/ miércoles 30 de diciembre de 2020

Repique Inocente | Ya que llegue el 2021

A punto de terminar el 2020, ya nadie quiere recibir noticias sobre amigos y conocidos que enferman o mueren de Covid-19. Esperamos la llegada del nuevo año con el delirio de que el ciclo por comenzar acabe con todos los problemas.

Mis estimados cuatro lectores, dos puntos, el arriba firmante hizo un ejercicio de consulta profundo y sistemático, en el que sacó en claro que el 100 por ciento de los habitantes de México quieren que ya se acabe el año 2020.

Por fortuna, si no tenemos un cambio de último momento en el calendario o una catástrofe universal previa, eso ocurrirá el próximo 31 de diciembre. Ya estamos cerca. Suplico un poco de consideración: desde luego que no estoy haciendo ningún hallazgo sobre el calendario, sólo quisiera poner en la perspectiva correcta esta media plana y el creciente deseo de que este ciclo llegue a su fin.

Ya nadie quiere ver en las inmediaciones de las clínicas del Seguro Social a las carrozas funerarias rondando como si fueran zopilotes. Ya nadie quiere recibir noticias sobre amigos y conocidos que enferman o mueren de Covid-19. Ya nadie quiere saber de las mutaciones del coronavirus SARS-Cov-2. Ya nadie quiere permanecer en un confinamiento o vivir en medio de restricciones para la movilidad y las actividades sociales y económicas.

Y conforme al pensamiento mágico que nos caracteriza, cavilamos que con el fin del 2020 y la llegada del 2021, las cosas cambiarán. Además, ya hay vacunas contra la Covid-19, por lo que pronto recuperaremos las partes perdidas o sacrificadas de nuestras vida cotidiana: las clases, reuniones, abrazos, trabajos, empresas… etcétera.

Año con año, creemos, confiamos y tenemos esperanza. Esta vez, esperamos la llegada del 2021 como si con él se acabaran los problemas y comenzara todo de nuevo. Borrón y cuenta nueva. Un nuevo ciclo donde lo malo se quede atrás y a todos nos vaya re-que-te-bien.

El año nuevo 2021 como el antídoto. La ilusión que renace. El mesías que llega. La refundación.

Tarde que temprano, la frustración llega. La decepción se renueva.

Porque la pandemia no se va a terminar mágicamente el 1 de enero. Ni forzosamente en el 2021. Ni aunque lo “decreten” a los cuatro vientos. Ese pensamiento mágico —cómico-musical— es simple y sencillamente un bálsamo consolador sin relación con la realidad. La gente seguirá infectándose mientras no siga a rajatabla las recomendaciones de lavarse las manos constantemente, ponerse el cubrebocas siempre que salga a la calle, guardar la sana distancia y apoltronarse en su casa la mayor cantidad de tiempo posible. Por lo tanto, se prolongará el recuento de casos graves y eventualmente de fallecimientos por Covid-19.

Habrán de perdonar la falta de optimismo. El ansiado milagro que muchos esperan con la conclusión de este año 2020 no llegará con el 2021. Tampoco se acabará la pobreza ni la desigualdad ni la inseguridad o la plaga de la corrupción.

Eso sí, las futuras campañas electorales nos traerán lluvias de promesas que apostarán por nuestra mala memoria de hierro para volver a ofrecer palabras huecas envueltas en espejitos brillosos.

El ciclo de esperanza y desengaño por el que hemos atravesado tantas veces. El futuro venturoso no depende del cambio de año. Seguimos creyendo en supercherías porque es más sencillo fantasear, que vernos en la obligación de la acción.

¡Feliz 2021!

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz

A punto de terminar el 2020, ya nadie quiere recibir noticias sobre amigos y conocidos que enferman o mueren de Covid-19. Esperamos la llegada del nuevo año con el delirio de que el ciclo por comenzar acabe con todos los problemas.

Mis estimados cuatro lectores, dos puntos, el arriba firmante hizo un ejercicio de consulta profundo y sistemático, en el que sacó en claro que el 100 por ciento de los habitantes de México quieren que ya se acabe el año 2020.

Por fortuna, si no tenemos un cambio de último momento en el calendario o una catástrofe universal previa, eso ocurrirá el próximo 31 de diciembre. Ya estamos cerca. Suplico un poco de consideración: desde luego que no estoy haciendo ningún hallazgo sobre el calendario, sólo quisiera poner en la perspectiva correcta esta media plana y el creciente deseo de que este ciclo llegue a su fin.

Ya nadie quiere ver en las inmediaciones de las clínicas del Seguro Social a las carrozas funerarias rondando como si fueran zopilotes. Ya nadie quiere recibir noticias sobre amigos y conocidos que enferman o mueren de Covid-19. Ya nadie quiere saber de las mutaciones del coronavirus SARS-Cov-2. Ya nadie quiere permanecer en un confinamiento o vivir en medio de restricciones para la movilidad y las actividades sociales y económicas.

Y conforme al pensamiento mágico que nos caracteriza, cavilamos que con el fin del 2020 y la llegada del 2021, las cosas cambiarán. Además, ya hay vacunas contra la Covid-19, por lo que pronto recuperaremos las partes perdidas o sacrificadas de nuestras vida cotidiana: las clases, reuniones, abrazos, trabajos, empresas… etcétera.

Año con año, creemos, confiamos y tenemos esperanza. Esta vez, esperamos la llegada del 2021 como si con él se acabaran los problemas y comenzara todo de nuevo. Borrón y cuenta nueva. Un nuevo ciclo donde lo malo se quede atrás y a todos nos vaya re-que-te-bien.

El año nuevo 2021 como el antídoto. La ilusión que renace. El mesías que llega. La refundación.

Tarde que temprano, la frustración llega. La decepción se renueva.

Porque la pandemia no se va a terminar mágicamente el 1 de enero. Ni forzosamente en el 2021. Ni aunque lo “decreten” a los cuatro vientos. Ese pensamiento mágico —cómico-musical— es simple y sencillamente un bálsamo consolador sin relación con la realidad. La gente seguirá infectándose mientras no siga a rajatabla las recomendaciones de lavarse las manos constantemente, ponerse el cubrebocas siempre que salga a la calle, guardar la sana distancia y apoltronarse en su casa la mayor cantidad de tiempo posible. Por lo tanto, se prolongará el recuento de casos graves y eventualmente de fallecimientos por Covid-19.

Habrán de perdonar la falta de optimismo. El ansiado milagro que muchos esperan con la conclusión de este año 2020 no llegará con el 2021. Tampoco se acabará la pobreza ni la desigualdad ni la inseguridad o la plaga de la corrupción.

Eso sí, las futuras campañas electorales nos traerán lluvias de promesas que apostarán por nuestra mala memoria de hierro para volver a ofrecer palabras huecas envueltas en espejitos brillosos.

El ciclo de esperanza y desengaño por el que hemos atravesado tantas veces. El futuro venturoso no depende del cambio de año. Seguimos creyendo en supercherías porque es más sencillo fantasear, que vernos en la obligación de la acción.

¡Feliz 2021!

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz