/ miércoles 30 de diciembre de 2020

Vida Pública | “Extirpemos el TUMOR de México”

“Extirpemos el TUMOR de México” dice el spot de MORENA que ya se escucha en la radio nacional, y con ello devela su narrativa, es decir, su modo de entender y explicar a los mexicanos la elección de 2021, e invitarlos a participar. Inteligente e ingeniosa, pero, sobre todo, oportuna, una vez más el gobierno federal y su partido ganan, dando el primer paso, al presentar a los electores el proceso electoral como una historia, en la que ellos, los ciudadanos con credencial para votar, son coprotagonistas, tienen una tarea que cumplir y, juntos, gobierno, partido, candidatos y simpatizantes, una misión que lograr. Otra vez mal, la oposición -ahora agrupada en una alianza- anda en Babia, ni remotamente parecen estar pensando en una estrategia integral de comunicación que, ignorando la propuesta narrativa morenista, y sin caer en la terca tentación de enfrentar a AMLO, ofrezca a los electores una razón para votar a favor de ellos.

Tratándose de elecciones políticas, hay que tener presente que, quien controla la historia, controla el resultado. Quien sea capaz de hacer valer su narrativa de la elección, ganará en las urnas. Así ha sido siempre, así sucederá el año entrante, aunque los políticos profesionales, parecieran ignorar esta regla, una de las pocas que existen en la ciencia política, pero infalible en la comunicación electoral. Nada más eso: una historia verosímil, incluyente, coherente y, de ser posible, simpática, se necesita para derrotar a MORENA (eso y una estrategia de activismo realizada con microscopio, en cada sección electoral, que ya hemos descrito en este espacio). Una narrativa es pues, más poderosa que una alianza, y eso, es lo único que la alianza PAN-PRI-PRD no ha mostrado. Urge la sinopsis del proceso electoral que ya empezó.

Salvo en el triunfo del PRI de 2015, cuando ganó la mayoría en la Cámara de Diputados, la experiencia demuestra que los partidos enlistados arriba, cometen, con notable disciplina, siempre, los mismos tres errores. No proponen narrativa alguna. “Juegan” en la narrativa de su adversario. Y ceden a la tentación de “pegarle a la cabeza”, de tratar de noquear a MORENA golpeando a AMLO. Al final del descalabro electoral, siempre se preguntan qué hicieron mal, o qué falló. Y sin responderse a sí mismos: TODO, refrendan el error en la siguiente elección.

Si cometen el primer error, lo que en otras palabras significa, si no son capaces de responder de qué se trata este proceso electoral, irremediablemente incurrirán en el segundo yerro: jugarán en el tablero ajeno; se esforzarán por explicar que no son un TUMOR, intentarán demostrar que MORENA y su gobierno son peores, buscarán exhibir a los peores ejemplares entre los contrincantes y así, literalmente atrapados en el guión de la historia escrita por el partido del presidente, no harán sino enredarse, haciendo ver a la sociedad que las cosas ocurren conforme a lo que el spot morenista ha dictado y, al hacerlo, darle credibilidad, legitimidad al resultado de las elecciones.

En la desesperación, como en 2018, los partidos hoy aliancistas podrían incurrir en su tercer error favorito: enfocar todas sus energías en denostar a AMLO, más ahora que sobran ejemplos y datos para demostrar un mal desempeño gubernamental sin darse cuenta que, al hacerlo, los partidos opositores no logran sino distanciarse de los electores, al menos, de 30 millones de ellos que encumbraron en la silla presidencial a su actual ocupante y que, precisamente por eso, odian, no les simpatiza que se los recuerden, es más, repudian que se los echen en cara, ya sea porque siguen pensando que el gobierno va bien, que tienen esperanza de que mejorará aunque empiecen a dudarlo o que estén francamente decepcionados. Cualquiera que sea su estado de ánimo suponer que asumirán que la regaron -para decirlo coloquialmente- y por arrepentimiento votarán diferente, significa no conocer la naturaleza humana. Entiéndanlo partidos políticos opositores: quienes votaron por AMLO, no aceptarán que erraron, no está en su condición humana, no va a ocurrir.

La que tenemos enfrente es otra “película” y por eso es indispensable otra historia que contar. Se necesita otra narrativa que recoja las preocupaciones de los electores. “Defendamos la democracia”, como algunos han deslizado, siendo correcta, es demasiado sofisticada para el gran público. Éste preferirá siempre algo más sencillo y deber ser más palpable, si lo que se busca es conectar con personas de todo espectro social, ideológico, económico, regional y cultural.

Ese es el reto y el primer paso para ganar, pergeñar una historia que contar, una estrategia integral de comunicación, la única y verdadera oportunidad para ganar.

