/ miércoles 25 de mayo de 2022

Con las niñas no

La educación es espejo y horizonte. Una niña que recibe educación y cuidados, conoce su valor, el poder de su voz y tiene las herramientas para defender sus derechos y construir las oportunidades que merece, para entender que ser esposa y madre no es el único destino posible y que su cuerpo no es un bien de intercambio.

En América Latina y el Caribe, una de cada cuatro niñas contraen matrimonio antes de los 18 años y somos la segunda región del mundo (solo después de África) con estas cifras escalofriantes.

Cerrar los ojos a esa realidad es no entender que el matrimonio infantil no es un “asunto cultural” ni exclusivo de comunidades indígenas. Es una violación a los derechos de las niñas y las adolescentes, que afecta el libre desarrollo de su personalidad y trunca su desarrollo.

En la Cámara de Diputados logramos aprobar reformas legales para que, además de la edad mínima para contraer matrimonio (18 años), las autoridades federales, de las entidades federativas, municipales y de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, adopten “medidas integrales para la protección de niñas, niños y adolescentes contra las prácticas nocivas de cesión a título oneroso o gratuito con fines de unión formal e informal o consuetudinaria.

Asimismo, modificamos el Código Penal Federal para incorporar un capítulo a la legislación denominado -Cohabitación forzada de personas menores de dieciocho años de edad o de personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que no tienen capacidad para resistirlo.

Así, “se comete el delito de cohabitación forzada de personas menores de dieciocho años de edad o de personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que no tienen capacidad para resistirlo, quien obligue, coaccione, induzca, solicite, gestione u oferte a una o varias de estas personas a unirse informal o consuetudinariamente, con o sin su consentimiento, con alguien de su misma condición o con persona mayor de dieciocho años de edad, con el fin de convivir en forma constante y equiparable a la de un matrimonio.”

Dos reformas importantes que, sin embargo, no resolverán por sí mismas un problema estructural que debe atender el Estado mexicano: la pobreza, la falta de acceso a servicios de educación y salud, así como la desigualdad y la violencia hacia las mujeres.

¿De qué sirven leyes más precisas, si todos estos factores rodean la vida cotidiana de millones de niñas en México? ¿Cuándo su presente será una prioridad no solo política, sino financiera?

Es inadmisible tolerar que para muchas menores la forma de “salir” de la pobreza sea unirse a un hombre mayor, cuando sabemos que la madurez sexual no implica autodeterminación.

Basta de niñas desaparecidas, asesinadas o entregadas como si fueran un objeto, a un hombre mayor. Urge recuperar programas como las Escuelas de Tiempo Completo y los únicos que tienen mayoría para restituir el presupuesto que ellos mismos quitaron, son Morena y su gobierno.

Más voluntad y menos foros dilatorios como los que a cuatro años y meses de haber llegado al poder, quieren hacer para “revisar el programa de Escuelas de Tiempo Completo”. El futuro de las mexicanas se construye invirtiendo en los derechos de las niñas hoy.

*Diputada federal mexiquense por el Distrito 27.

@AnaLiliaHerrera.

La educación es espejo y horizonte. Una niña que recibe educación y cuidados, conoce su valor, el poder de su voz y tiene las herramientas para defender sus derechos y construir las oportunidades que merece, para entender que ser esposa y madre no es el único destino posible y que su cuerpo no es un bien de intercambio.

En América Latina y el Caribe, una de cada cuatro niñas contraen matrimonio antes de los 18 años y somos la segunda región del mundo (solo después de África) con estas cifras escalofriantes.

Cerrar los ojos a esa realidad es no entender que el matrimonio infantil no es un “asunto cultural” ni exclusivo de comunidades indígenas. Es una violación a los derechos de las niñas y las adolescentes, que afecta el libre desarrollo de su personalidad y trunca su desarrollo.

En la Cámara de Diputados logramos aprobar reformas legales para que, además de la edad mínima para contraer matrimonio (18 años), las autoridades federales, de las entidades federativas, municipales y de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, adopten “medidas integrales para la protección de niñas, niños y adolescentes contra las prácticas nocivas de cesión a título oneroso o gratuito con fines de unión formal e informal o consuetudinaria.

Asimismo, modificamos el Código Penal Federal para incorporar un capítulo a la legislación denominado -Cohabitación forzada de personas menores de dieciocho años de edad o de personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que no tienen capacidad para resistirlo.

Así, “se comete el delito de cohabitación forzada de personas menores de dieciocho años de edad o de personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que no tienen capacidad para resistirlo, quien obligue, coaccione, induzca, solicite, gestione u oferte a una o varias de estas personas a unirse informal o consuetudinariamente, con o sin su consentimiento, con alguien de su misma condición o con persona mayor de dieciocho años de edad, con el fin de convivir en forma constante y equiparable a la de un matrimonio.”

Dos reformas importantes que, sin embargo, no resolverán por sí mismas un problema estructural que debe atender el Estado mexicano: la pobreza, la falta de acceso a servicios de educación y salud, así como la desigualdad y la violencia hacia las mujeres.

¿De qué sirven leyes más precisas, si todos estos factores rodean la vida cotidiana de millones de niñas en México? ¿Cuándo su presente será una prioridad no solo política, sino financiera?

Es inadmisible tolerar que para muchas menores la forma de “salir” de la pobreza sea unirse a un hombre mayor, cuando sabemos que la madurez sexual no implica autodeterminación.

Basta de niñas desaparecidas, asesinadas o entregadas como si fueran un objeto, a un hombre mayor. Urge recuperar programas como las Escuelas de Tiempo Completo y los únicos que tienen mayoría para restituir el presupuesto que ellos mismos quitaron, son Morena y su gobierno.

Más voluntad y menos foros dilatorios como los que a cuatro años y meses de haber llegado al poder, quieren hacer para “revisar el programa de Escuelas de Tiempo Completo”. El futuro de las mexicanas se construye invirtiendo en los derechos de las niñas hoy.

*Diputada federal mexiquense por el Distrito 27.

@AnaLiliaHerrera.

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