/ martes 22 de octubre de 2019

Rescate Tierra / Un robo en Toluca


Eran las 9 de la noche, me acerqué al carro para regresar a casa. Al dar vuelta la esquina, en la calle de González y Pichardo a escasos 20 metros de Hidalgo, observé algo tirado del lado de la puerta del conductor. Al acercarme reconocí mi chamarra, llena de vidrios de la ventana del carro, tomé aire y observé dentro. El asiento volteado, se habían llevado la refacción, el gato, la herramienta, las preventivas. La luz de la alarma no funcionaba. Quité algunos vidrios y abrí la puerta, el asiento y piso llenos de cristales. Intenté encender el carro, ninguna luz prendió, abrí el cofre, cortaron el cable de la tierra de la batería y arrancaron el positivo y todas sus terminales. No había batería. Tomé el teléfono y llamé a unos amigos – Ivonne y Gilberto- les pedí prestada una pila y cables para arrancar el carro.

Regresé al volante, me senté y… Respiré profundamente, la impotencia que da no poder hacer nada. Ver perderse, tu esfuerzo y patrimonio en un instante. Un carro pasó veloz al lado, como si lo persiguieran. Sus ocupantes voltearon rápido hacia mí. Dieron vuelta en la esquina. Miré por el espejo, una patrulla giró en u sobre Hidalgo y se detuvo un momento, parecía observar, por un momento pensé se acercaría a ayudar o cuando menos preguntar si estaba bien. Dio la vuelta y continuó por Hidalgo.

10 minutos antes pasé frente a otra patrulla en la Alameda de Toluca, estaba aparcada con sus luces encendidas, en la instalación donde guardan las placas, muy cerca de donde dañaron mi vehículo. Una pregunta surgió ¿habrían escuchado la alarma del carro?

El daño estaba hecho, apenas 2 horas antes acudí a una cita para pedir apoyo e ir a la Cumbre Mundial de Medio Ambiente. Es como tener esperanza de que otros compartan la necesidad de cambiar la actitud y cuidar el planeta en que vivimos. Pero, ¿cómo cambiarlo? Si los seres humanos no somos capaces de fomentar el respeto por los bienes ajenos, porqué nos va a importar cuidar nuestro planeta.

Cambiar esa forma de actuar requiere de un proceso educativo, que forme el comportamiento de futuros ciudadanos y transforme el actuar de los ciudadanos adultos. Es sancionar a los delincuentes que tienen en jaque a la población e involucrar a la gente para que colabore en la protección y rescate de los espacios públicos, generando seguridad.

En Querétaro funcionó, le llamaron, “Cero tolerancia” una copia a la mexicana de la exitosa “Tolerancia cero” de Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York, quién recuperó la seguridad de su ciudad.

En Toluca, el proceso apenas comienza. No había suficientes patrullas, ni policías, ni entrenamiento, ni equipo. Ya hay nueva provisión.

Mis amigos llegaron, pasamos corriente y el carro arrancó. Hoy, el maravilloso Gol, compañero de aventuras y trabajo, reposa en la cochera, esperando su restauración… Igual que nuestra ciudad, Toluca.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

Twitter: @pedrogmez

Facebook: pedro.gomez.7509


Eran las 9 de la noche, me acerqué al carro para regresar a casa. Al dar vuelta la esquina, en la calle de González y Pichardo a escasos 20 metros de Hidalgo, observé algo tirado del lado de la puerta del conductor. Al acercarme reconocí mi chamarra, llena de vidrios de la ventana del carro, tomé aire y observé dentro. El asiento volteado, se habían llevado la refacción, el gato, la herramienta, las preventivas. La luz de la alarma no funcionaba. Quité algunos vidrios y abrí la puerta, el asiento y piso llenos de cristales. Intenté encender el carro, ninguna luz prendió, abrí el cofre, cortaron el cable de la tierra de la batería y arrancaron el positivo y todas sus terminales. No había batería. Tomé el teléfono y llamé a unos amigos – Ivonne y Gilberto- les pedí prestada una pila y cables para arrancar el carro.

Regresé al volante, me senté y… Respiré profundamente, la impotencia que da no poder hacer nada. Ver perderse, tu esfuerzo y patrimonio en un instante. Un carro pasó veloz al lado, como si lo persiguieran. Sus ocupantes voltearon rápido hacia mí. Dieron vuelta en la esquina. Miré por el espejo, una patrulla giró en u sobre Hidalgo y se detuvo un momento, parecía observar, por un momento pensé se acercaría a ayudar o cuando menos preguntar si estaba bien. Dio la vuelta y continuó por Hidalgo.

10 minutos antes pasé frente a otra patrulla en la Alameda de Toluca, estaba aparcada con sus luces encendidas, en la instalación donde guardan las placas, muy cerca de donde dañaron mi vehículo. Una pregunta surgió ¿habrían escuchado la alarma del carro?

El daño estaba hecho, apenas 2 horas antes acudí a una cita para pedir apoyo e ir a la Cumbre Mundial de Medio Ambiente. Es como tener esperanza de que otros compartan la necesidad de cambiar la actitud y cuidar el planeta en que vivimos. Pero, ¿cómo cambiarlo? Si los seres humanos no somos capaces de fomentar el respeto por los bienes ajenos, porqué nos va a importar cuidar nuestro planeta.

Cambiar esa forma de actuar requiere de un proceso educativo, que forme el comportamiento de futuros ciudadanos y transforme el actuar de los ciudadanos adultos. Es sancionar a los delincuentes que tienen en jaque a la población e involucrar a la gente para que colabore en la protección y rescate de los espacios públicos, generando seguridad.

En Querétaro funcionó, le llamaron, “Cero tolerancia” una copia a la mexicana de la exitosa “Tolerancia cero” de Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York, quién recuperó la seguridad de su ciudad.

En Toluca, el proceso apenas comienza. No había suficientes patrullas, ni policías, ni entrenamiento, ni equipo. Ya hay nueva provisión.

Mis amigos llegaron, pasamos corriente y el carro arrancó. Hoy, el maravilloso Gol, compañero de aventuras y trabajo, reposa en la cochera, esperando su restauración… Igual que nuestra ciudad, Toluca.

Licenciado en Comunicación egresado de la UAEM

Twitter: @pedrogmez

Facebook: pedro.gomez.7509