Caravana del hambre
La caravana Viacrucis de Migrantes 2018, que salió de Chiapas el 25 de marzo, llegó a la frontera norte en el paso Mexicali-Calexico y sus integrantes comenzaron a cruzar la línea para ser detenidos y solicitar asilo político.
Anteriormente, los migrantes centroamericanos seguían la ruta de “La Bestia”, el ferrocarril Kansas City Southern, anteriormente de Ferrocarriles Nacionales de México, pero el cierre del albergue que operaba en Tultitlán, México, hizo que el trayecto registrara cambios. Antes se seguía en cierto modo el trazo del Camino Real de Tierra Adentro, una ruta comercial de más de 2 mil 500 kilómetros, para carretas, construida en la época colonial, que iba desde el centro del país hasta Santa Fe, en el actual Nuevo México.
Los migrantes torcían el itinerario hacia Texas, pero ahora lo hacen hacia las Californias, justo sobre el paso fronterizo de Mexicali a Calexico y de Tijuana a San Isidro.
Viacrucis 2018 arribó a Mexicali el domingo y los migrantes se dirigieron a territorio de la alta California para ser detenidos por la “migra” y solicitar asilo político en territorio de Estados Unidos, en franca oposición a la actitud de rechazo de Donald Trump. Algunos migrantes, eufóricos, treparon fácilmente la valla de cinco metros de altura que está en donde se supone que va a ser edificado el muro, en un alarde para demostrar que son imparables.
El caso es que la ciudad de Toluca ha quedado situada sobre la nueva ruta y los migrantes procedentes de Honduras, Guatemala y El Salvador no han tardado en hacerse presentes para deambular por las calles, sobre todo por Isidro Fabela, solicitando ayuda económica a los automovilistas con carteles precarios en los que explican su procedencia y el motivo de su viaje.
Estos inesperados visitantes, desprendidos de grupos que van hacia la frontera norte, buscan también la manera de asentarse en la ciudad, por lo que no es de dudarse que en poco tiempo tengan presencia permanente, pues aunque su objetivo es llegar a Estados Unidos tras el “sueño americano”, el rechazo que encuentran allá, cada vez más severo, puede provocar que busquen acomodo en México.
Dan la impresión de ser como los desplazados del Medio Oriente que, organizados en familias completas, marchan sin dejar nada atrás y sólo con la esperanza de vivir en un medio menos hostil que el que los expulsa.
Hay quienes, por razones humanitarias, no quisieran que las autoridades intervinieran para poner orden, llegado el caso, sobre posibles asentamientos provisionales o permanentes que llegaran a fundar y en donde sería prioritario, desde luego, garantizar la seguridad de propios y extraños.
¿Es ésta una alternativa correcta?