/ martes 25 de enero de 2022

Rescate Tierra | No hablar, no pensar, no razonar 

Muchos de los filósofos e ideólogos del pasado como Aristóteles, Platón, Socrates, Gandy, Jesús, From, Bordieu, Putnam, Gidens, Flores Magón, hacían públicas sus ideas exponiéndolas a la crítica social y estas al mantenerse, cobraban validez o invalidez. A ellos no les daba, ni da miedo, ser criticados. Necesitan la crítica para afinarlas.


México a sido cuna de grandes políticos, pensadores, servidores públicos como Vasconcelos, Gómez Morin, Juárez, Morones Prieto, Pablo Gómez, Muñoz Ledo entre otros y, no pocos de ellos exponían sus ideas en medios escritos y electrónicos recibiendo aplausos, condenas y hasta persecución.

Por ello, nuestra Constitución Mexicana establece en sus artículos 6 y 7, la libertad de expresión, libertad de pensamiento, garantizando a todos los mexicanos el derecho a pensar y expresar sus ideas con la garantía de que nadie debería obstruir esa libertad.

Con tal base, trabajan los medios de comunicación, escritos, electrónicos y ahora las redes sociales, la libertad de pensamiento y expresión.

Sin embargo, ese derecho de tiempo en tiempo sufre atentados, intentan acotarlo, censurarlo, decir que es noticia, que no es, y hasta dirigirlo, casi, casi procuran dictar los escritos y dichos a periodistas y sociedad, siendo tal actitud propia de líderes, cuyas acciones no respaldan sus dichos.

Hace 50 años, el control de los medios era ejercido por el gobierno desde gobernación. En el 68 a pesar de la matanza de estudiantes solo un medio Excelsior, llegó a mencionarlo y una periodista extranjera Oriana Falaci, rompió el cerco.

En los últimos 3 sexenios, gobiernos federales y estatales han procurado controlar los dichos de reporteros y columnistas, pero la sociedad que los incluye ha defendido su derecho y las iniciativas no prosperaron, como la ley de Eruviel para proteger los derechos integrales de los periodistas, donde esbozaba la posibilidad de censurar opiniones. Con Peña, además de las más de 1300 agresiones contra periodistas, hubo intentos de persecución penal, para acotar las columnas. El actual gobierno, también tiene sus claro oscuros, promueve en los dichos la libertad, pero deja que sus colaboradores la intenten controlar.

A principio del siglo pasado se escribió la llamada Ley de Imprenta, cuestionada en su validez por haber sido publicada de manera irregular pero con un contenido que daba libertad a la prensa de los años de Carranza, Obregón. Una ley que hasta hace 10 años se mencionaba por la posibilidad de replicar a los periodistas en sus páginas y espacios, cuando se demostraba que no era fidedigno lo que publicaban.

La Ley para la Protección de Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, atiende uno de los ángulos del problema, la violencia contra periodistas, pero los intentos por controlar lo que piensan, escriben o dicen, persiste y la sociedad no solo contiene un pensamiento, son muchas ideas conviviendo en el sistema social, contrastándose entre ellas, negándose y validándose en el aquí y ahora, porque ocultarse no se puede.


Muchos de los filósofos e ideólogos del pasado como Aristóteles, Platón, Socrates, Gandy, Jesús, From, Bordieu, Putnam, Gidens, Flores Magón, hacían públicas sus ideas exponiéndolas a la crítica social y estas al mantenerse, cobraban validez o invalidez. A ellos no les daba, ni da miedo, ser criticados. Necesitan la crítica para afinarlas.


México a sido cuna de grandes políticos, pensadores, servidores públicos como Vasconcelos, Gómez Morin, Juárez, Morones Prieto, Pablo Gómez, Muñoz Ledo entre otros y, no pocos de ellos exponían sus ideas en medios escritos y electrónicos recibiendo aplausos, condenas y hasta persecución.

Por ello, nuestra Constitución Mexicana establece en sus artículos 6 y 7, la libertad de expresión, libertad de pensamiento, garantizando a todos los mexicanos el derecho a pensar y expresar sus ideas con la garantía de que nadie debería obstruir esa libertad.

Con tal base, trabajan los medios de comunicación, escritos, electrónicos y ahora las redes sociales, la libertad de pensamiento y expresión.

Sin embargo, ese derecho de tiempo en tiempo sufre atentados, intentan acotarlo, censurarlo, decir que es noticia, que no es, y hasta dirigirlo, casi, casi procuran dictar los escritos y dichos a periodistas y sociedad, siendo tal actitud propia de líderes, cuyas acciones no respaldan sus dichos.

Hace 50 años, el control de los medios era ejercido por el gobierno desde gobernación. En el 68 a pesar de la matanza de estudiantes solo un medio Excelsior, llegó a mencionarlo y una periodista extranjera Oriana Falaci, rompió el cerco.

En los últimos 3 sexenios, gobiernos federales y estatales han procurado controlar los dichos de reporteros y columnistas, pero la sociedad que los incluye ha defendido su derecho y las iniciativas no prosperaron, como la ley de Eruviel para proteger los derechos integrales de los periodistas, donde esbozaba la posibilidad de censurar opiniones. Con Peña, además de las más de 1300 agresiones contra periodistas, hubo intentos de persecución penal, para acotar las columnas. El actual gobierno, también tiene sus claro oscuros, promueve en los dichos la libertad, pero deja que sus colaboradores la intenten controlar.

A principio del siglo pasado se escribió la llamada Ley de Imprenta, cuestionada en su validez por haber sido publicada de manera irregular pero con un contenido que daba libertad a la prensa de los años de Carranza, Obregón. Una ley que hasta hace 10 años se mencionaba por la posibilidad de replicar a los periodistas en sus páginas y espacios, cuando se demostraba que no era fidedigno lo que publicaban.

La Ley para la Protección de Personas Defensoras de los Derechos Humanos y Periodistas, atiende uno de los ángulos del problema, la violencia contra periodistas, pero los intentos por controlar lo que piensan, escriben o dicen, persiste y la sociedad no solo contiene un pensamiento, son muchas ideas conviviendo en el sistema social, contrastándose entre ellas, negándose y validándose en el aquí y ahora, porque ocultarse no se puede.