/ jueves 22 de febrero de 2024

Mujeres con Bienestar

En el Estado de México persiste una situación desventajosa para las mujeres con respecto a los hombres. Esta situación se agrava cuando además de mujer se es pobre, indígena, analfabeta o se vive en los municipios más inseguros.

Si ya de por si la pobreza afecta de manera diferente a hombres y mujeres, la pandemia sanitaria retrocedió la participación de las mujeres en el ámbito laboral y reforzó la división sexual del trabajo dentro de las familias.

Ante esta realidad, la apuesta de la gobernadora por un proyecto humanista para el Estado de México alienta expectativas favorables para las mujeres de la entidad. Estamos a unos días de conocer el Plan Estatal de Desarrollo, el primero diseñado bajo la visión de la 4T, del que habrá de ponerse particular atención en las propuestas para combatir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

En este sentido es importante recordar algunas lecciones derivadas del programa Salario Rosa. Según la Auditoria de Desempeño en 2019, por parte del OSFEM, sólo tres de cada diez mujeres usaron los mecanismos gubernamentales para registrarse al programa (siete de cada diez mujeres se registraron al programa a través de un representante). Además, los padrones no contenían los elementos mínimos para la identificación de las beneficiarias.

La autonomía económica de las mujeres no se reduce a dar dinero a las mujeres de menos recursos. Una auténtica política pública que apunte a la autonomía económica de las mujeres representa un proceso en el cual las mujeres ganan conciencia de las distintas formas de opresión a las que pueden estar expuestas en relaciones intrafamiliares y sociales.

Especial énfasis requiere que en este proceso se reconozca el valor de las actividades de cuidado dentro de los hogares que, de manera abrumadora, recaen en las mujeres y las niñas.

Genera esperanza lo dicho hace unos días por la gobernadora, la Maestra Delfina Gómez, durante la entrega de tarjetas del programa Mujeres con Bienestar y Canastas Alimentarias en la zona mazahua de San Felipe del Progreso. Lo calificó como un acto de justicia con el que se busca generar conciencia, reconociendo que la entrega de recursos es posible gracias a los contribuyentes que pagan sus impuestos.

El programa social Mujeres con Bienestar que impulsa la nueva administración estatal estima llegar a un total de 650,000 mujeres de los sectores de la población más desprotegidos, con un pago de 2,500 pesos bimestrales.

La nueva visión de gobierno aunado a mecanismos robustos y transparentes para la entrega directa de apoyos a las mujeres que realmente lo necesitan, podrían ser determinantes para que este programa incida favorablemente en la vida de las mujeres.

En el Estado de México persiste una situación desventajosa para las mujeres con respecto a los hombres. Esta situación se agrava cuando además de mujer se es pobre, indígena, analfabeta o se vive en los municipios más inseguros.

Si ya de por si la pobreza afecta de manera diferente a hombres y mujeres, la pandemia sanitaria retrocedió la participación de las mujeres en el ámbito laboral y reforzó la división sexual del trabajo dentro de las familias.

Ante esta realidad, la apuesta de la gobernadora por un proyecto humanista para el Estado de México alienta expectativas favorables para las mujeres de la entidad. Estamos a unos días de conocer el Plan Estatal de Desarrollo, el primero diseñado bajo la visión de la 4T, del que habrá de ponerse particular atención en las propuestas para combatir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres.

En este sentido es importante recordar algunas lecciones derivadas del programa Salario Rosa. Según la Auditoria de Desempeño en 2019, por parte del OSFEM, sólo tres de cada diez mujeres usaron los mecanismos gubernamentales para registrarse al programa (siete de cada diez mujeres se registraron al programa a través de un representante). Además, los padrones no contenían los elementos mínimos para la identificación de las beneficiarias.

La autonomía económica de las mujeres no se reduce a dar dinero a las mujeres de menos recursos. Una auténtica política pública que apunte a la autonomía económica de las mujeres representa un proceso en el cual las mujeres ganan conciencia de las distintas formas de opresión a las que pueden estar expuestas en relaciones intrafamiliares y sociales.

Especial énfasis requiere que en este proceso se reconozca el valor de las actividades de cuidado dentro de los hogares que, de manera abrumadora, recaen en las mujeres y las niñas.

Genera esperanza lo dicho hace unos días por la gobernadora, la Maestra Delfina Gómez, durante la entrega de tarjetas del programa Mujeres con Bienestar y Canastas Alimentarias en la zona mazahua de San Felipe del Progreso. Lo calificó como un acto de justicia con el que se busca generar conciencia, reconociendo que la entrega de recursos es posible gracias a los contribuyentes que pagan sus impuestos.

El programa social Mujeres con Bienestar que impulsa la nueva administración estatal estima llegar a un total de 650,000 mujeres de los sectores de la población más desprotegidos, con un pago de 2,500 pesos bimestrales.

La nueva visión de gobierno aunado a mecanismos robustos y transparentes para la entrega directa de apoyos a las mujeres que realmente lo necesitan, podrían ser determinantes para que este programa incida favorablemente en la vida de las mujeres.