/ martes 12 de abril de 2022

Rescate Tierra | Incongruencia Humana 


En los mingitorios de una escuela encontré el letrero, “atínale al mingitorio y no salpiques”, con la acotación, “bájenlo de altura para no fallar”. Algo que muchas veces pensé, pero nunca subrayé, y es que en el mundo hay muchas instrucciones de difícil cumplimiento, construimos ciclovías, pero no hay estacionamientos de bicicletas ni lugares seguros para que no las roben. Queremos que los automovilistas respeten las señales y las mismas patrullas circulan en sentido contrario y se pasan los semáforos en alto. Nos enojamos por la corrupción y sus consecuencias, pero recalcamos la frase: No pido que me den, sino que me pongan donde hay. Justificamos el desvío de recursos argumentando que el político robo, pero salpicó. Mentimos porque hay mentiras piadosas. Adulteramos, porque, a quién el dan pan que llore. Si cae el metro, construimos sobre cenotes, destruimos reservas ambientales o incumplimos la ley, justificamos la ruptura de ley, porque para eso se hizo, para romperla.

Jesucristo llamó hipócritas a escribas y fariseos, porque enseñaban como mandamientos costumbres de hombres, que ni ellos mismos cumplían, les dijo.

Parece que al hombre le encanta ordenar leyes para incumplirlas. Hasta los mandamientos rompen, argumentando que quien les demuestra, que Dios los mando.

Jesús hablo de un nuevo mandamiento que estaba sobre los 10 anteriores. Un mandamiento que hacía cumplir las 10 ordenanzas escritas en el libro de Exodo capítulo 20, en la Biblia. Amarás a Dios por sobre todo, amarás a tu prójimo, no robaras, no matarás, no mentirás, no adulterarás. Y no hubo hombre en la Tierra, que los cumpliera, abusaban los sacerdotes de su iglesia, los políticos de sus gobernados, los dueños de negocios y dinero, empobrecieron a los ciudadanos.

Cuando se vieron confrontados por Jesús, en la dureza de su corazón, no quisieron cargar con la culpa de matar a un inocente, pero no querían que sobreviviera acusándolos, el debería morir para ellos ser limpios, sin cambiar, así que buscaron a Pilatos, para que cargara con la responsabilidad. El justo, moriría por los injustos y hasta soltaron a Barrabas, lo golpearon para que el pueblo lo inculpara, lo exhibieron el las calles y la gente se burlo de él, desgarraron su piel con un látigo, en su frente colocaron espinas burlándose.

Jesús, murió en la cruz y resucitó en la tumba. Con los pobres anduvo en vida y con los ricos en su muerte. No enseñó mandamientos humanos, sólo un mandamiento que hacía cumplir los otros 9, ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo. Si amas, no robarás, no mentirás, no romperás leyes, ni impondrás leyes humanas como divinas.

Vayan les dijo a sus discípulos, enseñen a otros lo que les he enseñado, sin religiones, sin mentiras, enséñenles que Dios es amor y que desea reinar en su corazón, perdonarlos amarlos, caminar con ellos.

Mando a sus discípulos y les dijo que los matarían por enseñar el amor, sufrirían lo que él sufrió, pero algunos creerían.

Hoy, vivimos en un mundo donde una mayoría se declaran cristianos, viviendo de manera no cristiana… Y él los amo y entregó su vida. Mostró con hechos y congruencia, su filosofía de vida, su forma de vivir. Cree en Dios, ama y perdona.


En los mingitorios de una escuela encontré el letrero, “atínale al mingitorio y no salpiques”, con la acotación, “bájenlo de altura para no fallar”. Algo que muchas veces pensé, pero nunca subrayé, y es que en el mundo hay muchas instrucciones de difícil cumplimiento, construimos ciclovías, pero no hay estacionamientos de bicicletas ni lugares seguros para que no las roben. Queremos que los automovilistas respeten las señales y las mismas patrullas circulan en sentido contrario y se pasan los semáforos en alto. Nos enojamos por la corrupción y sus consecuencias, pero recalcamos la frase: No pido que me den, sino que me pongan donde hay. Justificamos el desvío de recursos argumentando que el político robo, pero salpicó. Mentimos porque hay mentiras piadosas. Adulteramos, porque, a quién el dan pan que llore. Si cae el metro, construimos sobre cenotes, destruimos reservas ambientales o incumplimos la ley, justificamos la ruptura de ley, porque para eso se hizo, para romperla.

Jesucristo llamó hipócritas a escribas y fariseos, porque enseñaban como mandamientos costumbres de hombres, que ni ellos mismos cumplían, les dijo.

Parece que al hombre le encanta ordenar leyes para incumplirlas. Hasta los mandamientos rompen, argumentando que quien les demuestra, que Dios los mando.

Jesús hablo de un nuevo mandamiento que estaba sobre los 10 anteriores. Un mandamiento que hacía cumplir las 10 ordenanzas escritas en el libro de Exodo capítulo 20, en la Biblia. Amarás a Dios por sobre todo, amarás a tu prójimo, no robaras, no matarás, no mentirás, no adulterarás. Y no hubo hombre en la Tierra, que los cumpliera, abusaban los sacerdotes de su iglesia, los políticos de sus gobernados, los dueños de negocios y dinero, empobrecieron a los ciudadanos.

Cuando se vieron confrontados por Jesús, en la dureza de su corazón, no quisieron cargar con la culpa de matar a un inocente, pero no querían que sobreviviera acusándolos, el debería morir para ellos ser limpios, sin cambiar, así que buscaron a Pilatos, para que cargara con la responsabilidad. El justo, moriría por los injustos y hasta soltaron a Barrabas, lo golpearon para que el pueblo lo inculpara, lo exhibieron el las calles y la gente se burlo de él, desgarraron su piel con un látigo, en su frente colocaron espinas burlándose.

Jesús, murió en la cruz y resucitó en la tumba. Con los pobres anduvo en vida y con los ricos en su muerte. No enseñó mandamientos humanos, sólo un mandamiento que hacía cumplir los otros 9, ama a Dios y a tu prójimo como a ti mismo. Si amas, no robarás, no mentirás, no romperás leyes, ni impondrás leyes humanas como divinas.

Vayan les dijo a sus discípulos, enseñen a otros lo que les he enseñado, sin religiones, sin mentiras, enséñenles que Dios es amor y que desea reinar en su corazón, perdonarlos amarlos, caminar con ellos.

Mando a sus discípulos y les dijo que los matarían por enseñar el amor, sufrirían lo que él sufrió, pero algunos creerían.

Hoy, vivimos en un mundo donde una mayoría se declaran cristianos, viviendo de manera no cristiana… Y él los amo y entregó su vida. Mostró con hechos y congruencia, su filosofía de vida, su forma de vivir. Cree en Dios, ama y perdona.