/ miércoles 6 de marzo de 2024

Subrayando | Algunos apuntes de Benito Juarez Garcia

El nacimiento de Don Benito Juárez G. fue el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao Oaxaca, pueblo que apenas contaba con veinte familias, en donde no había escuela y la cultura de los habitantes, se transmitía oralmente. “En esa época, mi nacimiento hubiera pasado inadvertido, pero coincidió con el equinoccio de primavera, y para los campesinos es una fecha a la que le ponen atención.” Al otro día de su nacimiento, su padre, su madrina, y su abuelo paterno lo llevaron cuesta arriba, hasta Santo Tomas Ixtlán, en donde el párroco lo bautizo y lo registro con el nombre de Pablo Benito Juárez.

“Tuve la desgracia, de no haber conocido a mis padres, Marcelino Juárez y Brígida García, indios (de la raza primitiva del país), porque apenas tenia tres años cuando murieron, habiendo quedado con mis hermanas María Josefa y Rosa, al cuidado de nuestros abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, indios también zapotecas. A los pocos años murieron también los abuelos, las hermanas se fueron. y me quede con un tío que era pastor”.

“Como mis padres no me dejaron ningún patrimonio, y mi tío vivía de su trabajo personal, luego que tuve uso de razón, me dediqué a las labores del campo. En algunos ratos desocupados, mi tío me enseñaba a leer, manifestaba lo útil y conveniente que era saber el idioma castellano, y como era muy difícil para la gente indígena y pobre, adoptar otra carrera que no fuera la eclesiástica mi tío, me indicaba su deseo de que estudiara para ordenarme.”

“Un día que no se me olvida, fue el miércoles 17 de diciembre de 1818, me encontraba en el campo, como siempre cuidando las ovejas, cuando pasaron unos arrieros conduciendo unas mulas rumbo a la sierra. Les pregunte si venían de Oaxaca, me dijeron que sí, describiéndome a mi ruego algunas cosas. Siguió la platica y la curiosidad aumentaba.

Por fin siguieron su rumbo los arrieros, pero o desgracia, se había perdido una oveja, la busque por todos lados, se acercó un muchacho y al ver mi tristeza, y cuyo contarle la causa, me dijo que había visto que los arrieros se la habían llevado.

La tenía que seguir, pero en mi interior era cruel la lucha entre mi sentimiento de dejar a mi tío y mi deseo de conocer la ciudad, otra sociedad nueva para mí. Sin embargo, el deseo fue más fuerte que el sentimiento y el 17 de diciembre de 1818, a los doce años de edad me fugue de mi casa y marche a pie a la ciudad de Oaxaca, donde llegue la noche del mismo día.”

El nacimiento de Don Benito Juárez G. fue el 21 de marzo de 1806, en San Pablo Guelatao Oaxaca, pueblo que apenas contaba con veinte familias, en donde no había escuela y la cultura de los habitantes, se transmitía oralmente. “En esa época, mi nacimiento hubiera pasado inadvertido, pero coincidió con el equinoccio de primavera, y para los campesinos es una fecha a la que le ponen atención.” Al otro día de su nacimiento, su padre, su madrina, y su abuelo paterno lo llevaron cuesta arriba, hasta Santo Tomas Ixtlán, en donde el párroco lo bautizo y lo registro con el nombre de Pablo Benito Juárez.

“Tuve la desgracia, de no haber conocido a mis padres, Marcelino Juárez y Brígida García, indios (de la raza primitiva del país), porque apenas tenia tres años cuando murieron, habiendo quedado con mis hermanas María Josefa y Rosa, al cuidado de nuestros abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, indios también zapotecas. A los pocos años murieron también los abuelos, las hermanas se fueron. y me quede con un tío que era pastor”.

“Como mis padres no me dejaron ningún patrimonio, y mi tío vivía de su trabajo personal, luego que tuve uso de razón, me dediqué a las labores del campo. En algunos ratos desocupados, mi tío me enseñaba a leer, manifestaba lo útil y conveniente que era saber el idioma castellano, y como era muy difícil para la gente indígena y pobre, adoptar otra carrera que no fuera la eclesiástica mi tío, me indicaba su deseo de que estudiara para ordenarme.”

“Un día que no se me olvida, fue el miércoles 17 de diciembre de 1818, me encontraba en el campo, como siempre cuidando las ovejas, cuando pasaron unos arrieros conduciendo unas mulas rumbo a la sierra. Les pregunte si venían de Oaxaca, me dijeron que sí, describiéndome a mi ruego algunas cosas. Siguió la platica y la curiosidad aumentaba.

Por fin siguieron su rumbo los arrieros, pero o desgracia, se había perdido una oveja, la busque por todos lados, se acercó un muchacho y al ver mi tristeza, y cuyo contarle la causa, me dijo que había visto que los arrieros se la habían llevado.

La tenía que seguir, pero en mi interior era cruel la lucha entre mi sentimiento de dejar a mi tío y mi deseo de conocer la ciudad, otra sociedad nueva para mí. Sin embargo, el deseo fue más fuerte que el sentimiento y el 17 de diciembre de 1818, a los doce años de edad me fugue de mi casa y marche a pie a la ciudad de Oaxaca, donde llegue la noche del mismo día.”