/ miércoles 17 de febrero de 2021

Vida Pública | Apagones anuncian tormenta


La historia de los apagones iniciados el lunes comenzó en febrero de 2019, cuando el director de la CFE se enfrentó contra las empresas gaseras que en ese momento invertían en diversos proyectos para el almacenamiento y conducción de gas natural en México. El resultado fue el peor posible: los plazos se extendieron y los montos a pagar se modificaron, de modo que el gobierno aceptó pagar 6 mil 300 millones de dólares más, a los inversionistas, quienes ganaron sin arriesgar su dinero, y a quienes ahora cada mexicano como tú, y todo lector o no de esta columna, adeuda 29 mil pesos, cortesía de la CFE. Lo anterior, siendo malo, no es lo peor. Otro resultado catastrófico de esa decisión de la administración federal, es que el país no tiene capacidad de almacenamiento de gas natural más que para treinta horas. Eso es particularmente delicado en estos días de inesperado congelamiento, en los que el precio de ese combustible se ha multiplicado 800 veces. A eso hay que agregar que, aunque nuestro territorio es muy rico en gas, este gobierno ha decidido no extraerlo ni permitir que empresas privadas lo hagan, en cambio, seguir dependiendo del gas natural que nos venden empresas texanas, justamente esas que el domingo cerraron la llave, lo que provocó los apagones que han afectado a la mitad de la población nacional esta semana. Y eso no es todo: esas empresas están realizando inversiones para empezar a vender su gas en otras partes del mundo, como Europa, porque será mejor negocio para ellas llevarlo allá, que seguir vendiéndolo a bajo precio a México. Para cerrar el círculo perverso, nuestro gobierno ha optado por echar a andar la generación de energía quemando combustóleo, lo que irremediablemente significará que la luz suba de precio, ya sea que nos lo cobren o lo subsidien -pues de todos modos lo pagaremos los usuarios- se deteriore el ambiente y envenenemos a nuestros hijos.

Para “lograr” lo anterior, el gobierno federal apresta a su grupo parlamentario en la Cámara de Diputados a aprobar reformas a la Ley de la Industria Eléctrica, en la sesión del martes 23 de febrero.

Si bien el gobierno federal culpó a la nevada y a empresas como Fisterra Energy e Iberdrola, todo indica que, en realidad CFE dejó de comprar y surtir gas natural a sus plantas por el súbito incremento del precio del mismo, de modo que ninguna planta de generación eléctrica pudo operar.

Cierto es también, que la actual administración de la empresa productiva del Estado en meses pasados canceló los proyectos de almacenamiento de gas natural, como la construcción de un barco de regasificación y almacenamiento en Pajaritos y un ducto; puso fin a las rondas de explotación de gas, a los proyectos de gas no asociado en la Cuenca de Burgos; ignoró absolutamente la explotación de nuestros yacimientos de gas abundantes en el norte del país, justo donde tenemos la frontera con Texas y Arizona; y dejó los gasoductos inconclusos, pues las empresas gozan de plazos más amplios, y tienen prisa, pues de todos modos, ganan dinero comprometido por nuestro gobierno. Los apagones, como los relámpagos, son tan solo anuncios de la tormenta.

@HuicocheaAlanis


La historia de los apagones iniciados el lunes comenzó en febrero de 2019, cuando el director de la CFE se enfrentó contra las empresas gaseras que en ese momento invertían en diversos proyectos para el almacenamiento y conducción de gas natural en México. El resultado fue el peor posible: los plazos se extendieron y los montos a pagar se modificaron, de modo que el gobierno aceptó pagar 6 mil 300 millones de dólares más, a los inversionistas, quienes ganaron sin arriesgar su dinero, y a quienes ahora cada mexicano como tú, y todo lector o no de esta columna, adeuda 29 mil pesos, cortesía de la CFE. Lo anterior, siendo malo, no es lo peor. Otro resultado catastrófico de esa decisión de la administración federal, es que el país no tiene capacidad de almacenamiento de gas natural más que para treinta horas. Eso es particularmente delicado en estos días de inesperado congelamiento, en los que el precio de ese combustible se ha multiplicado 800 veces. A eso hay que agregar que, aunque nuestro territorio es muy rico en gas, este gobierno ha decidido no extraerlo ni permitir que empresas privadas lo hagan, en cambio, seguir dependiendo del gas natural que nos venden empresas texanas, justamente esas que el domingo cerraron la llave, lo que provocó los apagones que han afectado a la mitad de la población nacional esta semana. Y eso no es todo: esas empresas están realizando inversiones para empezar a vender su gas en otras partes del mundo, como Europa, porque será mejor negocio para ellas llevarlo allá, que seguir vendiéndolo a bajo precio a México. Para cerrar el círculo perverso, nuestro gobierno ha optado por echar a andar la generación de energía quemando combustóleo, lo que irremediablemente significará que la luz suba de precio, ya sea que nos lo cobren o lo subsidien -pues de todos modos lo pagaremos los usuarios- se deteriore el ambiente y envenenemos a nuestros hijos.

Para “lograr” lo anterior, el gobierno federal apresta a su grupo parlamentario en la Cámara de Diputados a aprobar reformas a la Ley de la Industria Eléctrica, en la sesión del martes 23 de febrero.

Si bien el gobierno federal culpó a la nevada y a empresas como Fisterra Energy e Iberdrola, todo indica que, en realidad CFE dejó de comprar y surtir gas natural a sus plantas por el súbito incremento del precio del mismo, de modo que ninguna planta de generación eléctrica pudo operar.

Cierto es también, que la actual administración de la empresa productiva del Estado en meses pasados canceló los proyectos de almacenamiento de gas natural, como la construcción de un barco de regasificación y almacenamiento en Pajaritos y un ducto; puso fin a las rondas de explotación de gas, a los proyectos de gas no asociado en la Cuenca de Burgos; ignoró absolutamente la explotación de nuestros yacimientos de gas abundantes en el norte del país, justo donde tenemos la frontera con Texas y Arizona; y dejó los gasoductos inconclusos, pues las empresas gozan de plazos más amplios, y tienen prisa, pues de todos modos, ganan dinero comprometido por nuestro gobierno. Los apagones, como los relámpagos, son tan solo anuncios de la tormenta.

@HuicocheaAlanis