El alto costo del pasaje mexiquense no se ve reflejado en el servicio que prestan, incluso, representa en varios casos un riesgo para la seguridad de millones de usuarios quienes no tienen otra alternativa de movilidad.
Vidrios rotos, asientos en mal estado, pisos con agujeros y láminas sueltas persisten en la mayoría de las unidades que circulan por el valle de México.
“Yo viajo diariamente del municipio de Zumpango al Metro Toreo y las combis o camiones de esas rutas siempre están sucias tienen los vidrios rotos, las puertas en mal estado y los asientos ni se diga todos se mueven”, señaló María Fernanda quien paga hasta 30 pesos por llegar a su destino.
Cabe recordar que el 2020 la Secretaría de Movilidad del Estado de México anunció una ampliación del plazo para la renovación de las unidades del transporte vehicular en el Estado de México por dos años.
De acuerdo con la dependencia se beneficiaría a más de 30 mil unidades de transporte público concesionado para que siguieran operando.
Hasta esa fecha había mil vehículos que no cumplían con algún trámite o que ya se les había vencido su vida útil de 10 años y debían renovarse; 30 mil seguirían trabajando uno o dos años más ya que contaban con características técnicas para hacerlo.
Hace dos años 15 mil unidades tenían que ser renovadas porque no contaban con las condiciones para seguir operando y se desconoce si hubo sustitución del parque vehicular.
Respecto a esta situación, Miguel, un chofer de una de las rutas que llegan al municipio de Naucalpan, afirmó que el impacto económico del Covid-19 para los transportistas fue severo por el bajo número de usuarios; por lo cual la renovación de las unidades se frenó.
“Hoy los transportistas trabajamos con un aforo de entre 60 y 70% y la condonación y descuentos en impuestos y trámites son una oportunidad para la regularización de unidades”, concluyó.