Neyra y Uribe, herederos del nuevo sindicalismo
A casi nueve meses de que Jorge Neyra Sosa fuera nombrado secretario general de la delegación estatal de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), este viernes celebró en un gran acto, la entrega de la Toma de Nota expedida por la Secretaría del Trabajo y la Previsión Social a la Federación, quien con la anuencia morenista, viene a ser contraparte en el sindicalismo nacional, otrora manejado por el PRI.
Neyra Sosa, es hijo de uno de los más grandes sindicalistas de la CTM, Jorge Neyra Chávez, quien por años ha estado al frente de dicha organización sindical priísta en la entidad mexiquense. Junto con él, destaca la presencia en la CATEM, de Raúl Uribe Soria, hijo de otro gran dirigente sindical cetemista en el valle de México, el extinto, Guadalupe Uribe Guevara.
Se dice que aún cuando van en la misma mesa directiva, Neyra Sosa y Uribe Soria como Secretario de Organización y Promoción Sindical, la rivalidad entre los dos es más que latente. Entre pasillos, se comenta que Neyra le jugó rudo a Uribe, al asumir la dirigencia de la Federación, cuando fue este fue quien lo invitó a unirse a este nuevo movimiento sindical impulsado por Morena y aparentemente le comió el mandado.
Este viernes, durante la larga espera de su dirigente nacional, el senador Pedro Haces Barba, y del senador Higinio Martínez Miranda se dio una muestra de esta rivalidad, pues mientras un mal encarado Neyra iba y venía, Uribe se dio el lujo de placearse y atender a todo aquel que se le acercaba en el evento celebrado en parte del terreno de una empresa en Metepec.
Uribe, quien en los pasados comicios municipales contendió por la alcaldía de Tlalnepantla cobijado por Vía Radical, tiene herencia bravía por parte de padre, quien a lo largo de muchos años estuvo al frente de buena parte de combis, microbuses y taxis que operaban en el valle de México, grupo del cual obtuvo el control a la muerte de Wallace de la Mancha uno de lo golpeadores preferidos de Fidel Velázquez, y en cuyos grupos de choque participó.
A finales de los 90, Guadalupe Uribe participó en el recuento de trabajadores de la planta Ford, donde murió un trabajador y por lo que estuvo preso tres años. A su salida, retomó su lugar al frente de los microbuseros, lo que le ganó su enemistad con Axel García Aguilera, por el control de las rutas de transporte público que corren por Periférico Norte.
Neyra Sosa ha pasado sin pena ni gloria por el sindicalismo estatal al cobijo de la CTM y del PRI, a quienes dejó tras casi 20 años de militancia para sumarse a la cuarta transformación de Morena.
