Al llegar el primer mes del año, ¿por tu mente llega el pensamiento de que han pasado varias semanas y aún no termina?. Estas ideas tienen una respuesta lógica; te contamos.
Luego de un fin de año de fiestas, reencuentros y días de descanso, volver a la rutina puede ser tedioso, por lo que las semanas de enero parecen pasar lento, además los pendientes laborales que se dejaron para enero se acumulan, trayendo más responsabilidades en el trabajo.
Esto se añade a que en el primer mes del año no hay puentes, por lo que el cansancio entre las tareas personales y laborales se acumula con el paso de los días.
Otro aspecto del porque se vuelve eterno, es que enero trae cinco semanas, normalmente un mes se divide en cuatro, entonces la espera del fin de semana, la paga quincenal o semanal, se alarga más, lo que el cambio a febrero parece que nunca llegará.
La ciencia explica que durante la festividades de Navidad y Año Nuevo se genera dopamina en nuestro cuerpo, una molécula que regula diversas funciones como la conducta motora, la emotividad y la afectividad, al terminar ese periodo, la domina que se había creado comienza a disminuir entrando en en estado de apatía, que puede generar el pensamiento de que el tiempo pasa lento.
Ahora que sabes porque enero pasa lento, trata de mantener el ánimo para que enero no se convierta en una "pesadilla" para tu vida.