/ martes 12 de mayo de 2020

Rescate Tierra | Ego, celo y generosidad


Me molestan los casos de personas que agreden a médicos y enfermeras en las calles, departamentos u oficinas argumentando que los pueden contagiar, sin reconocer que son los únicos con conocimientos para atenderlos, en caso de enfermar y que aunque no fuera así, nada justifica la violencia hacia otra persona. El miedo no anda en burro, dice el refrán, pero en estos eventos, creo que sí.

En los primeros días de mayo, leí un reporte de comedores comunitarios de la ciudad de México, a los que se les quedaban los alimentos, porque las personas que no tenían para comer, desconocían esta acción. Hay varios casos de negocios que han fiado, para que, quienes no tienen alimento por haber sido despedidos de su empleo, lo tengan, en lo que reinician las actividades normales y una acción semejante encontré con la campaña “Sí tiene done, sí no tiene agarre” de la Secretaría de Seguridad, área de Prevención Social” y ahora con la de la Secretaría del Trabajo, “Si tienes dona. Si te falta toma” de la Secretaría del Trabajo, ambas en el Estado de México.

Hasta los Bancos del país, hacen un guiño a la generosidad en crisis y ya ofrecen a sus deudores, planes de renegociación de deuda, la pregunta es ¿Cómo les van a pagar, sin ingresos?

Recuerdo las costumbres y leyes del pueblo Judío, escritas en el Pentateuco, que obligaban cada cierto número de años a perdonar las deudas de su hermanos, devolverles sus tierras e incluso proveerlos de dinero para volver a empezar. A quienes se habían contratado como esclavos los liberaban. La consecuencia es visible en nuestros días, sus finanzas son sanas, porque aprendieron a ser generosos entre ellos, como mandato en sus libros religiosos.

Una vez concluida la pandemia y con una cantidad de muertos muchísimo menor a la esperada en una contingencia, sin control. Tan sólo en México, el 8 o 10 por ciento de muertos pudo ser de 8 a 10 millones de personas y trasladando la cifra globalmente, serían cerca de 1 mil millones de personas, pero la ciencia médica ha avanzado de tal manera que reduce la cantidad de víctimas de manera significativa y nuestro planeta sigue teniendo, más de 7 mil 500 millones de habitantes que comen, trabajan y contaminan de manera no sustentable, ni sostenible.

Cuando alguien tiene una idea eficaz, para realizar una labor y la socializa, aparecen genios que dicen hacerlo mejor, aunque no tengan idea, limitando la aplicación de modelos exitosos para solución de problemas. En diciembre de 2019, nadie imaginaba lo que nos esperaba. En mi caso, discutía en Madrid sobre el calentamiento global, con amigos chinos, italianos suizos, ingleses, alemanes y de todo el planeta y nadie sabía nada de Wuhan, ni de Madrid o Italia. Ojala el aprendizaje global, que hemos tenido, nos permita tomar acciones de gobierno más humanas y menos economicistas. El dinero no se come y la pobreza que afecta a miles de millones de personas del mundo, son consecuencia de la concentración de la riqueza en pocas manos y políticas públicas ineficientes en tiempo de crisis. Mantener la pobreza como paradigma de control político, exacerbar las diferencias entre ricos y pobres, fifís o chairos; latinos y anglos; blancos, negros o amarillos, no es una solución que a los humanos, nos permita amarnos como hermanos. La solución la puso un hombre, que vivió hace 2 mil 20 años: Amense, como yo los he amado. Ama a tu hermano, ama a tu amigo, perdónense y no dejen que la ira, el ego, el celo y las perversiones, los dominen.


Me molestan los casos de personas que agreden a médicos y enfermeras en las calles, departamentos u oficinas argumentando que los pueden contagiar, sin reconocer que son los únicos con conocimientos para atenderlos, en caso de enfermar y que aunque no fuera así, nada justifica la violencia hacia otra persona. El miedo no anda en burro, dice el refrán, pero en estos eventos, creo que sí.

En los primeros días de mayo, leí un reporte de comedores comunitarios de la ciudad de México, a los que se les quedaban los alimentos, porque las personas que no tenían para comer, desconocían esta acción. Hay varios casos de negocios que han fiado, para que, quienes no tienen alimento por haber sido despedidos de su empleo, lo tengan, en lo que reinician las actividades normales y una acción semejante encontré con la campaña “Sí tiene done, sí no tiene agarre” de la Secretaría de Seguridad, área de Prevención Social” y ahora con la de la Secretaría del Trabajo, “Si tienes dona. Si te falta toma” de la Secretaría del Trabajo, ambas en el Estado de México.

Hasta los Bancos del país, hacen un guiño a la generosidad en crisis y ya ofrecen a sus deudores, planes de renegociación de deuda, la pregunta es ¿Cómo les van a pagar, sin ingresos?

Recuerdo las costumbres y leyes del pueblo Judío, escritas en el Pentateuco, que obligaban cada cierto número de años a perdonar las deudas de su hermanos, devolverles sus tierras e incluso proveerlos de dinero para volver a empezar. A quienes se habían contratado como esclavos los liberaban. La consecuencia es visible en nuestros días, sus finanzas son sanas, porque aprendieron a ser generosos entre ellos, como mandato en sus libros religiosos.

Una vez concluida la pandemia y con una cantidad de muertos muchísimo menor a la esperada en una contingencia, sin control. Tan sólo en México, el 8 o 10 por ciento de muertos pudo ser de 8 a 10 millones de personas y trasladando la cifra globalmente, serían cerca de 1 mil millones de personas, pero la ciencia médica ha avanzado de tal manera que reduce la cantidad de víctimas de manera significativa y nuestro planeta sigue teniendo, más de 7 mil 500 millones de habitantes que comen, trabajan y contaminan de manera no sustentable, ni sostenible.

Cuando alguien tiene una idea eficaz, para realizar una labor y la socializa, aparecen genios que dicen hacerlo mejor, aunque no tengan idea, limitando la aplicación de modelos exitosos para solución de problemas. En diciembre de 2019, nadie imaginaba lo que nos esperaba. En mi caso, discutía en Madrid sobre el calentamiento global, con amigos chinos, italianos suizos, ingleses, alemanes y de todo el planeta y nadie sabía nada de Wuhan, ni de Madrid o Italia. Ojala el aprendizaje global, que hemos tenido, nos permita tomar acciones de gobierno más humanas y menos economicistas. El dinero no se come y la pobreza que afecta a miles de millones de personas del mundo, son consecuencia de la concentración de la riqueza en pocas manos y políticas públicas ineficientes en tiempo de crisis. Mantener la pobreza como paradigma de control político, exacerbar las diferencias entre ricos y pobres, fifís o chairos; latinos y anglos; blancos, negros o amarillos, no es una solución que a los humanos, nos permita amarnos como hermanos. La solución la puso un hombre, que vivió hace 2 mil 20 años: Amense, como yo los he amado. Ama a tu hermano, ama a tu amigo, perdónense y no dejen que la ira, el ego, el celo y las perversiones, los dominen.