/ martes 14 de noviembre de 2017

Rescate Tierra

Siete días lleva la COP23 allá en Alemania y los temas discutidos son el ajuste cuerdas para lograr las metas previstas en 2020, 2030, 2040 y hasta donde nos alcance el planeta. Me llama la atención la exhortación para acelerar las modificaciones en los sistemas de transporte a nivel mundial y reducir las emisiones de carbono a la atmósfera.

Las cosas van muy lentas y la meta para reducir el calentamiento a 1.5 grados centígrados, no se alcanzará.

En México, los corporativos del autotransporte, administradores de las concesiones para dar servicio urbano y empresas como Flecha Roja, ADO, AU, Chihuahuenses, Ómnibus de México y muchos otros, podrían comenzar a comprar parque vehicular híbrido, que reduzca sus gastos en combustible y arroje menos contaminantes a la atmósfera. También las armadoras de automóviles podrían bajar el precio de vehículos híbridos, actualmente son caros y ni los que tienen dinero los compran como debieran, aunque la verdad, están muy bonitos, a mí me gusta uno cuya marca empieza con F.

En 2010 quisimos detener la cantidad de emisiones a 300 PPM (Partes Por Millón) en el planeta, pero en siete años hemos llegado a 411 PPM y lejos de contribuir a reducir emisiones, las naciones y sus empresarios están empeñados en ganar dinero y destruir el planeta.

Sé que a los seres humanos nos gustan algunas emociones fuertes. Hay mujeres que prefieren alguien que las divierta y no que las ame. Varones que adoran las mujeres audaces, hasta que los engañan. Nos gusta la velocidad, pero las consecuencias de un accidente no. La lucha entre adrenalina y dopamina siempre están presentes en el ser humano.

Sin embargo, hoy es una lucha por la supervivencia. El clima ya cambió, los polos se deshielan, tenemos más desiertos y menos áreas verdes, el agua potable es menor cada día y no hay recarga, sólo desecación y tala.

En México, se logró llegar en 2015 a una tasa 0 en tala y siembra, hablando de números oficiales –entonces era director de CONAFOR Nacional nuestro actual Secretario de Medio Ambiente en el Edomex, Jorge Rescala- falta continuar el avance, hacer una tala sustentable y sembrar más que lo que se tala.

En materia de agua, la lucha por rescatar la cuenca del Lerma no cesa. Jorge Jiménez acuerda con empresarios, con ciudadanos, con gobiernos y lentamente las cosas avanzan a pesar de que el próximo tren elevado supondrá un impacto muy alto al ecosistema que rodea al Lerma. Las acciones allí están. Hacen falta más manos, más voluntades, más gobiernos conscientes, más ciudadanos comprometidos, menos autoridades simuladoras. Deseo a Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de Naciones Unidas contra el cambio climático UNFCCC, que logre sacudir las conciencias de las naciones asistentes y motivar el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París en 2015, en síntesis, más dopamina y menos adrenalina.

Siete días lleva la COP23 allá en Alemania y los temas discutidos son el ajuste cuerdas para lograr las metas previstas en 2020, 2030, 2040 y hasta donde nos alcance el planeta. Me llama la atención la exhortación para acelerar las modificaciones en los sistemas de transporte a nivel mundial y reducir las emisiones de carbono a la atmósfera.

Las cosas van muy lentas y la meta para reducir el calentamiento a 1.5 grados centígrados, no se alcanzará.

En México, los corporativos del autotransporte, administradores de las concesiones para dar servicio urbano y empresas como Flecha Roja, ADO, AU, Chihuahuenses, Ómnibus de México y muchos otros, podrían comenzar a comprar parque vehicular híbrido, que reduzca sus gastos en combustible y arroje menos contaminantes a la atmósfera. También las armadoras de automóviles podrían bajar el precio de vehículos híbridos, actualmente son caros y ni los que tienen dinero los compran como debieran, aunque la verdad, están muy bonitos, a mí me gusta uno cuya marca empieza con F.

En 2010 quisimos detener la cantidad de emisiones a 300 PPM (Partes Por Millón) en el planeta, pero en siete años hemos llegado a 411 PPM y lejos de contribuir a reducir emisiones, las naciones y sus empresarios están empeñados en ganar dinero y destruir el planeta.

Sé que a los seres humanos nos gustan algunas emociones fuertes. Hay mujeres que prefieren alguien que las divierta y no que las ame. Varones que adoran las mujeres audaces, hasta que los engañan. Nos gusta la velocidad, pero las consecuencias de un accidente no. La lucha entre adrenalina y dopamina siempre están presentes en el ser humano.

Sin embargo, hoy es una lucha por la supervivencia. El clima ya cambió, los polos se deshielan, tenemos más desiertos y menos áreas verdes, el agua potable es menor cada día y no hay recarga, sólo desecación y tala.

En México, se logró llegar en 2015 a una tasa 0 en tala y siembra, hablando de números oficiales –entonces era director de CONAFOR Nacional nuestro actual Secretario de Medio Ambiente en el Edomex, Jorge Rescala- falta continuar el avance, hacer una tala sustentable y sembrar más que lo que se tala.

En materia de agua, la lucha por rescatar la cuenca del Lerma no cesa. Jorge Jiménez acuerda con empresarios, con ciudadanos, con gobiernos y lentamente las cosas avanzan a pesar de que el próximo tren elevado supondrá un impacto muy alto al ecosistema que rodea al Lerma. Las acciones allí están. Hacen falta más manos, más voluntades, más gobiernos conscientes, más ciudadanos comprometidos, menos autoridades simuladoras. Deseo a Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de Naciones Unidas contra el cambio climático UNFCCC, que logre sacudir las conciencias de las naciones asistentes y motivar el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París en 2015, en síntesis, más dopamina y menos adrenalina.