“El noventa y nueve por ciento de los fracasos provienen de personas que tienen el hábito de poner excusas”: George Washington Carver.
Cuando surgieron las primeras previsiones de los alcances de la pandemia en cantidad de contagios y fallecimientos por el Covid-19 que establecía que para finales de noviembre podríamos superar los 135 mil decesos a inicios del mes de noviembre, según una estimación del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la universidad de Washington.
Con la misma proyección y los datos presentados por las autoridades gubernamentales federales, tenemos que en este mes de agosto se han superado las cincuenta y un mil muertes, lo que nos ha llevado a ocupar el tercer lugar mundial sólo por debajo de Brasil y los Estados Unidos de Norteamérica.
Países que tienen poblaciones mas grandes que las de México, demuestran en sus cifras que su índice de mortalidad a causa de la pandemia son menores que en el caso nuestro. Lo más relevante es que la autoridad sigue mandando mensajes contradictorios a la realidad, millones de personas ya se encuentran en la calle en la nueva normalidad, los riesgos aumentan exponencialmente.
Las medidas para contrarrestar los peligros no los vemos por ningún lado, el gobierno es omiso. Muy al contrario, está desesperado por desviar la atención, en ello radica su obsesión de hablar permanentemente del avión presidencial, de su rifa, posible venta, o ambas.
Del escandaloso caso Lozoya, que fue recibido con bombo y platillo por el gobierno y el presidente de la república; pues en ese caso ven una enorme oportunidad de circo político para desviar la atención de los temas más importantes en el país, de la oportunidad de usarlos de ariete en contra de sus adversarios políticos, como ya empezamos a ver en el salpicadero de supuestas responsabilidades pero que sólo se han tratado mediáticamente.
Inclusive no queda claro el tratamiento judicial que se le esta brindando al exdirector de PEMEX, pues al menos lo que dicen las autoridades españolas y los tratados de extradición es que Lozoya vino en calidad de indiciado por diversos delitos, al llegar al aeropuerto de la Ciudad de México su estatus jurídico cambió, no piso el reclusorio, fue trasladado a un hospital privado para tratarlo de un padecimiento que los españoles que lo entregaron a las autoridades no sabían, no había parte medico que previamente expresara que se encontraba mal de salud.
El país está inmerso en una descomposición social, en un caldo de cultivo que genera problemáticas sociales graves, ahí están los videos en redes sociales donde se ve como ciudadanos enardecidos hacen justicia por su propia mano. No es un sólo caso, hay muchos y crecen todos los días. Los temas que nos distraen surgen por todos lados los aprovechan para que se olviden los problemas mas graves.
Como país, ser tercer lugar mundial en muertes y contagios, obliga a poner atención en las acciones que se han implementado, las que funcionan, las que no y las que faltan por desarrollar. Las autoridades deben de ser sensatas, trabajar en consecuencia para frenar en la medida de lo posible la mayor cantidad de contagios y muertes.
@JorgeInzunzaPAN
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