/ viernes 28 de julio de 2023

Imagogenia | X: Controversia


En el mundo del marketing y la imagen de marca, hay decisiones que
pueden generar impacto y controversia. Uno de los temas más recientes
que ha generado debate es el cambio de nombre y logotipo de Twitter,
una de las redes sociales más icónicas de nuestros tiempos, sobre todo
si estamos hablando de redes sociales que en nuestro país abren paso
al debate político y la libertad de expresión sin filtros. La noticia
ha tomado por sorpresa a usuarios y expertos por igual, y ha dejado en
claro que el nuevo liderazgo de Elon Musk está dispuesto a tomar
decisiones audaces que rayan en lo descabellado.

El cambio de nombre y logotipo puede tener varias ventajas para la
empresa ya que puede ser una oportunidad interesante para reinventarse
y refrescar su imagen, y es que, no debemos olvidar que sin importar
el tipo de sector al que nos dirigimos las marcas necesitan adaptarse
a los cambios en el mercado y las preferencias de los consumidores y,
en el caso de Twitter, este cambio podría ayudarle a mantenerse
relevante o a seguir en el ojo del huracán por todas las problemáticas
que han girado en torno a la marca.

Así, tal vez, el nuevo nombre podría reflejar la expansión de la
plataforma y su evolución más allá de ser simplemente una red social
de microblogging. Si la compañía tiene planes de diversificar sus
servicios y ofrecer una gama más amplia de funciones, el cambio de
imagen podría ser un paso lógico para reflejar esta nueva dirección de
la mano de Elon Musk.

Sin embargo, modificar el nombre para una marca con un posicionamiento
tan cimentado y que, además, tiene un reconocimiento mundial, como es
el caso de Twitter, puede tener una serie de desafíos que no serían
del todo ideales; primero, porque podría causar confusión entre los
usuarios y, segundo, porque este proceso de reconocimiento de marca
lleva tiempo y esfuerzo. Esto aunado a que el nuevo logotipo debe ser
cuidadosamente diseñado para que mantenga cierta continuidad o estilo
de marca con el logo anterior -tal y como lo vemos con los iconos de
Google empleados para identificar sus diferentes aplicaciones-, algo
que, hasta el momento no se logró con la X minimalista en colores
negro y blanco, que realmente no tiene ninguna relación con el
parajito azul celeste.

Si bien hasta el momento, no se saben de manera oficial los motivos
del cambio de nombre y logotipo, la marca en la aplicación de
teléfonos inteligentes no ha cambiado pero el favicon ya tiene la
nueva identidad gráfica. Lo cierto es que, la aceptación del cambio de
nombre e imagen de la marca dependerá en gran medida de cómo se
gestione la transición. Es decir, si la compañía comunica de manera
efectiva los motivos detrás del cambio y presenta la nueva identidad
de manera coherente, tal vez generaría interés y curiosidad entre los
usuarios, lo que podría ser positivo; sin embargo si la transición no
se maneja adecuadamente y los usuarios se sienten desconcertados o
alienados, podría haber un impacto negativo en la percepción de la
marca.

Al final esto, sumado a la creciente competencia del entorno digital
específicamente en el microblogging del que Twitter era el rey, con
Threads y la aparición de nuevas funciones en TikTok para llenar el
vacío dejado por la mala administración de imagen de Twitter, la
imagen de la app está quedando en una muy mala posición; ciertamente,
deberán esforzarse por ofrecer una experiencia diferenciada para
mantener su relevancia en el mundo de las redes sociales, así como
considerar que la gestión de este cambio será crucial para el futuro
de la compañía.


Doctoranda en Imagen Pública
Directora π en SCIO Group
Ex godín Gubernamental
Fisgona por naturaleza y delirante por la imagen
Facebook: Mar Nava Argüelles
Twitter: @Mar_Naa
Spotify: Imagogenia


En el mundo del marketing y la imagen de marca, hay decisiones que
pueden generar impacto y controversia. Uno de los temas más recientes
que ha generado debate es el cambio de nombre y logotipo de Twitter,
una de las redes sociales más icónicas de nuestros tiempos, sobre todo
si estamos hablando de redes sociales que en nuestro país abren paso
al debate político y la libertad de expresión sin filtros. La noticia
ha tomado por sorpresa a usuarios y expertos por igual, y ha dejado en
claro que el nuevo liderazgo de Elon Musk está dispuesto a tomar
decisiones audaces que rayan en lo descabellado.

El cambio de nombre y logotipo puede tener varias ventajas para la
empresa ya que puede ser una oportunidad interesante para reinventarse
y refrescar su imagen, y es que, no debemos olvidar que sin importar
el tipo de sector al que nos dirigimos las marcas necesitan adaptarse
a los cambios en el mercado y las preferencias de los consumidores y,
en el caso de Twitter, este cambio podría ayudarle a mantenerse
relevante o a seguir en el ojo del huracán por todas las problemáticas
que han girado en torno a la marca.

Así, tal vez, el nuevo nombre podría reflejar la expansión de la
plataforma y su evolución más allá de ser simplemente una red social
de microblogging. Si la compañía tiene planes de diversificar sus
servicios y ofrecer una gama más amplia de funciones, el cambio de
imagen podría ser un paso lógico para reflejar esta nueva dirección de
la mano de Elon Musk.

Sin embargo, modificar el nombre para una marca con un posicionamiento
tan cimentado y que, además, tiene un reconocimiento mundial, como es
el caso de Twitter, puede tener una serie de desafíos que no serían
del todo ideales; primero, porque podría causar confusión entre los
usuarios y, segundo, porque este proceso de reconocimiento de marca
lleva tiempo y esfuerzo. Esto aunado a que el nuevo logotipo debe ser
cuidadosamente diseñado para que mantenga cierta continuidad o estilo
de marca con el logo anterior -tal y como lo vemos con los iconos de
Google empleados para identificar sus diferentes aplicaciones-, algo
que, hasta el momento no se logró con la X minimalista en colores
negro y blanco, que realmente no tiene ninguna relación con el
parajito azul celeste.

Si bien hasta el momento, no se saben de manera oficial los motivos
del cambio de nombre y logotipo, la marca en la aplicación de
teléfonos inteligentes no ha cambiado pero el favicon ya tiene la
nueva identidad gráfica. Lo cierto es que, la aceptación del cambio de
nombre e imagen de la marca dependerá en gran medida de cómo se
gestione la transición. Es decir, si la compañía comunica de manera
efectiva los motivos detrás del cambio y presenta la nueva identidad
de manera coherente, tal vez generaría interés y curiosidad entre los
usuarios, lo que podría ser positivo; sin embargo si la transición no
se maneja adecuadamente y los usuarios se sienten desconcertados o
alienados, podría haber un impacto negativo en la percepción de la
marca.

Al final esto, sumado a la creciente competencia del entorno digital
específicamente en el microblogging del que Twitter era el rey, con
Threads y la aparición de nuevas funciones en TikTok para llenar el
vacío dejado por la mala administración de imagen de Twitter, la
imagen de la app está quedando en una muy mala posición; ciertamente,
deberán esforzarse por ofrecer una experiencia diferenciada para
mantener su relevancia en el mundo de las redes sociales, así como
considerar que la gestión de este cambio será crucial para el futuro
de la compañía.


Doctoranda en Imagen Pública
Directora π en SCIO Group
Ex godín Gubernamental
Fisgona por naturaleza y delirante por la imagen
Facebook: Mar Nava Argüelles
Twitter: @Mar_Naa
Spotify: Imagogenia