/ viernes 19 de junio de 2020

Con Valor Agregada | Competitividad, factor de cambio

Hablar de competitividad es un tema multifactorial, que involucra oportunidades para la inversión, tales como infraestructura, medio ambiente, mejora regulatoria y muchas otras variables de las cuales los gobiernos son mayoritariamente responsables y las empresas quienes las aprovechan o sufren las condiciones.

El Instituto Mexicano para la Competitividad, ha dado a conocer su reporte 2020 sobre competitividad en las entidades federativas, y los resultados para el Estado de México son muy relevantes por tratarse de la entidad con más población y número de empresas a nivel nacional.

De acuerdo al estudio referido, las entidades con los niveles más bajos en competitividad son Chiapas, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

Los rubros que más impactaron en este resultado son seguridad pública, oferta de educación pública y privada, extorsión, cobertura del sector salud, economía, así como incentivar la libre competencia.

Es importante que a partir de este ejercicio, tomemos como una oportunidad el hecho de lograr no solo enfrentar la grave crisis económica que tenemos ya a causa de la pandemia. Es necesario que en un trabajo conjunto de gobierno y empresarios el Estado de México diseñe un Plan Integral para recuperar la competitividad, siendo la entidad de las grandes cifras, debe encabezar de manera ejemplar esta medición que hace el IMCO de referencia empresarial nacional y extranjera, para toma de decisiones de inversión.

Se requieren con urgencia, políticas públicas para la conservación de empleos y empresas, así como establecer incentivos y ventajas comparativas con el resto del país e incluso otras naciones para que las inversiones lleguen al Estado de México, y su población en conjunto, se beneficie con la oferta de más y mejor empleo que genere bienestar, desarrollo y estabilidad.

Estamos a punto de llegar a la mitad de la administración estatal, pareciera un gran momento para que el ejecutivo tome decisiones al respecto con miras a tener una segunda parte de su Gobierno con el liderazgo que ha caracterizado a esta entidad, volviendo a posicionarse en el plano nacional, pero sobre todo, cubriendo las expectativas de ciudadanos, empresarios y mexiquenses en cuanto a tener una mejor calidad de vida.


Hablar de competitividad es un tema multifactorial, que involucra oportunidades para la inversión, tales como infraestructura, medio ambiente, mejora regulatoria y muchas otras variables de las cuales los gobiernos son mayoritariamente responsables y las empresas quienes las aprovechan o sufren las condiciones.

El Instituto Mexicano para la Competitividad, ha dado a conocer su reporte 2020 sobre competitividad en las entidades federativas, y los resultados para el Estado de México son muy relevantes por tratarse de la entidad con más población y número de empresas a nivel nacional.

De acuerdo al estudio referido, las entidades con los niveles más bajos en competitividad son Chiapas, Durango, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Michoacán, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

Los rubros que más impactaron en este resultado son seguridad pública, oferta de educación pública y privada, extorsión, cobertura del sector salud, economía, así como incentivar la libre competencia.

Es importante que a partir de este ejercicio, tomemos como una oportunidad el hecho de lograr no solo enfrentar la grave crisis económica que tenemos ya a causa de la pandemia. Es necesario que en un trabajo conjunto de gobierno y empresarios el Estado de México diseñe un Plan Integral para recuperar la competitividad, siendo la entidad de las grandes cifras, debe encabezar de manera ejemplar esta medición que hace el IMCO de referencia empresarial nacional y extranjera, para toma de decisiones de inversión.

Se requieren con urgencia, políticas públicas para la conservación de empleos y empresas, así como establecer incentivos y ventajas comparativas con el resto del país e incluso otras naciones para que las inversiones lleguen al Estado de México, y su población en conjunto, se beneficie con la oferta de más y mejor empleo que genere bienestar, desarrollo y estabilidad.

Estamos a punto de llegar a la mitad de la administración estatal, pareciera un gran momento para que el ejecutivo tome decisiones al respecto con miras a tener una segunda parte de su Gobierno con el liderazgo que ha caracterizado a esta entidad, volviendo a posicionarse en el plano nacional, pero sobre todo, cubriendo las expectativas de ciudadanos, empresarios y mexiquenses en cuanto a tener una mejor calidad de vida.