/ viernes 28 de mayo de 2021

Pensamiento Universitario | Rescatar a Toluca

Con mayor o menor énfasis, se acumulan las exigencias de cambio y mejora en la ciudad de Toluca. Las quejas y reclamos se han vuelto la constante, hacia un gobierno municipal sin la capacidad suficiente para enfrentar los retos planteados, cuya frecuencia y magnitud tienden a agudizarse día con día. Como muestra, ahí están la generalizada inseguridad, la terrible contaminación, el tránsito vehicular excesivo y desordenando, el aumento de la pobreza y lo deficiente de los servicios básicos.

Frente a lo complejo de un fenómeno multidimensional el talento brilla por su ausencia, y ni siquiera se aprecian indicadores de la sensibilidad requerida, orientada a combatir al menos algo de lo que con abundancia exhiben los hechos cotidianos. Cantidad de cosas negativas parecen no tener mayor efecto en el interés de los altos y bien remunerados mandos, principalmente en cuanto a establecer diagnósticos y programas de solución inmediata, y en el mediano y largo plazos.

Por si fuera poco, la semana pasada se dio a conocer el informe de la consultora Aregional, donde se muestra el índice de las finanzas públicas de 60 municipios al cierre del año 2020, destacando la alta vulnerabilidad de 39 de los más importantes, entre ellos el de Toluca. Obviamente, la situación pone en riesgo la realización de sus programas, además de que en estas localidades se identifica una baja recaudación de impuestos, elevada carga burocrática, baja inversión púbica o altos niveles de deuda.

Según el estudio, nuestra metrópoli ocupó el lugar 42, alcanzando apenas una puntación de 41.3 de 100 posibles, al caracterizarse por un elevado derroche administrativo, específicamente en el rubro de gasto corriente, y haber incurrido en severos desequilibrios financieros, tener una elevada dependencia de recursos estatales y federales, y mostrar cifras de ahorro interno sumamente volátiles.

Sobre el mismo tema, en uno de los eventos de campaña llevado a cabo en estos días, uno de los candidatos a la presidencia municipal se refirió no sólo al problema de la baja recaudación tributara, la cual, dijo, no representa ni el 20% del presupuesto, sino a las indeseables formas de aplicación de éste, citando como ejemplo el pago de cientos de “aviadores”.

A pesar de su importancia la capital mexiquense no va en el camino correcto, pues su gobierno dista mucho de colocarse a la altura de las circunstancias, con una serie de frentes abiertos que contradicen la supuesta experiencia y lo ofrecido durante la promoción del voto. Al igual que en otros asuntos del ambiente público, tenemos aquí las razones del creciente deterioro de la vida ciudadana, sin planes oficiales apegados a las verdaderas necesidades ni la disposición por lograr metas y objetivos fundamentales.

Por eso, es prioritario controlar y revertir la degradación, exigiendo a las próximas autoridades el cumplimiento cabal de sus obligaciones y ya no escudarse en esa sarta de pretextos y explicaciones cínicas. La Toluca de hoy no puede seguir así, tratada con indiferencia y de manera irracional, dándole un presente lleno de frustraciones.

Es indispensable un cambio radical en la cultura ciudadana, impulsar las medidas correctivas si se desea tener mejores condiciones de seguridad, orden y progreso. Una población digna y responsable de su entorno no debe permanecer apática y desorganizada, sin ejercer sus legítimos derechos democráticos, aguantando liderazgos incompetentes, causantes de frenar el desarrollo y destruir el patrimonio de las generaciones actuales y futuras.

Con mayor o menor énfasis, se acumulan las exigencias de cambio y mejora en la ciudad de Toluca. Las quejas y reclamos se han vuelto la constante, hacia un gobierno municipal sin la capacidad suficiente para enfrentar los retos planteados, cuya frecuencia y magnitud tienden a agudizarse día con día. Como muestra, ahí están la generalizada inseguridad, la terrible contaminación, el tránsito vehicular excesivo y desordenando, el aumento de la pobreza y lo deficiente de los servicios básicos.

Frente a lo complejo de un fenómeno multidimensional el talento brilla por su ausencia, y ni siquiera se aprecian indicadores de la sensibilidad requerida, orientada a combatir al menos algo de lo que con abundancia exhiben los hechos cotidianos. Cantidad de cosas negativas parecen no tener mayor efecto en el interés de los altos y bien remunerados mandos, principalmente en cuanto a establecer diagnósticos y programas de solución inmediata, y en el mediano y largo plazos.

Por si fuera poco, la semana pasada se dio a conocer el informe de la consultora Aregional, donde se muestra el índice de las finanzas públicas de 60 municipios al cierre del año 2020, destacando la alta vulnerabilidad de 39 de los más importantes, entre ellos el de Toluca. Obviamente, la situación pone en riesgo la realización de sus programas, además de que en estas localidades se identifica una baja recaudación de impuestos, elevada carga burocrática, baja inversión púbica o altos niveles de deuda.

Según el estudio, nuestra metrópoli ocupó el lugar 42, alcanzando apenas una puntación de 41.3 de 100 posibles, al caracterizarse por un elevado derroche administrativo, específicamente en el rubro de gasto corriente, y haber incurrido en severos desequilibrios financieros, tener una elevada dependencia de recursos estatales y federales, y mostrar cifras de ahorro interno sumamente volátiles.

Sobre el mismo tema, en uno de los eventos de campaña llevado a cabo en estos días, uno de los candidatos a la presidencia municipal se refirió no sólo al problema de la baja recaudación tributara, la cual, dijo, no representa ni el 20% del presupuesto, sino a las indeseables formas de aplicación de éste, citando como ejemplo el pago de cientos de “aviadores”.

A pesar de su importancia la capital mexiquense no va en el camino correcto, pues su gobierno dista mucho de colocarse a la altura de las circunstancias, con una serie de frentes abiertos que contradicen la supuesta experiencia y lo ofrecido durante la promoción del voto. Al igual que en otros asuntos del ambiente público, tenemos aquí las razones del creciente deterioro de la vida ciudadana, sin planes oficiales apegados a las verdaderas necesidades ni la disposición por lograr metas y objetivos fundamentales.

Por eso, es prioritario controlar y revertir la degradación, exigiendo a las próximas autoridades el cumplimiento cabal de sus obligaciones y ya no escudarse en esa sarta de pretextos y explicaciones cínicas. La Toluca de hoy no puede seguir así, tratada con indiferencia y de manera irracional, dándole un presente lleno de frustraciones.

Es indispensable un cambio radical en la cultura ciudadana, impulsar las medidas correctivas si se desea tener mejores condiciones de seguridad, orden y progreso. Una población digna y responsable de su entorno no debe permanecer apática y desorganizada, sin ejercer sus legítimos derechos democráticos, aguantando liderazgos incompetentes, causantes de frenar el desarrollo y destruir el patrimonio de las generaciones actuales y futuras.