/ martes 22 de marzo de 2022

Rescate Tierra | Memento Mori


Todos hemos de morir, todos vivimos. Al meditar en la muerte se sabe estar vivo. Al estar muerto no sabemos si pensamos, no sabemos nada.

La guerra contra Ucrania la escuchamos y vemos distante, parece que no nos tocará, es muerte para ellos, bombas, armas y muerte inmediata. Nos horroriza por su crueldad, pero el hombre es cruel.

México vive en guerra, tenemos un número de muertos, semejante al de un país en guerra. Asesinan periodistas y ambientalistas como si estuviéramos en guerra y las autoridades se sienten indignadas de ser descubiertas en su insensibilidad… Mueren periodistas, qué mueran, parecieran decir los encargados de dar seguridad a los ciudadanos y los reporteros somos ciudadanos.

Memento mori, muerte en todos lados. Balar morguris, todos los hombres mueren decían en “Juego de Tronos” y es cierto, pero no por saber que moriremos, debemos vivir mal y hacer la vida de cuadritos a otros. Nada como dar vida, ver un bebe saliendo al mundo, observarlo crecer, correr, soñar, sin miedo ni temor al final y sin embargo hacemos su vida más difícil, por las condiciones en que dejaremos el mundo.

Miles de especies animales desaparecidas, millones de hectáreas de árboles desmontadas condenando a muerte la tierra, los ríos, los cielos, al hombre.

Meditaba en el cambio climático y la muerte. ¿Pueden los hombres morir en un instante, sin previo aviso a consecuencia del calentamiento de la Tierra? La respuesta es sí. No se necesita un terremoto, ni una inundación, ni tornado, huracán o meteoro. Podemos morir, sin darnos cuenta y de nada valdrán los intentos para contener el calentamiento global, ni si los hombres migraron a energías limpias, y las empresas usan energía solar o los automóviles ya son híbridos o de hidrógeno. Morir puede ser en un instante, sin bombas nucleares, ni politizados protectores del ambiente, que nada hacen, sólo socializan lo que les da dinero, pero no transforman mente y corazón, porque eso es personal y no es su culpa.

Recordé hace un año, cuando escribí en esta columna que teníamos el deshonroso primer lugar, del sitio mas caliente del planeta. No fue el primer año que ocurría, México lo ha tenido por varios años y no es que lo quiera, aunque lo parezca, con el manejo energético del país, que pone su granito de arena, su 1 por ciento para que la Tierra se caliente.

En la columna escribí, que después de 50 grados centígrados a la intemperie, el cuerpo humano, nuestra maquinaria de carne, puede comenzar a fallar. Los órganos se sofocan, se deshidratan, la piel se seca, los sistemas fallan y el hombre muere.

Hasta ahora el incremento de temperatura sólo ha ocurrido en las naciones árabes y en México, en Sonora, lo cual no significa que por un capricho natural el incremento no fuera en un Estado, o en medio territorio nacional, o en Europa, donde las temperaturas han ido creciendo, y la mortandad fuera generalizada, sin huracanes, terremotos, granizadas o lluvias y entonces los hombres morirían.

Debemos detener el calentamiento de la Tierra, no es opcional. Tenemos que hacerlo para no exponer a nuestros hijos a un golpe de calor, consecuencia del desamor y la apatía, porqué no nos interesa lo ocurra con futuras generaciones.


Todos hemos de morir, todos vivimos. Al meditar en la muerte se sabe estar vivo. Al estar muerto no sabemos si pensamos, no sabemos nada.

La guerra contra Ucrania la escuchamos y vemos distante, parece que no nos tocará, es muerte para ellos, bombas, armas y muerte inmediata. Nos horroriza por su crueldad, pero el hombre es cruel.

México vive en guerra, tenemos un número de muertos, semejante al de un país en guerra. Asesinan periodistas y ambientalistas como si estuviéramos en guerra y las autoridades se sienten indignadas de ser descubiertas en su insensibilidad… Mueren periodistas, qué mueran, parecieran decir los encargados de dar seguridad a los ciudadanos y los reporteros somos ciudadanos.

Memento mori, muerte en todos lados. Balar morguris, todos los hombres mueren decían en “Juego de Tronos” y es cierto, pero no por saber que moriremos, debemos vivir mal y hacer la vida de cuadritos a otros. Nada como dar vida, ver un bebe saliendo al mundo, observarlo crecer, correr, soñar, sin miedo ni temor al final y sin embargo hacemos su vida más difícil, por las condiciones en que dejaremos el mundo.

Miles de especies animales desaparecidas, millones de hectáreas de árboles desmontadas condenando a muerte la tierra, los ríos, los cielos, al hombre.

Meditaba en el cambio climático y la muerte. ¿Pueden los hombres morir en un instante, sin previo aviso a consecuencia del calentamiento de la Tierra? La respuesta es sí. No se necesita un terremoto, ni una inundación, ni tornado, huracán o meteoro. Podemos morir, sin darnos cuenta y de nada valdrán los intentos para contener el calentamiento global, ni si los hombres migraron a energías limpias, y las empresas usan energía solar o los automóviles ya son híbridos o de hidrógeno. Morir puede ser en un instante, sin bombas nucleares, ni politizados protectores del ambiente, que nada hacen, sólo socializan lo que les da dinero, pero no transforman mente y corazón, porque eso es personal y no es su culpa.

Recordé hace un año, cuando escribí en esta columna que teníamos el deshonroso primer lugar, del sitio mas caliente del planeta. No fue el primer año que ocurría, México lo ha tenido por varios años y no es que lo quiera, aunque lo parezca, con el manejo energético del país, que pone su granito de arena, su 1 por ciento para que la Tierra se caliente.

En la columna escribí, que después de 50 grados centígrados a la intemperie, el cuerpo humano, nuestra maquinaria de carne, puede comenzar a fallar. Los órganos se sofocan, se deshidratan, la piel se seca, los sistemas fallan y el hombre muere.

Hasta ahora el incremento de temperatura sólo ha ocurrido en las naciones árabes y en México, en Sonora, lo cual no significa que por un capricho natural el incremento no fuera en un Estado, o en medio territorio nacional, o en Europa, donde las temperaturas han ido creciendo, y la mortandad fuera generalizada, sin huracanes, terremotos, granizadas o lluvias y entonces los hombres morirían.

Debemos detener el calentamiento de la Tierra, no es opcional. Tenemos que hacerlo para no exponer a nuestros hijos a un golpe de calor, consecuencia del desamor y la apatía, porqué no nos interesa lo ocurra con futuras generaciones.