/ martes 30 de abril de 2019

Rescate Tierra


Niños con amor, infancia sana

Hacernos como niños en su inocencia, franqueza, ternura, sensibilidad, falta de maldad, es el ideal general de convivencia y buenas relaciones.

Dejad que los niños se acerquen a mí. El que no sea como niño, no entrará al reino de los cielos. Palabras atribuidas a Jesús para que sus discípulos se hicieron como niños en la malicia, a pesar de ello el mundo pone en riesgo con hechos la estabilidad y vida de los niños. Con niños guerrilleros en Sudamérica y Sudáfrica o como soldados en la guerra santa islámica, pequeños utilizados como ladrones o para prostituirse. Menores adoctrinados por adultos perversos, faltos de amor al prójimo, que no disciernen la maldad y por su culpa y la de una sociedad apática, su corazón se endurece.

México ocupa los primeros lugares del mundo en violencia a menores, abuso sexual a menores, trata de personas.

El mundo en general tiene un discurso proteccionista a menores y una serie de acciones contradictorias.

Festejarlos, reconocer su importancia, verlos como seres humanos amables y procurar su desarrollo en un entorno familiar y social que refleje amor, respeto, seguridad y abrir espacios para que su crecimiento permita transformar a la sociedad futura, no es juego.

Los padres son fundamentales en los primeros 5 años de formación de un menor. En primer lugar les transmiten sus características genotípicas y fenotípicas, la información genética y su apariencia externa. Después está su formación espiritual, los hijos reflejan el amor y carácter de los padres, un padre que miente, bebe, grita, ofende a mujeres, presume su machismo, formará hijos que imiten ese comportamiento y carácter. Un padre amable, seguro, respetuoso, obediente, no corrupto, estimulará esa actitud en el menor. Sin embargo, las sociedades no reflejan el carácter de un padre amable, y por el contrario, son cada ves más violentas.

Tal vez la lucha por la supervivencia, con madres solteras, familias separadas, mujeres que son padre y madre a la vez o papás que adoptan los dos roles ante el abandono de la mujer, endurecen el corazón de los futuros ciudadanos del mundo.

Ante esto qué nos espera. Quizá pronto domine una generación de niños sin amor. Niños abandonados en el hecho. Pequeños de corazón duro a consecuencia del abuso de la sociedad que premia a exgobernadores que los intercambian como botellas de coñac, varones y mujeres que los secuestran y entrenan para pedir limosna o vender sus órganos. Ojalá la sociedad valore y actúe. Para tener una sociedad sana necesitamos formar hijos sanos, niños con amor.


Niños con amor, infancia sana

Hacernos como niños en su inocencia, franqueza, ternura, sensibilidad, falta de maldad, es el ideal general de convivencia y buenas relaciones.

Dejad que los niños se acerquen a mí. El que no sea como niño, no entrará al reino de los cielos. Palabras atribuidas a Jesús para que sus discípulos se hicieron como niños en la malicia, a pesar de ello el mundo pone en riesgo con hechos la estabilidad y vida de los niños. Con niños guerrilleros en Sudamérica y Sudáfrica o como soldados en la guerra santa islámica, pequeños utilizados como ladrones o para prostituirse. Menores adoctrinados por adultos perversos, faltos de amor al prójimo, que no disciernen la maldad y por su culpa y la de una sociedad apática, su corazón se endurece.

México ocupa los primeros lugares del mundo en violencia a menores, abuso sexual a menores, trata de personas.

El mundo en general tiene un discurso proteccionista a menores y una serie de acciones contradictorias.

Festejarlos, reconocer su importancia, verlos como seres humanos amables y procurar su desarrollo en un entorno familiar y social que refleje amor, respeto, seguridad y abrir espacios para que su crecimiento permita transformar a la sociedad futura, no es juego.

Los padres son fundamentales en los primeros 5 años de formación de un menor. En primer lugar les transmiten sus características genotípicas y fenotípicas, la información genética y su apariencia externa. Después está su formación espiritual, los hijos reflejan el amor y carácter de los padres, un padre que miente, bebe, grita, ofende a mujeres, presume su machismo, formará hijos que imiten ese comportamiento y carácter. Un padre amable, seguro, respetuoso, obediente, no corrupto, estimulará esa actitud en el menor. Sin embargo, las sociedades no reflejan el carácter de un padre amable, y por el contrario, son cada ves más violentas.

Tal vez la lucha por la supervivencia, con madres solteras, familias separadas, mujeres que son padre y madre a la vez o papás que adoptan los dos roles ante el abandono de la mujer, endurecen el corazón de los futuros ciudadanos del mundo.

Ante esto qué nos espera. Quizá pronto domine una generación de niños sin amor. Niños abandonados en el hecho. Pequeños de corazón duro a consecuencia del abuso de la sociedad que premia a exgobernadores que los intercambian como botellas de coñac, varones y mujeres que los secuestran y entrenan para pedir limosna o vender sus órganos. Ojalá la sociedad valore y actúe. Para tener una sociedad sana necesitamos formar hijos sanos, niños con amor.