/ martes 12 de septiembre de 2017

Rescate Tierra

Era la mañana de 11 de septiembre de 2001, cuando las noticias del incendio de las Torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, comenzaron a circular. La escena era increíble: dos aviones impactaron contra las torres con el objetivo de destruirlas y mandar un mensaje de temor, violencia, intolerancia y terror al mundo.

La capital comercial del mundo, en el país más poderoso del planeta, su icono arquitectónico fue agredido y destruido. No fueron intocables. Ningún ser humano, escapa a la muerte.

Años después, Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, mencionó el Memorial del 11/9 ubicado en donde estaban las Torres gemelas, resaltando que de seguir el calentamiento del planeta su ritmo, un día ese lugar sería inundado por las aguas. Los recientes eventos de huracanes que han afectado nuestra tierra, cumplieron tal vaticinio. El profeta Al Gore, acertó a sus dichos, y son verdaderos.

En días anteriores, recorrí México, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Teotihuacán, y la profecía me alcanzó. Vi caminos y avenidas inundados, bajo una lluvia que parecía no querer detenerse nunca. Caí en agujeros ocultos por el agua y observé la pared de muchas casas reblandecerse. El clima cambió, hoy lo resentimos todos. El cambio climático llegó para quedarse.

El planeta Tierra se defiende del hombre. El equilibrio ecológico que el ser humano no ha mantenido, cobra su precio desencadenando reacciones tendientes a restaurar el orden natural del planeta.

Derretimos los polos, haciendo caso omiso a las advertencias de que el nivel del agua subiría y que la corriente del Atlántico Norte, y las diferentes corrientes oceánicas, que mantienen el equilibrio de la temperatura del mar, la fuerza de los huracanes y desarrollo y ubicación de las especies marinas, al verse afectadas por el incremento de la temperatura, provocarían fenómenos meteorológicos de mayor intensidad y peligrosidad, afectando a todas las naciones del planeta.

Vivimos en Toluca, una ciudad a más de 2 mil metros de altura, con varios cientos de kilómetros de distancia, entre el mar y la capital choricera, sin embargo, la lluvia, los relámpagos, las inundaciones y la fuerza del viento resultado de los 14 huracanes que pronosticó la UNAM para septiembre y octubre de este año, nos golpean y sacuden nuestras costas.

Deberán pasar varias décadas de acciones sostenidas de reforestación, recarga de mantos freáticos, desaceleración del calentamiento, eliminación del uso de combustibles fósiles y substancias químicas dañinas para el ambiente, para que veamos resultados en la restauración de un equilibrio ecológico más amigable. Hoy tendremos que aprender a sobrevivir, en medio de las consecuencias de nuestros actos.

Consecuencias no sólo en el incremento de la temperatura. El cambio es resultado de la apatía del hombre, de su interés por enriquecerse sin importar si destruye a la Madre Tierra, agotamos los suelos, contaminamos y transformamos la semilla, regamos plásticos por el mundo, ensuciamos la tierra y el agua, utilizamos a los seres humanos como objetos de cambio, dinero versus vida. Los valores humanos han cambiado, no interesa el amor al prójimo, sólo el beneficio que podemos obtener. La pobreza y el hambre se multiplican en la tierra, agudizando los problemas del cambio climático. Los países más pobres, serán quienes sufran con dolor el proceso.

Requerimos una restauración integral, del amor al ser humano al prójimo, a mi hermano y como resultado de ello, cuidaremos nuestra casa, el hogar de todos, la Madre Tierra, que hoy se defiende de sus hijos, impenitentes.(

Era la mañana de 11 de septiembre de 2001, cuando las noticias del incendio de las Torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, comenzaron a circular. La escena era increíble: dos aviones impactaron contra las torres con el objetivo de destruirlas y mandar un mensaje de temor, violencia, intolerancia y terror al mundo.

La capital comercial del mundo, en el país más poderoso del planeta, su icono arquitectónico fue agredido y destruido. No fueron intocables. Ningún ser humano, escapa a la muerte.

Años después, Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, mencionó el Memorial del 11/9 ubicado en donde estaban las Torres gemelas, resaltando que de seguir el calentamiento del planeta su ritmo, un día ese lugar sería inundado por las aguas. Los recientes eventos de huracanes que han afectado nuestra tierra, cumplieron tal vaticinio. El profeta Al Gore, acertó a sus dichos, y son verdaderos.

En días anteriores, recorrí México, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Teotihuacán, y la profecía me alcanzó. Vi caminos y avenidas inundados, bajo una lluvia que parecía no querer detenerse nunca. Caí en agujeros ocultos por el agua y observé la pared de muchas casas reblandecerse. El clima cambió, hoy lo resentimos todos. El cambio climático llegó para quedarse.

El planeta Tierra se defiende del hombre. El equilibrio ecológico que el ser humano no ha mantenido, cobra su precio desencadenando reacciones tendientes a restaurar el orden natural del planeta.

Derretimos los polos, haciendo caso omiso a las advertencias de que el nivel del agua subiría y que la corriente del Atlántico Norte, y las diferentes corrientes oceánicas, que mantienen el equilibrio de la temperatura del mar, la fuerza de los huracanes y desarrollo y ubicación de las especies marinas, al verse afectadas por el incremento de la temperatura, provocarían fenómenos meteorológicos de mayor intensidad y peligrosidad, afectando a todas las naciones del planeta.

Vivimos en Toluca, una ciudad a más de 2 mil metros de altura, con varios cientos de kilómetros de distancia, entre el mar y la capital choricera, sin embargo, la lluvia, los relámpagos, las inundaciones y la fuerza del viento resultado de los 14 huracanes que pronosticó la UNAM para septiembre y octubre de este año, nos golpean y sacuden nuestras costas.

Deberán pasar varias décadas de acciones sostenidas de reforestación, recarga de mantos freáticos, desaceleración del calentamiento, eliminación del uso de combustibles fósiles y substancias químicas dañinas para el ambiente, para que veamos resultados en la restauración de un equilibrio ecológico más amigable. Hoy tendremos que aprender a sobrevivir, en medio de las consecuencias de nuestros actos.

Consecuencias no sólo en el incremento de la temperatura. El cambio es resultado de la apatía del hombre, de su interés por enriquecerse sin importar si destruye a la Madre Tierra, agotamos los suelos, contaminamos y transformamos la semilla, regamos plásticos por el mundo, ensuciamos la tierra y el agua, utilizamos a los seres humanos como objetos de cambio, dinero versus vida. Los valores humanos han cambiado, no interesa el amor al prójimo, sólo el beneficio que podemos obtener. La pobreza y el hambre se multiplican en la tierra, agudizando los problemas del cambio climático. Los países más pobres, serán quienes sufran con dolor el proceso.

Requerimos una restauración integral, del amor al ser humano al prójimo, a mi hermano y como resultado de ello, cuidaremos nuestra casa, el hogar de todos, la Madre Tierra, que hoy se defiende de sus hijos, impenitentes.(