/ sábado 16 de enero de 2021

Resignificado de los DDHH | Protección a los Derechos Humanos, desafío 2021

Michel Bachelet ha reflexionado que el mundo se enfrenta a tres futuros posibles: 1) Podemos salir de esta crisis en un estado aún peor que cuando comenzó, y estar aún menos preparados para la próxima conmoción de nuestras sociedades; 2) Podemos luchar poderosamente para volver a la normalidad, pero la normalidad es lo que nos ha llevado a donde estamos hoy; 3) o podemos recuperarnos mejor.

Sin reparos debemos apostarle al escenario número 3: reconstruirnos mejor, y el primer paso para lograrlo es aprender de nuestra historia, reconocer que la luz y salida ante crisis, guerras y pandemias ha sido el respeto a la dignidad humana; tenemos que darle valor y preminencia a las personas. Este es el único horizonte esperanzador.

Ninguna sociedad verá un buen futuro cristalizado si no parte del pleno respeto a los derechos fundamentales, sobre todo aquellos que se encuentran fuertemente comprometidos: la vida, la protección de la salud, la seguridad, el empleo, la alimentación, la educación, la libertad de expresión, la paz y la no violencia.

La protección de estos y otros derechos y libertades es un verdadero desafío en este 2021, pero no imposible. Nuestros antepasados se han reconstruido tras guerras y nosotros podemos dejar atrás la pandemia. Pongamos en el centro de la acción pública y social la dignidad humana. Las decisiones sobre el ejercicio y protección de los derechos humanos no pueden ser más verticales; autoridades y sociedad tenemos que hacer equipo, tenemos que cooperar y sumar esfuerzos para llegar a soluciones y acuerdos comunes. Todos y todas debemos formar parte de la solución. Apostémosle al diálogo, a la cooperación y a la corresponsabilidad.

El semáforo epidemiológico en color rojo, es una alerta también en materia de derechos humanos, nos dice que no podemos retroceder más, no podemos dejar caer lo que como sociedad hemos construido y avanzado si hablamos de libertades y prerrogativas. En México se urdía una cultura de los derechos humanos, la sociedad civil se mostraba más participativa que nunca, las personas reclamaban el respeto y acceso a sus derechos, y ese aliento y esa acción social no deben dejar de respirar, tiene que recobrar fuerzas e impulso. Se requiere más que nunca.

Comprometámonos con los derechos humanos, ejerzamos nuestras prerrogativas y libertades con responsabilidad. Tenemos que ser solidarios con aquellas personas que enfrentan una o más vulnerabilidades, con quienes enfrentan discriminación o exclusión. Actuemos con seriedad, cautela y compromiso, como lo han señalado quienes se encuentran en la primera línea de batalla “no podemos no hacer nada”. Tenemos que esforzarnos hoy para vivir plenamente en un futuro cercano.

Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

Fb y Tw: @JorgeOlveraG


Michel Bachelet ha reflexionado que el mundo se enfrenta a tres futuros posibles: 1) Podemos salir de esta crisis en un estado aún peor que cuando comenzó, y estar aún menos preparados para la próxima conmoción de nuestras sociedades; 2) Podemos luchar poderosamente para volver a la normalidad, pero la normalidad es lo que nos ha llevado a donde estamos hoy; 3) o podemos recuperarnos mejor.

Sin reparos debemos apostarle al escenario número 3: reconstruirnos mejor, y el primer paso para lograrlo es aprender de nuestra historia, reconocer que la luz y salida ante crisis, guerras y pandemias ha sido el respeto a la dignidad humana; tenemos que darle valor y preminencia a las personas. Este es el único horizonte esperanzador.

Ninguna sociedad verá un buen futuro cristalizado si no parte del pleno respeto a los derechos fundamentales, sobre todo aquellos que se encuentran fuertemente comprometidos: la vida, la protección de la salud, la seguridad, el empleo, la alimentación, la educación, la libertad de expresión, la paz y la no violencia.

La protección de estos y otros derechos y libertades es un verdadero desafío en este 2021, pero no imposible. Nuestros antepasados se han reconstruido tras guerras y nosotros podemos dejar atrás la pandemia. Pongamos en el centro de la acción pública y social la dignidad humana. Las decisiones sobre el ejercicio y protección de los derechos humanos no pueden ser más verticales; autoridades y sociedad tenemos que hacer equipo, tenemos que cooperar y sumar esfuerzos para llegar a soluciones y acuerdos comunes. Todos y todas debemos formar parte de la solución. Apostémosle al diálogo, a la cooperación y a la corresponsabilidad.

El semáforo epidemiológico en color rojo, es una alerta también en materia de derechos humanos, nos dice que no podemos retroceder más, no podemos dejar caer lo que como sociedad hemos construido y avanzado si hablamos de libertades y prerrogativas. En México se urdía una cultura de los derechos humanos, la sociedad civil se mostraba más participativa que nunca, las personas reclamaban el respeto y acceso a sus derechos, y ese aliento y esa acción social no deben dejar de respirar, tiene que recobrar fuerzas e impulso. Se requiere más que nunca.

Comprometámonos con los derechos humanos, ejerzamos nuestras prerrogativas y libertades con responsabilidad. Tenemos que ser solidarios con aquellas personas que enfrentan una o más vulnerabilidades, con quienes enfrentan discriminación o exclusión. Actuemos con seriedad, cautela y compromiso, como lo han señalado quienes se encuentran en la primera línea de batalla “no podemos no hacer nada”. Tenemos que esforzarnos hoy para vivir plenamente en un futuro cercano.

Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México

Fb y Tw: @JorgeOlveraG


ÚLTIMASCOLUMNAS