/ viernes 11 de octubre de 2019

Pensamiento Universitario | La rebelión ambiental


En diferentes lugares del mundo miles de jóvenes salen a las calles y protestan por la incontrolable destrucción del ambiente. Conscientes de la situación, saben que los graves daños causados obligan a implementar con urgencia cambios radicales, sobre todo en los modelos de desarrollo económico.

Entre estas formas de reclamo, destaca el discurso pronunciado en días pasados por la adolescente sueca Greta Thunberg, en la cumbre sobre el clima de la Organización de Naciones Unidas (ONU), efectuada en Nueva York, al acusar a los líderes mundiales de omisión y traición frente al cambio climático. Durante su intervención, la activista habló de la muerte y el sufrimiento de mucha gente, ante el colapso de ecosistemas enteros.

Asimismo cuestionó a los jefes de Estado ahí presentes su atrevimiento de mirar hacia otro lado, y acudir a esas reuniones con el discurso de hacer lo suficiente, cuando la política y las soluciones necesarias no están a la vista. Al advertir sobre el comienzo de una extinción masiva, también se refirió a la comprensión del problema por parte de las nuevas generaciones y a su compromiso de cuidar el planeta.

Con el mismo propósito están surgiendo otros movimientos, uno de ellos el llamado Extinction Rebellion, nacido en el Reino Unido en 2018 y cuya presencia se tiene ya en varios países, incluyendo México. Al estar casi en el punto de no retorno, el exhorto de este grupo va en el sentido de declarar a los gobiernos del mundo la emergencia climática y ecológica debido a su mal desempeño, y a los demás a rebelarse.

Bajo el principio de la no violencia, aunque sí alzando la voz para manifestar su hartazgo ante los efectos de la negligencia y la ambición económica de algunos, la organización planea realizar jornadas de desobediencia civil en 60 ciudades del mundo. Obviamente, la versión local va en la misma línea, e incluso ha hecho público su rechazo a los proyectos federales como el Tren Maya, Dos Bocas y la termoeléctrica de Morelos, por considerarlos dañinos al medio y a la vida de los pueblos originarios.

Frente a la retórica e ineptitud de los gobiernos, ojalá estas expresiones no sólo se mantengan sino se intensifiquen, pues es importante exigir respuestas concretas, tendientes a controlar un estado de verdadera emergencia. De no reaccionar con prontitud, la crisis impactará con mayor fuerza y sus consecuencias se habrán de padecer de diferentes formas.

Por desgracia el significado integral de los dos principales problemas globales, el calentamiento de la Tierra y la pérdida de los ecosistemas, dista mucho de ser entendido por la generalidad de los políticos supuestamente encargados de atender el tema. Por eso es indispensable actuar con responsabilidad y escuchar la voz de los científicos, de los expertos en la materia, si realmente se desea corregir el rumbo y combatir de manera efectiva la criminal alteración del entorno.

El reto es enorme y nos obliga a asumir el compromiso de devolverle el carácter vital y la dimensión humana a nuestras relaciones con la naturaleza. Si la preocupación no se traduce de inmediato en los hechos, quizá las próximas generaciones ya no tengan tiempo de llevar a cabo las acciones que ahora nosotros podemos y debemos realizar.

juancuencadiaz@hotmail.com


En diferentes lugares del mundo miles de jóvenes salen a las calles y protestan por la incontrolable destrucción del ambiente. Conscientes de la situación, saben que los graves daños causados obligan a implementar con urgencia cambios radicales, sobre todo en los modelos de desarrollo económico.

Entre estas formas de reclamo, destaca el discurso pronunciado en días pasados por la adolescente sueca Greta Thunberg, en la cumbre sobre el clima de la Organización de Naciones Unidas (ONU), efectuada en Nueva York, al acusar a los líderes mundiales de omisión y traición frente al cambio climático. Durante su intervención, la activista habló de la muerte y el sufrimiento de mucha gente, ante el colapso de ecosistemas enteros.

Asimismo cuestionó a los jefes de Estado ahí presentes su atrevimiento de mirar hacia otro lado, y acudir a esas reuniones con el discurso de hacer lo suficiente, cuando la política y las soluciones necesarias no están a la vista. Al advertir sobre el comienzo de una extinción masiva, también se refirió a la comprensión del problema por parte de las nuevas generaciones y a su compromiso de cuidar el planeta.

Con el mismo propósito están surgiendo otros movimientos, uno de ellos el llamado Extinction Rebellion, nacido en el Reino Unido en 2018 y cuya presencia se tiene ya en varios países, incluyendo México. Al estar casi en el punto de no retorno, el exhorto de este grupo va en el sentido de declarar a los gobiernos del mundo la emergencia climática y ecológica debido a su mal desempeño, y a los demás a rebelarse.

Bajo el principio de la no violencia, aunque sí alzando la voz para manifestar su hartazgo ante los efectos de la negligencia y la ambición económica de algunos, la organización planea realizar jornadas de desobediencia civil en 60 ciudades del mundo. Obviamente, la versión local va en la misma línea, e incluso ha hecho público su rechazo a los proyectos federales como el Tren Maya, Dos Bocas y la termoeléctrica de Morelos, por considerarlos dañinos al medio y a la vida de los pueblos originarios.

Frente a la retórica e ineptitud de los gobiernos, ojalá estas expresiones no sólo se mantengan sino se intensifiquen, pues es importante exigir respuestas concretas, tendientes a controlar un estado de verdadera emergencia. De no reaccionar con prontitud, la crisis impactará con mayor fuerza y sus consecuencias se habrán de padecer de diferentes formas.

Por desgracia el significado integral de los dos principales problemas globales, el calentamiento de la Tierra y la pérdida de los ecosistemas, dista mucho de ser entendido por la generalidad de los políticos supuestamente encargados de atender el tema. Por eso es indispensable actuar con responsabilidad y escuchar la voz de los científicos, de los expertos en la materia, si realmente se desea corregir el rumbo y combatir de manera efectiva la criminal alteración del entorno.

El reto es enorme y nos obliga a asumir el compromiso de devolverle el carácter vital y la dimensión humana a nuestras relaciones con la naturaleza. Si la preocupación no se traduce de inmediato en los hechos, quizá las próximas generaciones ya no tengan tiempo de llevar a cabo las acciones que ahora nosotros podemos y debemos realizar.

juancuencadiaz@hotmail.com