/ martes 25 de agosto de 2020

Rescate Tierra | Gobierno de venganzas 

Cada país, tiene el gobierno que se merece, es un dicho reconocido para explicar, que si nos va mal, es porque así lo buscamos.

Yo, no creo sea así. No queremos que nos vaya mal. No queremos enfermar, quedar sin empleo, ser asaltados, ver el cierre de nuestras empresas, quedar sin posibilidad de estudiar, perder la riqueza natural de nuestra Nación, quedar sin libertad de expresión. Deseamos una vida buena, en paz, con desarrollo, estabilidad familiar, amor.

Pero, necesitamos creer y escuchamos los mensajes de quienes pretenden convencernos, que, son la mejor opción. Nos dijeron que habría trabajo, y no lo hay. Que la gasolina bajaría, y no bajó. Que la inseguridad terminaría, pero ha empeorado.

No tenemos el gobierno que merecemos. Nuestro país es rico, los mexicanos –en mayoría- somos aguantadores, trabajadores, nobles.

Hemos resistido terremotos, pactos económicos, tratados comerciales, inflación, devaluación, asesinatos de estudiantes, represión de grupos sociales, empobrecimiento, malos líderes y ahora, políticas públicas equivocadas.

No es correcto, gobernar con las vísceras. No es un concurso de venganzas las que deben dictar el rumbo de México, sobre todo, cuando intereses facciosos dirigen las acciones, no la legalidad, ni la transparencia, ni la verdad, enrareciendo en consecuencia el clima de competencia social, laboral y política.

Históricamente, el Estado, intentó separar las cuestiones de gobierno, de los temas electorales, para evitar la manipulación desde el poder. Dejar atrás la época de los caudillos, de los dictadores, de la influencia militar en el poder, reflejada en los mandatos de Calles, Obregón y hasta Cárdenas. En este contexto, surgieron los partidos políticos a mitad del siglo pasado, como instituciones representativas de los intereses ciudadanos por el poder y el gobierno.

Tenemos 120 millones de mexicanos, habitando el mismo espacio. Más de 60 millones en extrema pobreza y la estrategia para solucionarlo, no funciona. Nos pegó la pandemia acelerando e intensificando el daño. Que bueno que ocurrió a principio del gobierno, cuando hay posibilidad de aplicar soluciones y controles. Enderezar el rumbo y no esperar a que el daño sea mayor.

Cuando uno se equivoca, nada hay peor que justificarse aventando la responsabilidad sobre otros, buscar culpables, sin corregir el rumbo. Haciendo omisión de las alertas, ignorando que toda decisión, es tomada por quien lleva el mando. La primera y última responsabilidad es de quien decide, no de quien aconseja y toda acción tiene resultados.

Esperemos sean buenos.


Cada país, tiene el gobierno que se merece, es un dicho reconocido para explicar, que si nos va mal, es porque así lo buscamos.

Yo, no creo sea así. No queremos que nos vaya mal. No queremos enfermar, quedar sin empleo, ser asaltados, ver el cierre de nuestras empresas, quedar sin posibilidad de estudiar, perder la riqueza natural de nuestra Nación, quedar sin libertad de expresión. Deseamos una vida buena, en paz, con desarrollo, estabilidad familiar, amor.

Pero, necesitamos creer y escuchamos los mensajes de quienes pretenden convencernos, que, son la mejor opción. Nos dijeron que habría trabajo, y no lo hay. Que la gasolina bajaría, y no bajó. Que la inseguridad terminaría, pero ha empeorado.

No tenemos el gobierno que merecemos. Nuestro país es rico, los mexicanos –en mayoría- somos aguantadores, trabajadores, nobles.

Hemos resistido terremotos, pactos económicos, tratados comerciales, inflación, devaluación, asesinatos de estudiantes, represión de grupos sociales, empobrecimiento, malos líderes y ahora, políticas públicas equivocadas.

No es correcto, gobernar con las vísceras. No es un concurso de venganzas las que deben dictar el rumbo de México, sobre todo, cuando intereses facciosos dirigen las acciones, no la legalidad, ni la transparencia, ni la verdad, enrareciendo en consecuencia el clima de competencia social, laboral y política.

Históricamente, el Estado, intentó separar las cuestiones de gobierno, de los temas electorales, para evitar la manipulación desde el poder. Dejar atrás la época de los caudillos, de los dictadores, de la influencia militar en el poder, reflejada en los mandatos de Calles, Obregón y hasta Cárdenas. En este contexto, surgieron los partidos políticos a mitad del siglo pasado, como instituciones representativas de los intereses ciudadanos por el poder y el gobierno.

Tenemos 120 millones de mexicanos, habitando el mismo espacio. Más de 60 millones en extrema pobreza y la estrategia para solucionarlo, no funciona. Nos pegó la pandemia acelerando e intensificando el daño. Que bueno que ocurrió a principio del gobierno, cuando hay posibilidad de aplicar soluciones y controles. Enderezar el rumbo y no esperar a que el daño sea mayor.

Cuando uno se equivoca, nada hay peor que justificarse aventando la responsabilidad sobre otros, buscar culpables, sin corregir el rumbo. Haciendo omisión de las alertas, ignorando que toda decisión, es tomada por quien lleva el mando. La primera y última responsabilidad es de quien decide, no de quien aconseja y toda acción tiene resultados.

Esperemos sean buenos.