Mientras en México no exista conciencia política, hábitos políticos y doctrina política las calenturas políticas no nos llevaran a ninguna parte.
Manuel Gómez Morín
El Partido Acción Nacional fue fundado durante su asamblea constitutiva que inició el 14 y concluyó el 17 de septiembre de 1939 teniendo como sede el Frontón México que se encuentra en la Plaza de la República frente al Monumento a la Revolución ahí cientos de delegados de todos los rincones del país se dieron cita para cumplir con un deber ciudadano imperante.
Formar una asociación de ciudadanos libres, responsables, bien formados que vinieran a dar lo mejor de sí mismo para lograr el ideal de nación libre, patria prospera, país para todos, era el objetivo central de ese encuentro. Así quedó plasmado en el lema que nos acompaña hasta nuestros días: “Por una Patria Ordenada y Generosa y Una Vida Más Digna Para Todos”.
Ahí están muy claros, precisos, objetivos los elementos sustanciales que movían a esos mexicanos de inicios del siglo pasado, “La Generación Eje” como les llamó Manuel Gómez Morín para pretender el ideal humanista de buenos gobiernos, autoridades preparadas, instituciones sólidas, ciudadanos participativos.
Es decir, la aplicación de los principios elementales para una sana convivencia comunitaria y para que la autoridad cumpliera sirviendo a todas las personas por igual tanto a las que votaron por ellos como los que no lo hicieron. Principios que fueron la base de este instituto político: Bien Común -que además es uno de los fines de le estado-, Solidaridad como ayuda entre iguales, Subsidiariedad que los entes superiores ayuden a los inferiores para que estos a su vez crezcan se valgan por sí mismos, para sí mismos y después ayuden a otros a crecer.
Y el más importante de todos el respeto a la eminente dignidad de la persona humana, que además constituye la base solidad de lo que hoy reconocemos en el mundo como los Derechos Humanos Fundamentales. Así al cabo de más de ocho décadas hemos visto como el PAN ha sido parte sustancial de la historia de México, no se puede comprender a la nación sin la acción firme y decidida de nuestro instituto.
Ochenta y un años se dicen pocos, pero en ellos hemos transitado desde la creación de instituciones de la democracia, el reconocimiento del voto de la mujer, el desarrollo del municipio libre como célula base de nuestra organización política, la primera credencial de elector con fotografía, los primeros triunfos de la oposición, las primeras integraciones plurales del congreso, la alternancia en el gobierno, la transparencia y rendición de cuentas, hasta el actual momento la lucha por las libertades, la democracia y las instituciones del Estado mexicano frente a intentos de regresión e implantación de populismos autoritarios.
En medio de esta pandemia la celebración por este aniversario será más como una conmemoración de lo importante que es la vida democrática y la participación de nuestro instituto político en ella, de contribuir con los mejores hombres y mujeres que deberán construir las propuesta, acciones y soluciones a los más graves problemas del país.
Para la reflexión dejo dos fragmentos de mensajes de los dos principales fundadores de Acción Nacional, para los que ya los conocemos, espero os sirvan para recordar el origen y fines de nuestra lucha política, para quienes por primera vez los conocen, espero sirvan referente de lo que somos, hemos sido y seremos frente a la patria y como miembros de este partido, a pesar de las circunstancias y muchas realidades adversas.
Don Manuel Gómez Morín:
“Hagamos pues, en nuestro corazón, una decisión inicial: la de no apartarnos en un sólo punto del alto espíritu de trabajo común que a esta Asamblea nos ha traído; de entregar lealmente nuestras propias opiniones y recibir con generosa ponderación las que nos sean dadas; de recordar constantemente que aquí nadie viene a triunfar ni a obtener; que sólo un objetivo ha de guiarnos: el de acertar en la definición de lo que será mejor para México”
Don Efraín González Luna:
Un buen miembro de Acción Nacional, para definirlo en una sola fórmula, debe ser centro de irradiación activa de nuestra doctrina y de nuestras ideas. No es un mero espectador de asambleas, no es un mero receptor de doctrinas, no es un mero nombre anotado en un registro, ni siquiera sólo un cuotizante, ni siquiera un esporádico realizador de actividades políticas dentro de los cuadros de Acción Nacional. Es, repito, un sujeto de constante irradiación de ideas y de actividad”.
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