@HuicocheaAlanis

“Extirpemos el TUMOR de México” dice el spot de MORENA que ya se escucha en la radio nacional, y con ello devela su narrativa, es decir, su modo de entender y explicar a los mexicanos la elección de 2021, e invitarlos a participar. Inteligente e ingeniosa, pero, sobre todo, oportuna, una vez más el gobierno federal y su partido ganan, dando el primer paso, al presentar a los electores el proceso electoral como una historia, en la que ellos, los ciudadanos con credencial para votar, son coprotagonistas, tienen una tarea que cumplir y, juntos, gobierno, partido, candidatos y simpatizantes, una misión que lograr. Otra vez mal, la oposición -ahora agrupada en una alianza- anda en Babia, ni remotamente parecen estar pensando en una estrategia integral de comunicación que, ignorando la propuesta narrativa morenista, y sin caer en la terca tentación de enfrentar a AMLO, ofrezca a los electores una razón para votar a favor de ellos.

Tratándose de elecciones políticas, hay que tener presente que, quien controla la historia, controla el resultado. Quien sea capaz de hacer valer su narrativa de la elección, ganará en las urnas. Así ha sido siempre, así sucederá el año entrante, aunque los políticos profesionales, parecieran ignorar esta regla, una de las pocas que existen en la ciencia política, pero infalible en la comunicación electoral. Nada más eso: una historia verosímil, incluyente, coherente y, de ser posible, simpática, se necesita para derrotar a MORENA (eso y una estrategia de activismo realizada con microscopio, en cada sección electoral, que ya hemos descrito en este espacio). Una narrativa es pues, más poderosa que una alianza, y eso, es lo único que la alianza PAN-PRI-PRD no ha mostrado. Urge la sinopsis del proceso electoral que ya empezó.

Salvo en el triunfo del PRI de 2015, cuando ganó la mayoría en la Cámara de Diputados, la experiencia demuestra que los partidos enlistados arriba, cometen, con notable disciplina, siempre, los mismos tres errores. No proponen narrativa alguna. “Juegan” en la narrativa de su adversario. Y ceden a la tentación de “pegarle a la cabeza”, de tratar de noquear a MORENA golpeando a AMLO. Al final del descalabro electoral, siempre se preguntan qué hicieron mal, o qué falló. Y sin responderse a sí mismos: TODO, refrendan el error en la siguiente elección.

Si cometen el primer error, lo que en otras palabras significa, si no son capaces de responder de qué se trata este proceso electoral, irremediablemente incurrirán en el segundo yerro: jugarán en el tablero ajeno; se esforzarán por explicar que no son un TUMOR, intentarán demostrar que MORENA y su gobierno son peores, buscarán exhibir a los peores ejemplares entre los contrincantes y así, literalmente atrapados en el guión de la historia escrita por el partido del presidente, no harán sino enredarse, haciendo ver a la sociedad que las cosas ocurren conforme a lo que el spot morenista ha dictado y, al hacerlo, darle credibilidad, legitimidad al resultado de las elecciones.

En la desesperación, como en 2018, los partidos hoy aliancistas podrían incurrir en su tercer error favorito: enfocar todas sus energías en denostar a AMLO, más ahora que sobran ejemplos y datos para demostrar un mal desempeño gubernamental sin darse cuenta que, al hacerlo, los partidos opositores no logran sino distanciarse de los electores, al menos, de 30 millones de ellos que encumbraron en la silla presidencial a su actual ocupante y que, precisamente por eso, odian, no les simpatiza que se los recuerden, es más, repudian que se los echen en cara, ya sea porque siguen pensando que el gobierno va bien, que tienen esperanza de que mejorará aunque empiecen a dudarlo o que estén francamente decepcionados. Cualquiera que sea su estado de ánimo suponer que asumirán que la regaron -para decirlo coloquialmente- y por arrepentimiento votarán diferente, significa no conocer la naturaleza humana. Entiéndanlo partidos políticos opositores: quienes votaron por AMLO, no aceptarán que erraron, no está en su condición humana, no va a ocurrir.

La que tenemos enfrente es otra “película” y por eso es indispensable otra historia que contar. Se necesita otra narrativa que recoja las preocupaciones de los electores. “Defendamos la democracia”, como algunos han deslizado, siendo correcta, es demasiado sofisticada para el gran público. Éste preferirá siempre algo más sencillo y deber ser más palpable, si lo que se busca es conectar con personas de todo espectro social, ideológico, económico, regional y cultural.

Ese es el reto y el primer paso para ganar, pergeñar una historia que contar, una estrategia integral de comunicación, la única y verdadera oportunidad para ganar.

@HuicocheaAlanis