/ miércoles 12 de mayo de 2021

Repique Inocente | En el ocaso

Esta semana el rector Alfredo Barrera Baca cederá los trastos el próximo rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Y pasará a la historia como uno de los rectores que más problemas internos enfrentó en la historia reciente de la UAEM. También como un rector que se quedó con grandes pendientes, especialmente la reforma a la legislación universitaria.

El periodo de Alfredo Barrera Baca inició en medio de turbulencia que trajo a la Universidad Autónoma del Estado de México la investigación periodística denominada "La Estafa Maestra", que desveló la existencia de un sistema para desviar dinero del gobierno federal a través de 128 empresas fantasma, 11 dependencias y ocho universidades públicas, una de ellas la UAEM y su ahora extinto Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica.

Y aunque su administración no estuvo involucrada, sí le correspondió lidiar con los señalamientos a la UAEM. También hubo de enfrentar la demanda civil del gobierno oaxaqueño para devolver la cifra de 88 millones de pesos por un contrato para la creación de un software que nunca fue entregado a la Secretaría de Finanzas de Oaxaca.

Barrera Baca puso en marcha su rectorado con el diseño y la expectativa de formular una reforma a la Ley de la Universidad Autónoma del Estado de México, que trajera consigo modificaciones sustantivas para modernizar la actividad esencial de la casa de estudios.

Alrededor de un año cabildeó la legislación, que —por la razón que sea— en los hechos nunca tuvo el aval del Ejecutivo del estado. Tampoco del Poder Legislativo estatal. Y sí contó con la oposición manifiesta de grupos de interés dentro y fuera de la UAEM.

Huelga decir que a unas horas de que el ejercicio de Alfredo Barrera termine, su plan de reforma está muerto.

Tal vez, en términos de proyecto de universidad, este haya sido la mayor frustración para la administración del rector Barrera, al quedar imposibilitado de concretar las ideas que dependían de una reforma a la ley universitaria para modificar los estatuts y otras normas internas. Pero tampoco hubo nadie que le hiciera ver el camino en el que se puso.

Esta iniciativa además desató una tormenta entre la UAEM y la Cámara de Diputados. Un encontronazo que pasó también por la designación del titular de Órgano Interno de Control de la UAEM y en el que, de nueva cuenta, la administración de Barrera Baca salió con la peor parte.

En el inter, debió enfrentar conflictos internos: las denuncias de acoso y violencia sexual contra estudiantes, académicas y administrativas universitarias, que se prolongaron por meses en escuelas y facultades. Durante ellas, se hizo visible alguna suerte de incomprensión y falta de empatía, hasta que se reconoció la validez y autenticidad de las denuncias. A destiempo.

El liderazgo se desgastó. El rector Barrera Baca parece haber quedado dentro de una burbuja. En el ocaso de su periodo, habrá que reconocer el crecimiento en infraestructura y estudiantado de la UAEM. También el equilibrio pese a la turbulencia. Mas en los claroscuros —naturales—, son más visibles los tonos negros.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.




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Esta semana el rector Alfredo Barrera Baca cederá los trastos el próximo rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM). Y pasará a la historia como uno de los rectores que más problemas internos enfrentó en la historia reciente de la UAEM. También como un rector que se quedó con grandes pendientes, especialmente la reforma a la legislación universitaria.

El periodo de Alfredo Barrera Baca inició en medio de turbulencia que trajo a la Universidad Autónoma del Estado de México la investigación periodística denominada "La Estafa Maestra", que desveló la existencia de un sistema para desviar dinero del gobierno federal a través de 128 empresas fantasma, 11 dependencias y ocho universidades públicas, una de ellas la UAEM y su ahora extinto Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnológica.

Y aunque su administración no estuvo involucrada, sí le correspondió lidiar con los señalamientos a la UAEM. También hubo de enfrentar la demanda civil del gobierno oaxaqueño para devolver la cifra de 88 millones de pesos por un contrato para la creación de un software que nunca fue entregado a la Secretaría de Finanzas de Oaxaca.

Barrera Baca puso en marcha su rectorado con el diseño y la expectativa de formular una reforma a la Ley de la Universidad Autónoma del Estado de México, que trajera consigo modificaciones sustantivas para modernizar la actividad esencial de la casa de estudios.

Alrededor de un año cabildeó la legislación, que —por la razón que sea— en los hechos nunca tuvo el aval del Ejecutivo del estado. Tampoco del Poder Legislativo estatal. Y sí contó con la oposición manifiesta de grupos de interés dentro y fuera de la UAEM.

Huelga decir que a unas horas de que el ejercicio de Alfredo Barrera termine, su plan de reforma está muerto.

Tal vez, en términos de proyecto de universidad, este haya sido la mayor frustración para la administración del rector Barrera, al quedar imposibilitado de concretar las ideas que dependían de una reforma a la ley universitaria para modificar los estatuts y otras normas internas. Pero tampoco hubo nadie que le hiciera ver el camino en el que se puso.

Esta iniciativa además desató una tormenta entre la UAEM y la Cámara de Diputados. Un encontronazo que pasó también por la designación del titular de Órgano Interno de Control de la UAEM y en el que, de nueva cuenta, la administración de Barrera Baca salió con la peor parte.

En el inter, debió enfrentar conflictos internos: las denuncias de acoso y violencia sexual contra estudiantes, académicas y administrativas universitarias, que se prolongaron por meses en escuelas y facultades. Durante ellas, se hizo visible alguna suerte de incomprensión y falta de empatía, hasta que se reconoció la validez y autenticidad de las denuncias. A destiempo.

El liderazgo se desgastó. El rector Barrera Baca parece haber quedado dentro de una burbuja. En el ocaso de su periodo, habrá que reconocer el crecimiento en infraestructura y estudiantado de la UAEM. También el equilibrio pese a la turbulencia. Mas en los claroscuros —naturales—, son más visibles los tonos negros.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

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