/ martes 22 de marzo de 2022

El miedo de los violentadores

Si la violencia es el miedo a los ideales de los demás, como afirmaba Mahatma Gandhi, las mujeres debemos redoblar esfuerzos en la lucha por ejercer todos nuestros derechos, empezando por los políticos, pues solo en la toma de decisiones podremos implementar programas y acciones que beneficien a millones de mujeres que no pueden alzar la voz.

Por eso es una buena noticia la publicación por parte del Instituto Nacional Electoral (INE) del Protocolo para Mujeres Víctimas de Violencia Política, el cual prevé la actuación inmediata en situaciones de riesgo, e incluye medidas como la prohibición de acercarse o comunicarse con la presunta víctima y realizar conductas de intimidación o molestia; la vigilancia en el domicilio y protección policial de la presunta víctima, así como aquellas acciones que se estimen necesarias para salvaguardar la integridad, la seguridad y la vida de las personas en situación de violencia.

Los datos registrados en este mismo documento, revelan que durante el pasado proceso electoral de 2021, la consultora Etellekt registró que 343 mujeres dedicadas a la política fueron víctimas de distintos delitos o agresiones en su contra, de las cuales 15 fueron víctimas de homicidio doloso y siete ya eran aspirantes o candidatas cuando fueron privadas de la vida.

De acuerdo con un reporte del Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, “entre 2013 y 2016 se abrieron 416 expedientes por violencia política en razón de género; para el proceso electoral de 2018, se presentaron 106 casos de violencia política en razón de género, de los cuales 10 fueron sobre hechos que lesionaban derechos políticos y electorales de las mujeres indígenas y, por desgracia, hubo 16 feminicidios de candidatas”.

En cuanto a los espacios digitales, precisa datos de la investigación “Violencia política a través de las tecnologías contra las mujeres en México”, elaborada por la asociación civil Luchadoras, que “durante el proceso electoral de 2018, identificó 85 agresiones de violencia digital, dirigidas hacia 62 candidatas, en 24 estados del país; mismas que consistieron, por orden de ocurrencia en: amenazas, desprestigio, suplantación o robo de identidad, difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, acoso, extorsión, difusión de información personal sin consentimiento, monitoreo y acecho”.

Para este 2022, aún no empiezan las campañas, pero las agresiones ya hicieron su aparición. En días pasados, en Hidalgo, apareció un panfleto con la imagen del precandidato Julio Menchaca, del partido Morena, con la frase “Para que ninguna mujer nos diga qué hacer”.

La violencia en México empieza con palabras y ya sabemos cómo termina. Es inadmisible en cualquiera de sus formas y por ello esta propaganda abiertamente misógina, fue denunciada por varias mujeres hidalguenses, quienes alertaron sobre el hecho de que, antes que desmentirla o deslindarse, los morenistas acusaron a una mujer como responsable de publicar semejante documento.

Se trata de un claro ejemplo de violencia política que describe a quien la ejerce y desnuda su falta de argumentos para competir contra la experiencia, capacidad y resultados de las mujeres. Hoy, a diferencia de otras épocas, no permaneceremos calladas y exigiremos que se cumpla la ley para salvaguardar nuestros derechos, que son los de todas.

*Diputada Federal reelecta por el Distrito 27 del EdoMéx.

@AnaLiliaHerrera.


Si la violencia es el miedo a los ideales de los demás, como afirmaba Mahatma Gandhi, las mujeres debemos redoblar esfuerzos en la lucha por ejercer todos nuestros derechos, empezando por los políticos, pues solo en la toma de decisiones podremos implementar programas y acciones que beneficien a millones de mujeres que no pueden alzar la voz.

Por eso es una buena noticia la publicación por parte del Instituto Nacional Electoral (INE) del Protocolo para Mujeres Víctimas de Violencia Política, el cual prevé la actuación inmediata en situaciones de riesgo, e incluye medidas como la prohibición de acercarse o comunicarse con la presunta víctima y realizar conductas de intimidación o molestia; la vigilancia en el domicilio y protección policial de la presunta víctima, así como aquellas acciones que se estimen necesarias para salvaguardar la integridad, la seguridad y la vida de las personas en situación de violencia.

Los datos registrados en este mismo documento, revelan que durante el pasado proceso electoral de 2021, la consultora Etellekt registró que 343 mujeres dedicadas a la política fueron víctimas de distintos delitos o agresiones en su contra, de las cuales 15 fueron víctimas de homicidio doloso y siete ya eran aspirantes o candidatas cuando fueron privadas de la vida.

De acuerdo con un reporte del Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género de la Cámara de Diputados, “entre 2013 y 2016 se abrieron 416 expedientes por violencia política en razón de género; para el proceso electoral de 2018, se presentaron 106 casos de violencia política en razón de género, de los cuales 10 fueron sobre hechos que lesionaban derechos políticos y electorales de las mujeres indígenas y, por desgracia, hubo 16 feminicidios de candidatas”.

En cuanto a los espacios digitales, precisa datos de la investigación “Violencia política a través de las tecnologías contra las mujeres en México”, elaborada por la asociación civil Luchadoras, que “durante el proceso electoral de 2018, identificó 85 agresiones de violencia digital, dirigidas hacia 62 candidatas, en 24 estados del país; mismas que consistieron, por orden de ocurrencia en: amenazas, desprestigio, suplantación o robo de identidad, difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, acoso, extorsión, difusión de información personal sin consentimiento, monitoreo y acecho”.

Para este 2022, aún no empiezan las campañas, pero las agresiones ya hicieron su aparición. En días pasados, en Hidalgo, apareció un panfleto con la imagen del precandidato Julio Menchaca, del partido Morena, con la frase “Para que ninguna mujer nos diga qué hacer”.

La violencia en México empieza con palabras y ya sabemos cómo termina. Es inadmisible en cualquiera de sus formas y por ello esta propaganda abiertamente misógina, fue denunciada por varias mujeres hidalguenses, quienes alertaron sobre el hecho de que, antes que desmentirla o deslindarse, los morenistas acusaron a una mujer como responsable de publicar semejante documento.

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