Pasada la fiesta
De mis cuarenta y ocho años de vida, llevo la mitad trabajando en asuntos electorales; en 1994 desempeñé las labores de la figura que ahora se conoce popularmente CAE (ya creer que el término es popular tiene algo de presunción, pero me la voy a perdonar) en 1997 fui auxiliar de una oficina estatal del entonces IFE y de 1999 a la fecha he desempeñado diversos cargos con responsabilidad en autoridades electorales de orden federal y local.
Traigo esta historia a cuento porque aún tengo en el ánimo la agradable sensación de haber vivido el domingo pasado una jornada electoral histórica, histórica al menos para mí, histórica por los “nuncas” que pude experimentar; trataré de explicarme; por ejemplo, nunca me había tocado hacer fila para poder votar, el domingo cuando llegué a mi casilla me encontré con una fila de electores que calculé en cincuenta personas por delante de mí y cuando me retiré del lugar había formadas detrás de mi otras cincuenta, eso nunca me había pasado: el ambiente era bastante festivo, corrían niños entre la gente que de buena gana aguantaba el sol que casi nunca brilla cuando la jornada electoral es en julio.
Hubo otros “nunca”, jamás me había tocado ser testigo de que, apenas cumplido el plazo legal para la difusión de las encuestas de salida de una elección presidencial mexicana, los candidatos que no se vieron favorecidos con el voto de la mayoría salieran a declarar que aceptaban ese hecho, y reconocieran el triunfo de otro candidato, así, simple y llano, como de proceso electoral de los que he admirado y envidiado a otros países de este y otros continentes.
Nunca había tenido, tan clara como hoy, la convicción de que algo se está moviendo en nosotros, de que somos cada vez más conscientes del poder de nuestro voto y de la importancia de ejercerlo, nunca había estado más convencido de que estamos entendiendo que las soluciones a los grandes problemas que enfrentamos como sociedad no saldrán mágicamente de las urnas, pero que las soluciones sí tendrán que ver con nuestra participación.
Espero, con el ánimo aún movido, que la experiencia vivida en la pasada jornada electoral nos acompañe un largo rato, vendrán con el tiempo los análisis a conciencia y profundidad sobre las diversas elecciones que tuvieron lugar en el país, nunca tantas como ahora. Tendrán lugar los cómputos oficiales y los actos jurídicos a ellos asociados, seguramente habrá impugnaciones que habrán de ser resueltas, en fin, vendrán las actividades poselectorales conocidas, confío firmemente en que con ellas también vendrán oportunidades para, ejerciendo nuestra ciudadanía a plenitud, no sólo esperar que las y los electos ejerzan los cargos obtenidos, sino que ello se haga contando con nuestra firme y decidida exigencia democrática, lo espero con vehemencia y ya lo estoy disfrutando.
@CP_IEEM_MX