/ sábado 21 de abril de 2018

Política en Blanco y Negro


Con un “sí” al NAICM, Slim entra a escena en la campaña presidencial 2018

En un contexto de golpes, ironías y planteamientos generales no aterrizan en propuestas que conecten los 5 candidatos presidenciales con el electorado, por ello es necesario analizar lo sucedido el día lunes 16 abril, donde el empresario más acaudalado de México, séptimo hombre más rico del mundo, primer accionista de grupo Carso y una de las figuras más influyentes en los últimos años, Carlos Slim Helú, choca abruptamente con Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena, por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), es darle cuerpo a una inquietud y preocupación que tienen inversionistas y empresarios ante las negativas del candidato presidencial para continuar con este gran proyecto nacional.

Es importante recordar que AMLO y Carlos Slim tuvieron una relación muy cercana de trabajo con la rehabilitación del Centro Histórico de la Ciudad de México desde el año que se mantuvo hasta el 2012 con Marcelo Ebrard Casaubon, por ello el posicionamiento fue trascendente.

La polémica del NAICM surge a partir de las acusaciones de López Obrador de que el proyecto debe ser cancelado, por caro, lleno de corrupción y porque existe la alternativa de la Base Militar de la FAM de Santa Lucía ubicada en Tecámac, Estado de México, a lo que el presidente de Telmex, Slim Helú, refiere en pocas palabras que es una obra equiparable a la construcción del Canal de Panamá, “México necesita un proyecto de estas características, de esta dimensión, ya que en su vida ha visto un proyecto que tenga tanto impacto económico en un área como lo es el nuevo aeropuerto. Es un gran detonador”, claro que lo es ya que para la región representa la posibilidad de generar 500 mil empleos nuevos, 60 mil millones de pesos en sueldo al año.

Asimismo, dejó una puntilla clavada al candidato de Morena, “me preocuparía y me daría miedo por lo que siga, porque si esa va a ser el criterio para las inversiones, pues hay riesgos”.

De manera reactiva, Andrés Manuel le contesta que está siendo utilizado por el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto y por el expresidente Carlos Salinas, con la finalidad de boicotear los avances en la campaña del morenista, lo cual es absurdo, ya que el empresario de lo que menos tiene fama es de ser “dejado” o manipulable.

Lo más sano de este asunto es que se pueda colocar sobre la mesa la revisión y supervisión de la obra, por los órganos de fiscalización del país que son la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, órgano de la Cámara de Diputados, para que hagan su trabajo y de menara conjunta rindan un informe, y ambas inicien procedimientos de responsabilidad y denuncias penales a servidores públicos y empresas que hayan podido generar una afectación del erario público.

Lo cierto es que un “peso completo” del mundo empresarial se puso de frente como un gran muro de concreto ante AMLO que al menos en el sector empresarial volvió como en el 2006 a generar miedo.


Con un “sí” al NAICM, Slim entra a escena en la campaña presidencial 2018

En un contexto de golpes, ironías y planteamientos generales no aterrizan en propuestas que conecten los 5 candidatos presidenciales con el electorado, por ello es necesario analizar lo sucedido el día lunes 16 abril, donde el empresario más acaudalado de México, séptimo hombre más rico del mundo, primer accionista de grupo Carso y una de las figuras más influyentes en los últimos años, Carlos Slim Helú, choca abruptamente con Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena, por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), es darle cuerpo a una inquietud y preocupación que tienen inversionistas y empresarios ante las negativas del candidato presidencial para continuar con este gran proyecto nacional.

Es importante recordar que AMLO y Carlos Slim tuvieron una relación muy cercana de trabajo con la rehabilitación del Centro Histórico de la Ciudad de México desde el año que se mantuvo hasta el 2012 con Marcelo Ebrard Casaubon, por ello el posicionamiento fue trascendente.

La polémica del NAICM surge a partir de las acusaciones de López Obrador de que el proyecto debe ser cancelado, por caro, lleno de corrupción y porque existe la alternativa de la Base Militar de la FAM de Santa Lucía ubicada en Tecámac, Estado de México, a lo que el presidente de Telmex, Slim Helú, refiere en pocas palabras que es una obra equiparable a la construcción del Canal de Panamá, “México necesita un proyecto de estas características, de esta dimensión, ya que en su vida ha visto un proyecto que tenga tanto impacto económico en un área como lo es el nuevo aeropuerto. Es un gran detonador”, claro que lo es ya que para la región representa la posibilidad de generar 500 mil empleos nuevos, 60 mil millones de pesos en sueldo al año.

Asimismo, dejó una puntilla clavada al candidato de Morena, “me preocuparía y me daría miedo por lo que siga, porque si esa va a ser el criterio para las inversiones, pues hay riesgos”.

De manera reactiva, Andrés Manuel le contesta que está siendo utilizado por el actual presidente de la República, Enrique Peña Nieto y por el expresidente Carlos Salinas, con la finalidad de boicotear los avances en la campaña del morenista, lo cual es absurdo, ya que el empresario de lo que menos tiene fama es de ser “dejado” o manipulable.

Lo más sano de este asunto es que se pueda colocar sobre la mesa la revisión y supervisión de la obra, por los órganos de fiscalización del país que son la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, órgano de la Cámara de Diputados, para que hagan su trabajo y de menara conjunta rindan un informe, y ambas inicien procedimientos de responsabilidad y denuncias penales a servidores públicos y empresas que hayan podido generar una afectación del erario público.

Lo cierto es que un “peso completo” del mundo empresarial se puso de frente como un gran muro de concreto ante AMLO que al menos en el sector empresarial volvió como en el 2006 a generar miedo.