/ martes 26 de diciembre de 2023

Contexto | Otro cuento de navidad

Era la noche de navidad, eran como las once cuarenta y cinco de la noche y él continuaba vagando por las calles desiertas de Toluca. Había salido como a las diez de su casa y por el momento no quería volver, había dejado en la mesa el plato, las velas, la charola del pan, la copa y un poco de vino pues había pensado al menos no dejar pasar el día de la natividad de Jesús sin estar al menos consigo mismo y en una deesas hasta orar, tal vez no era tan practicante como debería pero esa fecha le provocaba siempre una nostalgia y tristeza que no podía explicar y no sabía porque, así siempre había sido, se había preparado esa día para estar bien y tal vez superar esos sensaciones de siempre… de hecho se había vestido como le habían enseñado, se puso su corbata, sus zapatos bien voleados, su pantalón nuevo y hasta se puso algo de loción, pero, después de mirarse en el espejo, asomarse a la ventana y ver el cielo estrellado además de sentir como una descarga en su cuerpo un poco de soledad, había decido no estar en casa, bueno al menos por un rato … y pues se salió…y no sabía a donde…

así que seguía caminado sin rumbo fijo, en una esquina daba vuelta a la derecha otra lo hacía a la izquierda, otra a la derecha así sin rumbo fijo y sin destino, al azar ...el frio era intenso, estaba como a unos tres grados y apresuraba el paso para ver si así entraba en calor…y caminaba y caminaba sin parar…a la derecha, otra vez a la derecha, a la izquierda y las calles estaban desiertas, a lo lejos tronaban los cuetes que tal vez en una casa, llena de sabor de hogar, los niños los encendían o los lanzaban seguramente acompañados de risitas…

y empezó a ver, a observar en las calles, las figuras, las siluetas que aparecían y se escondían en las oscuras calles, pensaba que esas noches siempre podría suceder algo mágico y se animaba “algunos enamorados tal vez se reencuentren o algún niño tuvo el juguete o la chamarra que siempre quiso o un anciano a lo mejor acariciaría por ultima vez la cabeza de un niño”….tantas cosas que pueden suceder en algunos instantes…pero también podía ocurrir que se aparecieran fantasmas que solo dieran muestras de las miserias humanas , de las renuncias al amor, la hipocresía o la mentira…y entonces no pudo de dejar de acordarse de los espectros que le aparecieron en la Nochebuena al señor Scrooge en el cuento de Navidad de Dickens y que le hablaban…si el Cuento Navidad que justo acaba de leer esa tarde…pero el hombre se empezaba a cansar al andar sin camino cierto…”la vida, pensaba, que no tiene rumbo ni destino es como caminar en el vacío en donde solo transcurre el tiempo y nada ocurre, hasta que se cae todo a la nada…una vida vacía”…

y aparecieron los espectros…en una calle una pareja hablaba abandonándose a la indiferencia…en otra dos niños abrazados a su madre dormían en la banqueta cubiertos sus cuerpos con cartones y periódicos y una cobija vieja…su imagen se fue yendo poco a poco…en otra calle oscura un hombre le pedía al cielo que le curara a su hija y su rostro suplicante se desvanecía….en la otra calle el hombre se dio cuenta que había vuelto…la neblina parecía hacer el último tramo más largo…solo pensó la nochebuena también revela, aunque sea en instantes la pobreza de muchos, el dolor del hijo ido y de los amoroso que se dejan…entro a su casa, observó la mesa y ya no había nada.

Correo: contextotoluca@gmail.com

Era la noche de navidad, eran como las once cuarenta y cinco de la noche y él continuaba vagando por las calles desiertas de Toluca. Había salido como a las diez de su casa y por el momento no quería volver, había dejado en la mesa el plato, las velas, la charola del pan, la copa y un poco de vino pues había pensado al menos no dejar pasar el día de la natividad de Jesús sin estar al menos consigo mismo y en una deesas hasta orar, tal vez no era tan practicante como debería pero esa fecha le provocaba siempre una nostalgia y tristeza que no podía explicar y no sabía porque, así siempre había sido, se había preparado esa día para estar bien y tal vez superar esos sensaciones de siempre… de hecho se había vestido como le habían enseñado, se puso su corbata, sus zapatos bien voleados, su pantalón nuevo y hasta se puso algo de loción, pero, después de mirarse en el espejo, asomarse a la ventana y ver el cielo estrellado además de sentir como una descarga en su cuerpo un poco de soledad, había decido no estar en casa, bueno al menos por un rato … y pues se salió…y no sabía a donde…

así que seguía caminado sin rumbo fijo, en una esquina daba vuelta a la derecha otra lo hacía a la izquierda, otra a la derecha así sin rumbo fijo y sin destino, al azar ...el frio era intenso, estaba como a unos tres grados y apresuraba el paso para ver si así entraba en calor…y caminaba y caminaba sin parar…a la derecha, otra vez a la derecha, a la izquierda y las calles estaban desiertas, a lo lejos tronaban los cuetes que tal vez en una casa, llena de sabor de hogar, los niños los encendían o los lanzaban seguramente acompañados de risitas…

y empezó a ver, a observar en las calles, las figuras, las siluetas que aparecían y se escondían en las oscuras calles, pensaba que esas noches siempre podría suceder algo mágico y se animaba “algunos enamorados tal vez se reencuentren o algún niño tuvo el juguete o la chamarra que siempre quiso o un anciano a lo mejor acariciaría por ultima vez la cabeza de un niño”….tantas cosas que pueden suceder en algunos instantes…pero también podía ocurrir que se aparecieran fantasmas que solo dieran muestras de las miserias humanas , de las renuncias al amor, la hipocresía o la mentira…y entonces no pudo de dejar de acordarse de los espectros que le aparecieron en la Nochebuena al señor Scrooge en el cuento de Navidad de Dickens y que le hablaban…si el Cuento Navidad que justo acaba de leer esa tarde…pero el hombre se empezaba a cansar al andar sin camino cierto…”la vida, pensaba, que no tiene rumbo ni destino es como caminar en el vacío en donde solo transcurre el tiempo y nada ocurre, hasta que se cae todo a la nada…una vida vacía”…

y aparecieron los espectros…en una calle una pareja hablaba abandonándose a la indiferencia…en otra dos niños abrazados a su madre dormían en la banqueta cubiertos sus cuerpos con cartones y periódicos y una cobija vieja…su imagen se fue yendo poco a poco…en otra calle oscura un hombre le pedía al cielo que le curara a su hija y su rostro suplicante se desvanecía….en la otra calle el hombre se dio cuenta que había vuelto…la neblina parecía hacer el último tramo más largo…solo pensó la nochebuena también revela, aunque sea en instantes la pobreza de muchos, el dolor del hijo ido y de los amoroso que se dejan…entro a su casa, observó la mesa y ya no había nada.

Correo: contextotoluca@gmail.com