/ miércoles 4 de septiembre de 2019

Vida Pública / Nuestra inseguridad aumentará


Llama poderosamente la atención que sociedad y gobierno no hagamos lo que debemos para abatir la inseguridad. Para resolver problemas, normalmente todos tenemos claro qué hacer y, generalmente, procedemos asumiendo nuestra responsabilidad, entender en qué consiste el desafío; procuramos comprenderlo, pues sabemos que en esa medida encontraremos la solución. En otras palabras, observamos y analizamos; es decir, diagnosticamos, decidimos, actuamos y resolvemos.

Pero frente al reto de la inseguridad no. No diagnosticamos y, por tanto, tomamos las decisiones equivocadas, hacemos lo mismo de siempre y lejos de resolverlos, agudizamos los problemas.

Prácticamente ningún ayuntamiento del país cuenta con su diagnóstico de seguridad en su demarcación. Todas las autoridades estatales se conforman con citar, a manera de evidencia del fenómeno criminal, las denuncias recibidas por los Ministerios Públicos en sus respectivas fiscalías, como si no supieran que nada más reciben denuncia de 3 de cada 100 delitos que en realidad ocurren. El gobierno federal, el actual y los anteriores, no hacen sino referirse y “atender” los delitos que registra el Sistema Nacional de Seguridad, que no es sino la suma de lo que cada fiscalía estatal y la federal reportan.

Así, sin diagnósticos reales ni completos, cada mañana a las 6:00 am, informó el presidente, él y los integrantes de su gabinete de seguridad, y así en 150 regiones del país, se reúnen servidores públicos a hacerle al cuento pues, suponiendo que resolvieran con eficacia los asuntos de los que toman notan, nada más lo harían con el 3% del problema.

Dice el mandatario federal que la inseguridad es su principal ocupación, y este domingo lo repitió ofreciendo destinar más recursos a ese rubro. Lo cierto es que se requiere menos “hardware” o equipo y más “software”, inteligencia. Concretamente son tres informaciones indispensables para cada municipio: una encuesta de victimización, un estudio de clima laboral de la respectiva corporación y un análisis de la dinámica en los hogares. La primera sirve para conocer y prevenir los delitos que no se denuncian, el segundo para mejorar las condiciones de trabajo y prevenir la corrupción, y el tercero para detectar y neutralizar los generadores de violencia al interior de los domicilios, para detener las agresiones en contra de niñas y mujeres para impedir que escalen a feminicidios. Los tres estudios juntos cuestan mucho menos que una patrulla, pero valen y se requieren mucho más.

La voluntad, la decisión y el valor de resolver el problema de la criminalidad y la inseguridad, por parte de las autoridades, es lo primero que necesitamos; lo segundo es exigirles que lo hagan con método y rigor científico -que es lo que ahora parece ausente- pues, ya con eso, las reuniones mañaneras de seguridad cobrarán sentido, tendrán objetivos, podrán evaluarse y ofrecer resultados medibles, y todos observaremos sus beneficios.

@HuicocheaAlanis


Llama poderosamente la atención que sociedad y gobierno no hagamos lo que debemos para abatir la inseguridad. Para resolver problemas, normalmente todos tenemos claro qué hacer y, generalmente, procedemos asumiendo nuestra responsabilidad, entender en qué consiste el desafío; procuramos comprenderlo, pues sabemos que en esa medida encontraremos la solución. En otras palabras, observamos y analizamos; es decir, diagnosticamos, decidimos, actuamos y resolvemos.

Pero frente al reto de la inseguridad no. No diagnosticamos y, por tanto, tomamos las decisiones equivocadas, hacemos lo mismo de siempre y lejos de resolverlos, agudizamos los problemas.

Prácticamente ningún ayuntamiento del país cuenta con su diagnóstico de seguridad en su demarcación. Todas las autoridades estatales se conforman con citar, a manera de evidencia del fenómeno criminal, las denuncias recibidas por los Ministerios Públicos en sus respectivas fiscalías, como si no supieran que nada más reciben denuncia de 3 de cada 100 delitos que en realidad ocurren. El gobierno federal, el actual y los anteriores, no hacen sino referirse y “atender” los delitos que registra el Sistema Nacional de Seguridad, que no es sino la suma de lo que cada fiscalía estatal y la federal reportan.

Así, sin diagnósticos reales ni completos, cada mañana a las 6:00 am, informó el presidente, él y los integrantes de su gabinete de seguridad, y así en 150 regiones del país, se reúnen servidores públicos a hacerle al cuento pues, suponiendo que resolvieran con eficacia los asuntos de los que toman notan, nada más lo harían con el 3% del problema.

Dice el mandatario federal que la inseguridad es su principal ocupación, y este domingo lo repitió ofreciendo destinar más recursos a ese rubro. Lo cierto es que se requiere menos “hardware” o equipo y más “software”, inteligencia. Concretamente son tres informaciones indispensables para cada municipio: una encuesta de victimización, un estudio de clima laboral de la respectiva corporación y un análisis de la dinámica en los hogares. La primera sirve para conocer y prevenir los delitos que no se denuncian, el segundo para mejorar las condiciones de trabajo y prevenir la corrupción, y el tercero para detectar y neutralizar los generadores de violencia al interior de los domicilios, para detener las agresiones en contra de niñas y mujeres para impedir que escalen a feminicidios. Los tres estudios juntos cuestan mucho menos que una patrulla, pero valen y se requieren mucho más.

La voluntad, la decisión y el valor de resolver el problema de la criminalidad y la inseguridad, por parte de las autoridades, es lo primero que necesitamos; lo segundo es exigirles que lo hagan con método y rigor científico -que es lo que ahora parece ausente- pues, ya con eso, las reuniones mañaneras de seguridad cobrarán sentido, tendrán objetivos, podrán evaluarse y ofrecer resultados medibles, y todos observaremos sus beneficios.

@HuicocheaAlanis