/ jueves 6 de agosto de 2020

Comentarios y Algo Más | Lealtades y deslealtades

Se cuenta que el presidente Calles, una vez fundado el PNR, postulado su primer candidato a la presidencia de la República, estuvieron a despedirse los delegados.

No se vayan, los necesito. Hagan algo. Vayan al teatro, a los toros, tómense una copa en la Opera. Estén pendientes a mi llamado.

En el ínterin, “El Turco” los vigiló. Gente de fiar platicó con ellos. Supo qué pensaban de él y qué del nuevo partido.

Convencido que eran “derechos”, los despidió.

Así consolidó la alianza con esos líderes regionales; quedó además probado su compromiso ideológico y político con el nuevo partido.

El PNR, fue la fuerza más poderosa políticamente. Llevó a cabo elecciones estatales, municipales y federales, mediante condiciones de estabilidad.

La cautela, el celo, la desconfianza, la suspicacia de “El Turco” no la tuvo Andrés Manuel López Obrador.

Después de robarle mediante fraude dos elecciones, fundó el partido MORENA.

Fue tan confiado que abrió la puerta a políticos de diferente ideología. Aprovechando la facilidad de acceso, se disfrazaron de “morenos” y, con cínico oportunismo, ganaron elecciones para gobernador, o presidente municipal; otros, fueron legisladores estatales y federales.

A año y medio de asumir el poder, empezó la deserción. Políticos confesados, rechazaron proyectos, considerados incompatibles con su credo religioso. Pudo más su fe que el principio republicano de laicidad. Dejaron el partido, al que debían postulación.

Brotó la felonía, de quien menos esperaba: los coordinadores de las dos cámaras del Congreso de la Unión: senador Ricardo Monreal y diputado Mario Delgado.

Postergando compromisos adquiridos por el presidente, dieron prioridad -previo acuerdo con las diputaciones opositoras-, al nombramiento de cuatro consejeros del INE.

El 21 de julio, el presidente López Obrador, en su mañanera conferencia les reclamó públicamente no haber incluido en el periodo extraordinario, el asunto de los fideicomisos.

Monreal, no es de fiar. Resintió no ser Jefe de Gobierno de la ciudad de México. Saltó las trancas. Está formando un partido. Quiere ser presidente. Anda haciendo amarres. Hace unos meses se reunió con cuatro “ismos”, de un importante estado. ¿Qué representan esos personajes? Nada.

Delgado aspira a dirigir el comité nacional del partido.

Olvidaron, sino la disciplina, si la honradez; sino la amistad, sí la fidelidad. Mostraron perjurio.

Continúa la desbandada de diputados “morenistas”. Los priistas quieren la presidencia de la JUCOPA. Impulsan la deserción para que, morena pierda mayoría.

No muestra desencanto. Siguen con él quienes comparten sus principios. Quienes creen en la 4ª Transformación están a su lado. El pueblo de México tiene fe en su gobierno.

La ingratitud, la conoce todo presidente al dejar él poder. Andrés Manuel, la está conociendo.

Se cuenta que el presidente Calles, una vez fundado el PNR, postulado su primer candidato a la presidencia de la República, estuvieron a despedirse los delegados.

No se vayan, los necesito. Hagan algo. Vayan al teatro, a los toros, tómense una copa en la Opera. Estén pendientes a mi llamado.

En el ínterin, “El Turco” los vigiló. Gente de fiar platicó con ellos. Supo qué pensaban de él y qué del nuevo partido.

Convencido que eran “derechos”, los despidió.

Así consolidó la alianza con esos líderes regionales; quedó además probado su compromiso ideológico y político con el nuevo partido.

El PNR, fue la fuerza más poderosa políticamente. Llevó a cabo elecciones estatales, municipales y federales, mediante condiciones de estabilidad.

La cautela, el celo, la desconfianza, la suspicacia de “El Turco” no la tuvo Andrés Manuel López Obrador.

Después de robarle mediante fraude dos elecciones, fundó el partido MORENA.

Fue tan confiado que abrió la puerta a políticos de diferente ideología. Aprovechando la facilidad de acceso, se disfrazaron de “morenos” y, con cínico oportunismo, ganaron elecciones para gobernador, o presidente municipal; otros, fueron legisladores estatales y federales.

A año y medio de asumir el poder, empezó la deserción. Políticos confesados, rechazaron proyectos, considerados incompatibles con su credo religioso. Pudo más su fe que el principio republicano de laicidad. Dejaron el partido, al que debían postulación.

Brotó la felonía, de quien menos esperaba: los coordinadores de las dos cámaras del Congreso de la Unión: senador Ricardo Monreal y diputado Mario Delgado.

Postergando compromisos adquiridos por el presidente, dieron prioridad -previo acuerdo con las diputaciones opositoras-, al nombramiento de cuatro consejeros del INE.

El 21 de julio, el presidente López Obrador, en su mañanera conferencia les reclamó públicamente no haber incluido en el periodo extraordinario, el asunto de los fideicomisos.

Monreal, no es de fiar. Resintió no ser Jefe de Gobierno de la ciudad de México. Saltó las trancas. Está formando un partido. Quiere ser presidente. Anda haciendo amarres. Hace unos meses se reunió con cuatro “ismos”, de un importante estado. ¿Qué representan esos personajes? Nada.

Delgado aspira a dirigir el comité nacional del partido.

Olvidaron, sino la disciplina, si la honradez; sino la amistad, sí la fidelidad. Mostraron perjurio.

Continúa la desbandada de diputados “morenistas”. Los priistas quieren la presidencia de la JUCOPA. Impulsan la deserción para que, morena pierda mayoría.

No muestra desencanto. Siguen con él quienes comparten sus principios. Quienes creen en la 4ª Transformación están a su lado. El pueblo de México tiene fe en su gobierno.

La ingratitud, la conoce todo presidente al dejar él poder. Andrés Manuel, la está conociendo.

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