/ sábado 21 de julio de 2018

Política en Blanco y Negro


¿Quién es responsable del tercer lugar del PRI?

En los dichos mexicanos, llenos de sabiduría popular, se dice que las derrotas son huérfanas, porque nadie quiere reconocer la paternidad de la misma, y en sentido contrario, en las victorias le abundan los autores físicos, materiales y espirituales que abonaron a la misma.

Me da la impresión que así están en el PRI desde el 2016, cuando Manlio Fabio Beltrones renunció en congruencia a los malos resultados de las gubernaturas que se perdieron en ese año, entre ellas las de tres exgobernadores señalados por actos de corrupción (Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua), a este le siguió un completo improvisado de la política, Enrique Ochoa Reza, quien hizo su mejor esfuerzo, pero no estaba en lo suyo.

En plena campaña electoral entró el exgobernador de Guerrero René Juárez Cisneros y hace unos días Claudia Ruiz Massieu Salinas, es decir en dos años cuatro dirigentes, lo que habla de la mala coordinación para el trabajo, y de aquí que a pocos les sorprendan los resultados, no de la derrota, sino de la abrumadora victoria de Andrés Manuel López Obrador, sobre el PRI y el PAN, mismas que tiene un pie para perder su registro PRD, PVEM, PANAL, MC Y PES.

Lo cierto es que por tercera vez el PRI pierde la Presidencia de la República (2000, 2006 y 2018), sin embargo me llamó la atención las declaraciones de dos líderes, Francisco Labastida Ochoa y Rene Juárez, iniciaré con el segundo. Juárez Cisneros llamó a la reflexión y transformación del PRI del tamaño de la derrota, lo cual me parece como una buena narrativa, pero más que eso, es preguntarle: ¿Quiénes asumen el costo de la derrota? ¿La dirigencia nacional y sus 32 comités directivos estatales? ¿La coordinación de campaña que encabezó Aurelio Nuño y Vanessa Rubio? ¿Los resultados de la administración del Presidente de la República? Hasta hoy no he escuchado decir a nadie con valentía y honorabilidad, de asumir su parte proporcional de culpa. Me parece contradictorio, invitar a pensar en lugar de actuar, cuando el PRI tiene a los principales sindicatos, entre ellos la Federación de Sindicatos del Servicio del Estado ( FTSE) encabezada por el priista Joel Ayala, cuando tienen de frente una serie de despidos anunciados de burócratas a quienes ya deberían legalmente estar asesorando, en vez de queriéndose reinventar. Ojalá que lo dicho por René Juárez se materialice y que la próxima dirigencia salga por consulta a la base militante, y le permita a esos simpatizantes expresar su sentir, porque me queda claro que el PRI seguirá vivo.

La otra parte a la que me quiero referir, son las declaraciones hechas por el exgobernador de Sinaloa y dos veces secretario de Gabinete federal y candidato perdedor del PRI en el 2000, Francisco Labastida Ochoa, quien en palabras más, palabras menos, responsabiliza del tercer lugar del PRI al candidato ciudadano José Antonio Meade, Enrique Ochoa Reza Y Aurelio Nuño, entre otras valiosas y correctas opiniones que vierte. Más allá de que tenga razón en casi todo lo dicho, yo le cuestiono a la Labastida. ¿Por qué lo expresa hasta ahora? ¿Por qué no hizo suyo el sentir de militantes inconformes sobre la candidatura de Meade? El silencio es complicidad.

Lo cierto, es que hasta hoy nadie ha dicho esta boca es mía, y que cada quien asuma su responsabilidad por hacer o no hacer, creo ese debe ser un buen inicio para todos los perdedores.


¿Quién es responsable del tercer lugar del PRI?

En los dichos mexicanos, llenos de sabiduría popular, se dice que las derrotas son huérfanas, porque nadie quiere reconocer la paternidad de la misma, y en sentido contrario, en las victorias le abundan los autores físicos, materiales y espirituales que abonaron a la misma.

Me da la impresión que así están en el PRI desde el 2016, cuando Manlio Fabio Beltrones renunció en congruencia a los malos resultados de las gubernaturas que se perdieron en ese año, entre ellas las de tres exgobernadores señalados por actos de corrupción (Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua), a este le siguió un completo improvisado de la política, Enrique Ochoa Reza, quien hizo su mejor esfuerzo, pero no estaba en lo suyo.

En plena campaña electoral entró el exgobernador de Guerrero René Juárez Cisneros y hace unos días Claudia Ruiz Massieu Salinas, es decir en dos años cuatro dirigentes, lo que habla de la mala coordinación para el trabajo, y de aquí que a pocos les sorprendan los resultados, no de la derrota, sino de la abrumadora victoria de Andrés Manuel López Obrador, sobre el PRI y el PAN, mismas que tiene un pie para perder su registro PRD, PVEM, PANAL, MC Y PES.

Lo cierto es que por tercera vez el PRI pierde la Presidencia de la República (2000, 2006 y 2018), sin embargo me llamó la atención las declaraciones de dos líderes, Francisco Labastida Ochoa y Rene Juárez, iniciaré con el segundo. Juárez Cisneros llamó a la reflexión y transformación del PRI del tamaño de la derrota, lo cual me parece como una buena narrativa, pero más que eso, es preguntarle: ¿Quiénes asumen el costo de la derrota? ¿La dirigencia nacional y sus 32 comités directivos estatales? ¿La coordinación de campaña que encabezó Aurelio Nuño y Vanessa Rubio? ¿Los resultados de la administración del Presidente de la República? Hasta hoy no he escuchado decir a nadie con valentía y honorabilidad, de asumir su parte proporcional de culpa. Me parece contradictorio, invitar a pensar en lugar de actuar, cuando el PRI tiene a los principales sindicatos, entre ellos la Federación de Sindicatos del Servicio del Estado ( FTSE) encabezada por el priista Joel Ayala, cuando tienen de frente una serie de despidos anunciados de burócratas a quienes ya deberían legalmente estar asesorando, en vez de queriéndose reinventar. Ojalá que lo dicho por René Juárez se materialice y que la próxima dirigencia salga por consulta a la base militante, y le permita a esos simpatizantes expresar su sentir, porque me queda claro que el PRI seguirá vivo.

La otra parte a la que me quiero referir, son las declaraciones hechas por el exgobernador de Sinaloa y dos veces secretario de Gabinete federal y candidato perdedor del PRI en el 2000, Francisco Labastida Ochoa, quien en palabras más, palabras menos, responsabiliza del tercer lugar del PRI al candidato ciudadano José Antonio Meade, Enrique Ochoa Reza Y Aurelio Nuño, entre otras valiosas y correctas opiniones que vierte. Más allá de que tenga razón en casi todo lo dicho, yo le cuestiono a la Labastida. ¿Por qué lo expresa hasta ahora? ¿Por qué no hizo suyo el sentir de militantes inconformes sobre la candidatura de Meade? El silencio es complicidad.

Lo cierto, es que hasta hoy nadie ha dicho esta boca es mía, y que cada quien asuma su responsabilidad por hacer o no hacer, creo ese debe ser un buen inicio para todos los perdedores.