/ miércoles 29 de junio de 2022

Rescate Tierra | Estado fallido… o quizá no 

Sólo tocaré el tema de la seguridad, partiendo del concepto de Estado, entendido como la institución conformada por población, territorio y gobierno, sin uno de ellos, no hay Estado, es sólo un pedazo de tierra, sin ley, ni garantías para la vida, en donde prevalece el dominio del más fuerte, sin equilibrios, ni respeto a las diferentes formas de pensar, ni a la mayoría-no gobernante.

El Estado es un ente, consolidado por un acuerdo plasmado en la Constitución Mexicana, estableciendo las reglas de su integración y para su prevalencía es necesario el cumplimiento del contrato.

Es decir, México, según el documento, es una República, con gobierno representativo, no monárquico. Los ciudadanos elegimos a nuestro gobernantes por voto directo, para que no haya abusos o imposiciones del grupo en hegemónico y dividimos el poder en 3 instituciones el Ejecutivo, que administra las decisiones de gobierno; el Legislativo, cuya función es cuidar y actualizar el marco normativo que rige a la Nación, para beneficio de todos los ciudadanos, no de segmentos empoderados temporalmente y el Judicial, quien debe ver la impartición de justicia, proteger a los ciudadanos con el cumplimiento de las leyes que consolidan al Estado. Un Estado, federalizado, que de común acuerdo decidió trabajar unido, por el bien común.

Cuando uno de los poderes se corrompe, los otros 2 hacen contrapeso cuidando los derechos de los ciudadanos de acuerdo al contrato social que da sentido a la Nación, a México, pero si los 3 se corrompen y dejan de servir al pueblo, conforme a los artículos plasmados en la Constitución, intentando modificarla para beneficio personal, el Estado se resquebraja.

Dejan de haber garantías electorales, alimenticias, de normas y reglamentos, educación, trabajo, libre tránsito, libertad de expresión, salud, seguridad, en pocas palabras, deja de haber un gobierno democrático, porque el Marco Constitucional que lo norma ha sido roto y prevalece la imposición de una persona.

Bajo estas condiciones generar seguridad para 127 millones de mexicanos no es posible porque el uso de la fuerza para salvaguardar la ley y proteger a los ciudadanos, se traslada al uso de la fuerza para mantener el poder de un grupo, que quizá no llegue ni a 1 millón de mexicanos imponiéndose a los otros 126 millones. Hoy, el uso de la fuerza lo detentan los criminales, que bajo el eslogan de campaña “abrazos, no balazos” matan mexicanos por todo el territorio nacional, bajo la mirada permisiva de un líder, que parece más preocupado por proteger a los delincuentes, que a los ciudadanos, amarrando al Ejército, con cañonazos al estilo alemanista, creyendo que con eso compra la lealtad castrense, forjada en años de lucha contra dictadores y potencias que intentaron poner su bota, sobre la dignidad de los mexicanos.

Es preocupante que el crimen organizado, amenace a comerciantes, empresarios y la paz de los ciudadanos. Preocupa el incremento de los precios, porque la delincuencia impone el precio a jitomates, aguacates, limones, dicen quien compra o vende, roban gasolina, agua, luz. Secuestran imponen miedo, roban y violan a mujeres, abusan de menores, imponen su ley por sobre el gobierno. Un gobierno que parece, gobernar para ese millón de delincuentes y no para 126 millones de mexicanos y un Ejército, al que ató de manos.

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septien

Correo, pedro_gomez77@hotmail.com

Sólo tocaré el tema de la seguridad, partiendo del concepto de Estado, entendido como la institución conformada por población, territorio y gobierno, sin uno de ellos, no hay Estado, es sólo un pedazo de tierra, sin ley, ni garantías para la vida, en donde prevalece el dominio del más fuerte, sin equilibrios, ni respeto a las diferentes formas de pensar, ni a la mayoría-no gobernante.

El Estado es un ente, consolidado por un acuerdo plasmado en la Constitución Mexicana, estableciendo las reglas de su integración y para su prevalencía es necesario el cumplimiento del contrato.

Es decir, México, según el documento, es una República, con gobierno representativo, no monárquico. Los ciudadanos elegimos a nuestro gobernantes por voto directo, para que no haya abusos o imposiciones del grupo en hegemónico y dividimos el poder en 3 instituciones el Ejecutivo, que administra las decisiones de gobierno; el Legislativo, cuya función es cuidar y actualizar el marco normativo que rige a la Nación, para beneficio de todos los ciudadanos, no de segmentos empoderados temporalmente y el Judicial, quien debe ver la impartición de justicia, proteger a los ciudadanos con el cumplimiento de las leyes que consolidan al Estado. Un Estado, federalizado, que de común acuerdo decidió trabajar unido, por el bien común.

Cuando uno de los poderes se corrompe, los otros 2 hacen contrapeso cuidando los derechos de los ciudadanos de acuerdo al contrato social que da sentido a la Nación, a México, pero si los 3 se corrompen y dejan de servir al pueblo, conforme a los artículos plasmados en la Constitución, intentando modificarla para beneficio personal, el Estado se resquebraja.

Dejan de haber garantías electorales, alimenticias, de normas y reglamentos, educación, trabajo, libre tránsito, libertad de expresión, salud, seguridad, en pocas palabras, deja de haber un gobierno democrático, porque el Marco Constitucional que lo norma ha sido roto y prevalece la imposición de una persona.

Bajo estas condiciones generar seguridad para 127 millones de mexicanos no es posible porque el uso de la fuerza para salvaguardar la ley y proteger a los ciudadanos, se traslada al uso de la fuerza para mantener el poder de un grupo, que quizá no llegue ni a 1 millón de mexicanos imponiéndose a los otros 126 millones. Hoy, el uso de la fuerza lo detentan los criminales, que bajo el eslogan de campaña “abrazos, no balazos” matan mexicanos por todo el territorio nacional, bajo la mirada permisiva de un líder, que parece más preocupado por proteger a los delincuentes, que a los ciudadanos, amarrando al Ejército, con cañonazos al estilo alemanista, creyendo que con eso compra la lealtad castrense, forjada en años de lucha contra dictadores y potencias que intentaron poner su bota, sobre la dignidad de los mexicanos.

Es preocupante que el crimen organizado, amenace a comerciantes, empresarios y la paz de los ciudadanos. Preocupa el incremento de los precios, porque la delincuencia impone el precio a jitomates, aguacates, limones, dicen quien compra o vende, roban gasolina, agua, luz. Secuestran imponen miedo, roban y violan a mujeres, abusan de menores, imponen su ley por sobre el gobierno. Un gobierno que parece, gobernar para ese millón de delincuentes y no para 126 millones de mexicanos y un Ejército, al que ató de manos.

Licenciado en Comunicación por la UAEM

Maestrando en Periodismo Político por la Carlos Septien

Correo, pedro_gomez77@hotmail.com