Existen diversas maneras de relajarse en momentos de tensión y una de ellas es “tronarse” los dedos de las manos, aunque se considera algo común su constante práctica puede traer consecuencias negativas para la salud.
La mano la forman un total de 27 huesos, los dedos tienen dos articulaciones interfalángicas, distal y proximal, las cuales son las que truenan y no los dedos, a esto se le llama crepitación articular.
Incluso muchas personas lo consideran que hacer crujir sus articulaciones es algo necesario para obtener una mayor movilidad, además los fisioterapeutas y especialistas de la salud coinciden en que no hay un daño en las articulaciones y el cartílago, por lo tanto la osteoartrosis está descartada.
Pero si la práctica es constante con el paso del tiempo se llega a presentar hipermovilidad, rigidez, desgaste muscular, problemas inflamatorios, daño en la cápsula articular y debilidad, lo que puede mermar la calidad de vida de las personas.
El sonido característico al momento de tronarse los dedos es un efecto que proviene de la zona donde se unen los huesos, su movimiento es posible gracias a la cápsula articular ubicada en las articulaciones, que desde su pared interna produce líquido sinovial para proteger las uniones y no exista desgaste óseo.
Al realizar el movimiento con excesiva fuerza o presión el espacio que hay entre los dos huesos aumenta permitiendo que dentro de esa área se formen burbujas de gas, pero al ejercer presión constante pueden llegar a reventarse originando el crujido.
Con estos datos la próxima vez que se necesita una actividad para relajarse, combatir el estrés y la depresión, será mejor buscar otras alternativas y dejar tranquilos los dedos de las manos.