/ miércoles 14 de septiembre de 2022

Vida Pública | Alfredo Del Mazo: Ganar sin derrotar

Con audacia no carente de prudencia, calculada y decididamente, Alfredo Del Mazo Maza inició su último año de gobierno con un breve y fundamental discurso.

Es importante precisar que, en comunicación política, el mensaje es mucho más que las palabras; es la consistencia entre los dichos y los hechos donde se encuentra el significado genuino de las cosas. Por eso, hablando del proceso electoral que conducirá a su sucesión en el Poder Ejecutivo del Estado, al decir que “el respeto a nuestras diferencias tiene que ser el punto de partida que nos lleve a un proceso con certidumbre, ordenado y transparente”, el gobernador estableció la primera de sus prioridades: no desea, y no será él quien propicie confrontaciones. Así lo ha hecho antes y no tiene por qué cambiar ahora: está dispuesto a competir, no a pelear.

Y propone el mecanismo: “El diálogo como ruta para construir un proceso con tolerancia, con inclusión y con apertura. Seamos responsables en nuestro actuar. Debemos impulsar la consolidación de nuestra democracia y fortalecer las instituciones que la garantizan”. Mantiene el tono conciliador, pero adelanta cuidadosamente dos prioridades: consolidar la democracia y proteger a la autoridad electoral.

Precisa y justifica: “Debemos respetar la voluntad de los mexiquenses y cuidar la estabilidad de nuestro estado. Es indispensable tener presente que el resultado debe ser la unidad de los mexiquenses y que nuestra identidad supera cualquier diferencia -nótese la elegante claridad para confesar que hay desacuerdos-. Y desliza otra de sus prioridades: “Tenemos que seguir construyendo acuerdos para seguir avanzando”.

Alfredo Del Mazo pide y ofrece unidad que surja de nuestra diversidad, a partir del diálogo: “Debemos cuidar lo que hemos logrado, un espacio de respeto entre las distintas fuerzas políticas, que se caracteriza por trabajar de manera responsable pensando en el progreso de nuestro estado. Es momento de seguir pensando en el bien de todas y todos los mexiquenses, es momento de seguir pensando en el Estado de México”. Y muy emotivamente remata: “Tenemos una cita con la historia y un compromiso con las nuevas generaciones.” Para él existe un interés superior a tutelar: el futuro.

Competir en un ambiente de estabilidad, proteger a la autoridad electoral, construir acuerdos para continuar avanzando, y garantizar el porvenir, son los requisitos que Alfredo Del Mazo Maza solicita y propone para el proceso electoral más importante de la historia mexiquense; da un paso adelante haciendo gala de talante democrático, con un discurso consistente con su modo de gobernar y hacer política. Ganar, para él, va más allá de obtener la mayoría de votos, significa hacerlo en condiciones de legalidad institucional, sin comprometer la vida civilizada; es ganar sin derrotar a nadie. Esa convicción profunda implica la decisión de defender la democracia y hacerla valer si es necesario.

Con audacia no carente de prudencia, calculada y decididamente, Alfredo Del Mazo Maza inició su último año de gobierno con un breve y fundamental discurso.

Es importante precisar que, en comunicación política, el mensaje es mucho más que las palabras; es la consistencia entre los dichos y los hechos donde se encuentra el significado genuino de las cosas. Por eso, hablando del proceso electoral que conducirá a su sucesión en el Poder Ejecutivo del Estado, al decir que “el respeto a nuestras diferencias tiene que ser el punto de partida que nos lleve a un proceso con certidumbre, ordenado y transparente”, el gobernador estableció la primera de sus prioridades: no desea, y no será él quien propicie confrontaciones. Así lo ha hecho antes y no tiene por qué cambiar ahora: está dispuesto a competir, no a pelear.

Y propone el mecanismo: “El diálogo como ruta para construir un proceso con tolerancia, con inclusión y con apertura. Seamos responsables en nuestro actuar. Debemos impulsar la consolidación de nuestra democracia y fortalecer las instituciones que la garantizan”. Mantiene el tono conciliador, pero adelanta cuidadosamente dos prioridades: consolidar la democracia y proteger a la autoridad electoral.

Precisa y justifica: “Debemos respetar la voluntad de los mexiquenses y cuidar la estabilidad de nuestro estado. Es indispensable tener presente que el resultado debe ser la unidad de los mexiquenses y que nuestra identidad supera cualquier diferencia -nótese la elegante claridad para confesar que hay desacuerdos-. Y desliza otra de sus prioridades: “Tenemos que seguir construyendo acuerdos para seguir avanzando”.

Alfredo Del Mazo pide y ofrece unidad que surja de nuestra diversidad, a partir del diálogo: “Debemos cuidar lo que hemos logrado, un espacio de respeto entre las distintas fuerzas políticas, que se caracteriza por trabajar de manera responsable pensando en el progreso de nuestro estado. Es momento de seguir pensando en el bien de todas y todos los mexiquenses, es momento de seguir pensando en el Estado de México”. Y muy emotivamente remata: “Tenemos una cita con la historia y un compromiso con las nuevas generaciones.” Para él existe un interés superior a tutelar: el futuro.

Competir en un ambiente de estabilidad, proteger a la autoridad electoral, construir acuerdos para continuar avanzando, y garantizar el porvenir, son los requisitos que Alfredo Del Mazo Maza solicita y propone para el proceso electoral más importante de la historia mexiquense; da un paso adelante haciendo gala de talante democrático, con un discurso consistente con su modo de gobernar y hacer política. Ganar, para él, va más allá de obtener la mayoría de votos, significa hacerlo en condiciones de legalidad institucional, sin comprometer la vida civilizada; es ganar sin derrotar a nadie. Esa convicción profunda implica la decisión de defender la democracia y hacerla valer si es necesario.