajadora por lograr una jornada laboral de ocho horas como máximo. Hoy esta jornada es un derecho.

Junto con la jornada, se encuentran otras condiciones de trabajo, como las prestaciones laborales y el ingreso recibido. Hay también diversas características que permiten conocer la situación del trabajo, como la posición (se es empleador, empleado o se trabaja por su cuenta) o la condición de actividad (se está ocupado o no, y si no se está, se revisa si se está dispuesto y disponible para incorporarse al mercado). Todas estas opciones nos permiten comprender cómo la población enfrenta el día a día, ya que los mexicanos vivimos mayormente de nuestro ingreso por trabajo.

México tiene la fortuna de contar con el INEGI, que de manera trimestral, a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), capta información sobre el comportamiento no sólo del mercado laboral mexicano, sino de la población que está trabajando, revelándonos dónde está, si está en activo, qué hace y cuáles son las características de su actividad.

En enero de este año, 60 de cada 100 personas de 15 y más años estaban trabajando; de estas, casi 70 de cada 100 laboraban para un empleador, la quinta parte lo hacía por su cuenta, seis de cada 100 como empleadores y cuatro de cada 100 no recibía ninguna remuneración por la actividad desarrollada.

La participación económica de los hombres es mayor que la de las mujeres, pero no hay que olvidar la presencia contundente de ellas en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, también considerado como un trabajo por la Organización Internacional del Trabajo.

En cuanto a la jornada (origen de la represión de aquel primero de mayo de hace casi 150 años), al inicio de 2024 en México la ENOE reportó que 47.5% trabajó de 35 a 48 horas semanales y 24.5% más de 48. El ingreso percibido para 70.6% de los y las trabajadoras fue de hasta dos salarios mínimos. La tasa de informalidad con respecto a la población ocupada fue de 54.1%, es decir, más de la mitad de quienes estaban trabajando lo hicieron en el sector informal: en micronegocios no registrados, en trabajos por cuenta propia o en la agricultura de subsistencia, y sin seguridad social.

La población desocupada, que también capta la encuesta, es en general poca (en enero fue de 2.9%), y en la mayoría de los casos se mantiene en esa situación un mes y está conformada por quienes tienen entre 25 y 44 años.

Ante este panorama, en este 1 de mayo de 2024 habría que reflexionar sobre el largo camino que falta por recorrer para que la población trabajadora en el país mejore sus condiciones en el trabajo.

La vida laboral repercute en la cotidianidad: dónde se trabaja, cuántas horas y cuál es la remuneración tienen que ver con la o el trabajador, pero también con la vida y el bienestar de la familia de la cual forma parte.

Por: Emma Liliana Navarrete

Profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense

enavarr@cmq.edu.mx

Nos han enseñado, desde los primeros años escolares, que el primero de mayo se conmemora el día del trabajo. Lo pensamos como una fecha de regocijo en tanto no se va a la escuela ni al trabajo. Sin embargo, su origen se remonta a una represión obrera en Chicago, Estados Unidos, en 1886. El hecho que dio origen a la represión fue la demanda de la población trabajadora por lograr una jornada laboral de ocho horas como máximo. Hoy esta jornada es un derecho.

Junto con la jornada, se encuentran otras condiciones de trabajo, como las prestaciones laborales y el ingreso recibido. Hay también diversas características que permiten conocer la situación del trabajo, como la posición (se es empleador, empleado o se trabaja por su cuenta) o la condición de actividad (se está ocupado o no, y si no se está, se revisa si se está dispuesto y disponible para incorporarse al mercado). Todas estas opciones nos permiten comprender cómo la población enfrenta el día a día, ya que los mexicanos vivimos mayormente de nuestro ingreso por trabajo.

México tiene la fortuna de contar con el INEGI, que de manera trimestral, a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), capta información sobre el comportamiento no sólo del mercado laboral mexicano, sino de la población que está trabajando, revelándonos dónde está, si está en activo, qué hace y cuáles son las características de su actividad.

En enero de este año, 60 de cada 100 personas de 15 y más años estaban trabajando; de estas, casi 70 de cada 100 laboraban para un empleador, la quinta parte lo hacía por su cuenta, seis de cada 100 como empleadores y cuatro de cada 100 no recibía ninguna remuneración por la actividad desarrollada.

La participación económica de los hombres es mayor que la de las mujeres, pero no hay que olvidar la presencia contundente de ellas en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, también considerado como un trabajo por la Organización Internacional del Trabajo.

En cuanto a la jornada (origen de la represión de aquel primero de mayo de hace casi 150 años), al inicio de 2024 en México la ENOE reportó que 47.5% trabajó de 35 a 48 horas semanales y 24.5% más de 48. El ingreso percibido para 70.6% de los y las trabajadoras fue de hasta dos salarios mínimos. La tasa de informalidad con respecto a la población ocupada fue de 54.1%, es decir, más de la mitad de quienes estaban trabajando lo hicieron en el sector informal: en micronegocios no registrados, en trabajos por cuenta propia o en la agricultura de subsistencia, y sin seguridad social.

La población desocupada, que también capta la encuesta, es en general poca (en enero fue de 2.9%), y en la mayoría de los casos se mantiene en esa situación un mes y está conformada por quienes tienen entre 25 y 44 años.

Ante este panorama, en este 1 de mayo de 2024 habría que reflexionar sobre el largo camino que falta por recorrer para que la población trabajadora en el país mejore sus condiciones en el trabajo.

La vida laboral repercute en la cotidianidad: dónde se trabaja, cuántas horas y cuál es la remuneración tienen que ver con la o el trabajador, pero también con la vida y el bienestar de la familia de la cual forma parte.

Por: Emma Liliana Navarrete

Profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense

enavarr@cmq.edu.mx