La interacción entre los menores de edad será fundamental para construir el nuevo tejido social que ha reconfigurado la pandemia de Covid-19.
Ante esta situación, los juguetes tradicionales hechos de madera servirán como un instrumento cohesionador social para integrar a los niños en esta nueva normalidad.
Regresar a los días donde los trompos, baleros, yoyos o canicas eran el centro de reunión en calles, parques y escuelas cada vez son más cercanos, pues existe una vida lejos de los dispositivos electrónicos que la pandemia potencializó.
Ante este nuevo panorama, artesanos de madera del municipio de San Antonio La Isla ven un área de oportunidad para continuar con el legado que les ha sido heredado por sus antepasados: fabricar juguetes de madera.
Tal es el caso de los artesanos que conforman el grupo de la Plaza de la Artesanía, en dicho municipio, quienes desde hace más de nueve años decidieron unirse para fomentar y preservar la artesanía de madera y competir contra un mercado globalizado de tecnología.
“Hicimos un grupo más grande para competir contra los acaparadores del mercado y seguir con la tradición que nos enseñaron los antepasados”, comentó Pedro René Gómez, líder de este gremio artesanal.
Para mejorar su producción y reconocerse entre ellos, decidieron conformar este grupo, convirtiéndose en referente para la entidad mexiquense.
“Antes, los antepasados se dedicaban a la pesca, aquí en una laguna, pero desde hace cuatro generaciones los antepasados fueron obligados a cambiar de ramo y ya los abuelitos comenzaron a trabajar en la madera”, relató Pedro.
Aseguran que los juguetes tradicionales también traen un gran beneficio para los menores: la activación motriz.
“En cuestión motriz ese es el detalle, las enfermedades como la obesidad nos han pegado mucho como sociedad, entonces los juegos nos ponen en movimiento, es lo que debemos de estar inculcando, que nos compren, es un bien”, enfatizó el artesano entrevistado.
También puedes leer | (Galería) Pandemia de Covid-19 no frena producción de piñatas en Acolman
Covid-19: reto
Durante los primeros meses en los que la Covid-19 obligó a cerrar a decenas de comercios no esenciales, los artesanos de San Antonio La Isla dejaron de producir y vender sus productos en más de un 80%.
“Nos bajó la venta y tuvimos que recurrir a pedir préstamos para no desaparecer”, explicó Pablo.
Por lo que tuvieron que generar una serie de adecuaciones para subsistir y no desaparecer.
Una de ellas fue el ajustar los costos de su producción, dejando la misma calidad en sus productos a menor precio, con el único objetivo de que se siguieran vendiendo y no desaparecieran los gustos por los juguetes de madera.
Ya que la pandemia potencializó el uso de dispositivos electrónicos en niños, por lo que vender juguetes artesanales cada vez se fue complicando más.
“(La pandemia) nos ha pegado en eso, estamos luchando contra los dispositivos electrónicos en cuestión de la tecnología, pues a los niños ya no les llamamos mucho la atención con nuestros juguetes de madera”, lamentó el artesano mexiquense.
Sin embargo, a casi 24 meses de que inició la pandemia en México, los artesanos confían en que los padres de familia aún inculquen el gusto por los juegos de madera, esperando crear momentos familiares y de amigos que preserven esta tradición.
Generando, a su vez, espacios de integración social lejos de los dispositivos móviles.
