/ jueves 7 de marzo de 2024

Mujeres, Autonomía y Economías Solidarias

Gogol decía que una sociedad no puede funcionar si todos sus miembros aspiran a ser Simone de Beauvoir, Magallanes, Marie Sklodowska–Curie o a ganar un premio Nobel de Física o Química.

Esas ambiciones suelen expresarse a modo de sueño en la infancia, aunque no siempre acompañadas por la disciplina y condiciones sociales necesarias. Sin embargo, si ninguna mujer sueña con ser parte del trabajo informal ¿por qué existen tantas en México? Debe haber un momento en que toda niña se quita la capa de heroína para ponerse el uniforme de trabajo.

Quizá el texto más influyente para modelar la vida de las mujeres en nuestro país no sea algún clásico de literatura, un libro sagrado o un tratado científico sino el aviso oportuno : « se solicita ayudante de... », « se busca auxiliar en ... », « empleada a medio tiempo para... ».

Esto es parte de la penosa vida moderna en México y gran parte de Latinoamérica. La mujer ha sido acondicionada a sentir amor por lo que hay obligación de hacer: se ha logrado que cada una se conforme con el destino social que le ha tocado y del cual difícilmente podrá librarse.

En 2021, México ocupó el lugar 122 de 156 en el Informe Mundial de Brecha de Género en términos de participación y oportunidades económicas. Es decir, las barreras de autonomía económica persisten aún ahora, y lo que es peor, no tenemos medio alguno de conjeturar cuántas mujeres se han resignado a la falta de autonomía física y de toma de decisiones.

Sobre este punto, la dirección actual de la Gobernadora Delfina Gómez inició en seguida una vida muy dura. Nació ayer, y tuvo que combatir hoy.

Convertida en la primer mujer electa para el cargo, como persona y figura política, representa la oportunidad para que mesas de trabajo como la presente y distintos movimientos a favor de la mujer consigan el apoyo que garantice el goce de sus tres autonomías.

Mutatis mutandis. Cambiar lo que deba ser cambiado. La premisa a resaltar es que no hay estabilidad social, sin estabilidad individual. No hay estabilidad social, sin estabilidad para todas las mujeres que han vivido y viven en desigualdad.

Como complemento a este necesario desarrollo se encuentra la Economía Social y Solidaria, que conlleva a relaciones de reciprocidad e igualdad en el trabajo, además de ser una forma alternativa al mercado tradicional capitalista. Hoy, países latinoamericanos han apostado por proyectos enfocados a mujeres basándose en productos generados en sus localidades, con sus habilidades, experiencia y tradiciones. Estos grupos han descubierto una forma de revalorización del trabajo conocido como productivo, eliminando así, la mala concepción utilitaria que ha tenido la mujer.

Gogol decía que una sociedad no puede funcionar si todos sus miembros aspiran a ser Simone de Beauvoir, Magallanes, Marie Sklodowska–Curie o a ganar un premio Nobel de Física o Química.

Esas ambiciones suelen expresarse a modo de sueño en la infancia, aunque no siempre acompañadas por la disciplina y condiciones sociales necesarias. Sin embargo, si ninguna mujer sueña con ser parte del trabajo informal ¿por qué existen tantas en México? Debe haber un momento en que toda niña se quita la capa de heroína para ponerse el uniforme de trabajo.

Quizá el texto más influyente para modelar la vida de las mujeres en nuestro país no sea algún clásico de literatura, un libro sagrado o un tratado científico sino el aviso oportuno : « se solicita ayudante de... », « se busca auxiliar en ... », « empleada a medio tiempo para... ».

Esto es parte de la penosa vida moderna en México y gran parte de Latinoamérica. La mujer ha sido acondicionada a sentir amor por lo que hay obligación de hacer: se ha logrado que cada una se conforme con el destino social que le ha tocado y del cual difícilmente podrá librarse.

En 2021, México ocupó el lugar 122 de 156 en el Informe Mundial de Brecha de Género en términos de participación y oportunidades económicas. Es decir, las barreras de autonomía económica persisten aún ahora, y lo que es peor, no tenemos medio alguno de conjeturar cuántas mujeres se han resignado a la falta de autonomía física y de toma de decisiones.

Sobre este punto, la dirección actual de la Gobernadora Delfina Gómez inició en seguida una vida muy dura. Nació ayer, y tuvo que combatir hoy.

Convertida en la primer mujer electa para el cargo, como persona y figura política, representa la oportunidad para que mesas de trabajo como la presente y distintos movimientos a favor de la mujer consigan el apoyo que garantice el goce de sus tres autonomías.

Mutatis mutandis. Cambiar lo que deba ser cambiado. La premisa a resaltar es que no hay estabilidad social, sin estabilidad individual. No hay estabilidad social, sin estabilidad para todas las mujeres que han vivido y viven en desigualdad.

Como complemento a este necesario desarrollo se encuentra la Economía Social y Solidaria, que conlleva a relaciones de reciprocidad e igualdad en el trabajo, además de ser una forma alternativa al mercado tradicional capitalista. Hoy, países latinoamericanos han apostado por proyectos enfocados a mujeres basándose en productos generados en sus localidades, con sus habilidades, experiencia y tradiciones. Estos grupos han descubierto una forma de revalorización del trabajo conocido como productivo, eliminando así, la mala concepción utilitaria que ha tenido la mujer.