/ jueves 8 de febrero de 2018

Subrayando

Es muy importante para los partidos políticos señalar en las respectivas convocatorias los requisitos que deben de tener los aspirantes a algún cargo de representación popular, y entre estos requisitos un lugar muy destacado lo ocupa la capacitación, pero generalmente se refieren a la capacitación relacionada con el conocimiento de los documentos básicos del partido correspondiente.

La capacitación debe darse a todo militante, aun en épocas no electorales, así lo señala el programa de acción, y existe generalmente en todos los partidos un área específica para cumplir tal propósito, que se intensifica en época electoral.

Cuando no se cumple con el requisito de pasar la prueba sobre los documentos básicos, se supone el aspirante no será considerado como posible precandidato, menos como candidato.

Pero una cosa es pasar esa prueba y otra es pasar la prueba de capacidad que seguramente la tendría que aplicar un especialista.

Capacidad para ser un buen candidato, capacidad para gobernar, y eso requiere atender muchos factores que no están considerados. A los partidos políticos, en el mundo entero, les cuesta mucho trabajo seleccionar a sus candidatos, quizá es la tarea más difícil, pero si hubiera parámetros de capacidad para gobernar sería mucho mejor, (desde luego sin corrupción).

Un parámetro muy sencillo sería, aunque parezca mentira, que supieran leer y escribir correctamente, otro que se tuviera cuando menos el grado de primaria y secundaria, (aunque no se crea, pero algunos no lo tienen). Para algunos cargos de representación, estudios superiores.

Pero además tener conocimientos básicos de Historia de México, de historia del estado y municipio correspondiente.

Recuerdo que mi padre cuando fue diputado federal por el Estado de México, por los años cuarenta y tantos, me platicaba que sus compañeros de curul llegaban al recinto de la Cámara, en el D.F., con sombrero y pistola, y que al inicio de las primeras sesiones se constituía el Colegio Electoral, integrado por los diputados electos.

Cada diputado electo debería pasar por la calificación del Colegio Electoral, ahí desde la tribuna se atacaba o defendía y presentaban argumentos en pro o en contra de cada diputado, por sus propios compañeros.

Cuando le correspondió su turno al diputado por Oaxaca ( no recuerdo el nombre, pero me parece que se apellidaba Miguero), hubo inconformidad, pues no vivía en el estado; uno de los diputados inconformes, después de varios ataques, le preguntó desde la tribuna: “Señor diputado, ¿podría usted decirme el nombre del dueño de la panadería que está en el centro de la ciudad y el nombre de la panadería?”: subió el diputado por Oaxaca a la tribuna para defenderse y dijo: “Me doy cuenta que estoy tratando, con un cerillo, de derretir toda la nieve de un volcán”, sacó la pistola y ahí en la tribuna de la antigua Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se dio un tiro en la cabeza.

Y al paso del tiempo, el electorado sigue esperando que los seleccionados por los partidos no sólo sepan lo que dicen los documentos básicos, sino que conozcan el territorio, a los habitantes, la problemática y sobre todo tengan la voluntad y la capacidad de servir, (no de servirse) conociendo las alternativas de solución y el conocimiento de cómo aplicarlas con honradez.


Es muy importante para los partidos políticos señalar en las respectivas convocatorias los requisitos que deben de tener los aspirantes a algún cargo de representación popular, y entre estos requisitos un lugar muy destacado lo ocupa la capacitación, pero generalmente se refieren a la capacitación relacionada con el conocimiento de los documentos básicos del partido correspondiente.

La capacitación debe darse a todo militante, aun en épocas no electorales, así lo señala el programa de acción, y existe generalmente en todos los partidos un área específica para cumplir tal propósito, que se intensifica en época electoral.

Cuando no se cumple con el requisito de pasar la prueba sobre los documentos básicos, se supone el aspirante no será considerado como posible precandidato, menos como candidato.

Pero una cosa es pasar esa prueba y otra es pasar la prueba de capacidad que seguramente la tendría que aplicar un especialista.

Capacidad para ser un buen candidato, capacidad para gobernar, y eso requiere atender muchos factores que no están considerados. A los partidos políticos, en el mundo entero, les cuesta mucho trabajo seleccionar a sus candidatos, quizá es la tarea más difícil, pero si hubiera parámetros de capacidad para gobernar sería mucho mejor, (desde luego sin corrupción).

Un parámetro muy sencillo sería, aunque parezca mentira, que supieran leer y escribir correctamente, otro que se tuviera cuando menos el grado de primaria y secundaria, (aunque no se crea, pero algunos no lo tienen). Para algunos cargos de representación, estudios superiores.

Pero además tener conocimientos básicos de Historia de México, de historia del estado y municipio correspondiente.

Recuerdo que mi padre cuando fue diputado federal por el Estado de México, por los años cuarenta y tantos, me platicaba que sus compañeros de curul llegaban al recinto de la Cámara, en el D.F., con sombrero y pistola, y que al inicio de las primeras sesiones se constituía el Colegio Electoral, integrado por los diputados electos.

Cada diputado electo debería pasar por la calificación del Colegio Electoral, ahí desde la tribuna se atacaba o defendía y presentaban argumentos en pro o en contra de cada diputado, por sus propios compañeros.

Cuando le correspondió su turno al diputado por Oaxaca ( no recuerdo el nombre, pero me parece que se apellidaba Miguero), hubo inconformidad, pues no vivía en el estado; uno de los diputados inconformes, después de varios ataques, le preguntó desde la tribuna: “Señor diputado, ¿podría usted decirme el nombre del dueño de la panadería que está en el centro de la ciudad y el nombre de la panadería?”: subió el diputado por Oaxaca a la tribuna para defenderse y dijo: “Me doy cuenta que estoy tratando, con un cerillo, de derretir toda la nieve de un volcán”, sacó la pistola y ahí en la tribuna de la antigua Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se dio un tiro en la cabeza.

Y al paso del tiempo, el electorado sigue esperando que los seleccionados por los partidos no sólo sepan lo que dicen los documentos básicos, sino que conozcan el territorio, a los habitantes, la problemática y sobre todo tengan la voluntad y la capacidad de servir, (no de servirse) conociendo las alternativas de solución y el conocimiento de cómo aplicarlas con honradez.