/ domingo 7 de junio de 2020

Panorama Político | La violencia no conviene a nadie

“La violencia es el último recurso del incompetente”: Isaac Asimov


Dice una máxima popular que: “la violencia engendra violencia”, esto es lo normal pues inclusive se trata de una ley de la física, concretamente la tercera Ley de Newton establece que “A toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección, pero en sentido opuesto” es decir que si aplicamos lo aquí establecido en el contexto de la violencia, al producirse esta, lo más probable es que tenga una reacción del violentado de la misma magnitud en sentido contrario, pero puede ser que sea más grande, si el que responde tiene mayor capacidad de violencia.

Sin duda, estamos generando un cruce entre una ley de la física que invariablemente siempre tendrá el mismo resultado, una reacción, siempre igual. En el caso de las personas esto puede cambiar ya que depende de quienes son los que sufren violencia, pues, aunque esta es generadora de daño, una persona puede optar por no responder la agresión, cortando el espiral de violencia.

Esto puede darse por decisión consiente, tal vez rendición o simplemente sea una parálisis por temor. Si embargo cuando la violencia es generada para agredir, desestabilizar, afectando la dinámica social, el orden público, el Estado de Derecho, con el fin de provocar una reacción que será a su vez respondida con mayor violencia, para generar un ambiente de violencia que escale, haciendo daño a las instituciones y las personas.

La gente esta enojada, tiene muchos motivos para protestar, exigiendo que las autoridades cumplan con su obligación de brindar seguridad a la población. En toda democracia es normal que muchas personas expresen su disentir con la autoridad, en muchos casos de manera fuerte, contundente, rebasando los márgenes de la ley, pues el enojo a veces busca salida, expresándose muchas veces de manera no acorde a la convivencia social.

Eso es normal, sucede con todos los grupos humanos, entonces la autoridad debe dar respuesta pronta a esas legitimas demandas.

El gran problema surge cuando la violencia está generada por intereses políticos, personales, de grupo, facción o camarilla, que aprovechando el caldo de cultivo producto del enojo ciudadano, revuelve el río para que obtenga una ganancia en la pesca. Busquen esos intereses desestabilizar a autoridades especificas, que les incomodan. Tal parece ser el caso de lo que esta sucediendo en el estado de Jalisco, donde el gobernador Alfaro ha denunciado injerencia de actores de fuera de la entidad que desde los sótanos del poder federal han iniciado un ataque directo contra su gobierno.

Lo que escribo no quiere decir que los graves hechos cometidos por la brutalidad policiaca no deban investigarse, por el contrario, tienen que esclarecerse, dando con los culpables y sancionarlos con todo el rigor legal. Pero también se debe investigar las injerencias extrañas, la desestabilización, la violencia provocada.

Con los graves daños que estamos viviendo por la pandemia de salud, flaco es el favor que hacen los violentos impulsados desde el poder, a los ciudadanos, que están centrando sus preocupaciones en lo dañado de su economía, y muchísimos más en buscar el alimento diario para sus familias.

La violencia no conviene en el país, quien la está generando, está rociando con gasolina el incendio, para desviar la atención de la deficiente gestión del gobierno federal ante la pandemia, la economía y la seguridad pública.

La violencia va a traer más problemas, pero no borrará los daños generados por las decisiones tardías, la ocultación de información y las decisiones erróneas del gobierno nacional, así que por el bien nacional exijamos que pare la violencia.

@JorgeInzunzaPAN

Facebook: Jorge Inzunza

“La violencia es el último recurso del incompetente”: Isaac Asimov


Dice una máxima popular que: “la violencia engendra violencia”, esto es lo normal pues inclusive se trata de una ley de la física, concretamente la tercera Ley de Newton establece que “A toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección, pero en sentido opuesto” es decir que si aplicamos lo aquí establecido en el contexto de la violencia, al producirse esta, lo más probable es que tenga una reacción del violentado de la misma magnitud en sentido contrario, pero puede ser que sea más grande, si el que responde tiene mayor capacidad de violencia.

Sin duda, estamos generando un cruce entre una ley de la física que invariablemente siempre tendrá el mismo resultado, una reacción, siempre igual. En el caso de las personas esto puede cambiar ya que depende de quienes son los que sufren violencia, pues, aunque esta es generadora de daño, una persona puede optar por no responder la agresión, cortando el espiral de violencia.

Esto puede darse por decisión consiente, tal vez rendición o simplemente sea una parálisis por temor. Si embargo cuando la violencia es generada para agredir, desestabilizar, afectando la dinámica social, el orden público, el Estado de Derecho, con el fin de provocar una reacción que será a su vez respondida con mayor violencia, para generar un ambiente de violencia que escale, haciendo daño a las instituciones y las personas.

La gente esta enojada, tiene muchos motivos para protestar, exigiendo que las autoridades cumplan con su obligación de brindar seguridad a la población. En toda democracia es normal que muchas personas expresen su disentir con la autoridad, en muchos casos de manera fuerte, contundente, rebasando los márgenes de la ley, pues el enojo a veces busca salida, expresándose muchas veces de manera no acorde a la convivencia social.

Eso es normal, sucede con todos los grupos humanos, entonces la autoridad debe dar respuesta pronta a esas legitimas demandas.

El gran problema surge cuando la violencia está generada por intereses políticos, personales, de grupo, facción o camarilla, que aprovechando el caldo de cultivo producto del enojo ciudadano, revuelve el río para que obtenga una ganancia en la pesca. Busquen esos intereses desestabilizar a autoridades especificas, que les incomodan. Tal parece ser el caso de lo que esta sucediendo en el estado de Jalisco, donde el gobernador Alfaro ha denunciado injerencia de actores de fuera de la entidad que desde los sótanos del poder federal han iniciado un ataque directo contra su gobierno.

Lo que escribo no quiere decir que los graves hechos cometidos por la brutalidad policiaca no deban investigarse, por el contrario, tienen que esclarecerse, dando con los culpables y sancionarlos con todo el rigor legal. Pero también se debe investigar las injerencias extrañas, la desestabilización, la violencia provocada.

Con los graves daños que estamos viviendo por la pandemia de salud, flaco es el favor que hacen los violentos impulsados desde el poder, a los ciudadanos, que están centrando sus preocupaciones en lo dañado de su economía, y muchísimos más en buscar el alimento diario para sus familias.

La violencia no conviene en el país, quien la está generando, está rociando con gasolina el incendio, para desviar la atención de la deficiente gestión del gobierno federal ante la pandemia, la economía y la seguridad pública.

La violencia va a traer más problemas, pero no borrará los daños generados por las decisiones tardías, la ocultación de información y las decisiones erróneas del gobierno nacional, así que por el bien nacional exijamos que pare la violencia.

@JorgeInzunzaPAN

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