/ jueves 21 de junio de 2018

Subrayando


Los niños (as) no tienen la culpa

Pero los adultos, sí, llámense padres, madres, parientes, maestros, gobierno, partidos, instituciones públicas, privadas, legisladores, jueces, sociedad en general, que es el hábitat en donde nace, crece y se desarrolla el niño.

El niño no tiene la culpa de nacer en un medio, que en teoría, lo protege, el mundo con sus leyes, con declaraciones, con instituciones internacionales y nacionales, con recomendaciones a los padres, con programas y acciones que educan y forman (no todas), para dar prioridad a los niños, medio en el que viene al mundo, pero que ha fallado.

Millones de niños que crecen en el mundo, sin que sus padres o gobiernos conozcan, que en los primeros años de vida se va formando su cerebro, que lo que vivieron y aprendieron antes de los cinco años es lo que va a determinar su desarrollo y el futuro de su vida, y que por esa “ignorancia” no les importa el mal ejemplo que dan, el maltrato que proporcionan, el daño que produce la violencia desde la familia hasta la de migración y la guerra.

Gobiernos a los que no les importa la aplicación necesaria de recursos ni la atención adecuada para proporcionar una educación de respeto al ser humano en todas las etapas de la vida, preferentemente en la infancia. A los que no les importan los problemas de formación y la salud física y mental de cada infante, considerando la definición de salud de la OMS “La salud es un estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”.

A los que sólo les importa el poder ganado con programas que fomentan la irresponsabilidad paterna y el crecimiento demográfico. A los que les da lo mismo el trato que reciben los niños en su tierra o en otras tierras.

Los niños (as) no tienen la culpa, cuando sean mayores van a sufrir las consecuencias y no sólo ellos, sino la sociedad y el medio que permitió la violencia física y mental que aprendieron, y no permitió el sano crecimiento de su cerebro.

Ya no bastan lamentos, declaraciones, ni compromisos, ni leyes, hay que revisar lo que se está haciendo mal, reconocerlo y aceptarlo para evitarlo, hay que revisar y cumplir la responsabilidad social y personal para lograr el crecimiento y desarrollo sano de los niños. Los niños (as) no tienen la culpa, pero les duele y sufren ahora, y hay que hacer lo necesario para que no sigan sufriendo ahora y toda su vida.


Los niños (as) no tienen la culpa

Pero los adultos, sí, llámense padres, madres, parientes, maestros, gobierno, partidos, instituciones públicas, privadas, legisladores, jueces, sociedad en general, que es el hábitat en donde nace, crece y se desarrolla el niño.

El niño no tiene la culpa de nacer en un medio, que en teoría, lo protege, el mundo con sus leyes, con declaraciones, con instituciones internacionales y nacionales, con recomendaciones a los padres, con programas y acciones que educan y forman (no todas), para dar prioridad a los niños, medio en el que viene al mundo, pero que ha fallado.

Millones de niños que crecen en el mundo, sin que sus padres o gobiernos conozcan, que en los primeros años de vida se va formando su cerebro, que lo que vivieron y aprendieron antes de los cinco años es lo que va a determinar su desarrollo y el futuro de su vida, y que por esa “ignorancia” no les importa el mal ejemplo que dan, el maltrato que proporcionan, el daño que produce la violencia desde la familia hasta la de migración y la guerra.

Gobiernos a los que no les importa la aplicación necesaria de recursos ni la atención adecuada para proporcionar una educación de respeto al ser humano en todas las etapas de la vida, preferentemente en la infancia. A los que no les importan los problemas de formación y la salud física y mental de cada infante, considerando la definición de salud de la OMS “La salud es un estado de perfecto (completo) bienestar físico, mental y social y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”.

A los que sólo les importa el poder ganado con programas que fomentan la irresponsabilidad paterna y el crecimiento demográfico. A los que les da lo mismo el trato que reciben los niños en su tierra o en otras tierras.

Los niños (as) no tienen la culpa, cuando sean mayores van a sufrir las consecuencias y no sólo ellos, sino la sociedad y el medio que permitió la violencia física y mental que aprendieron, y no permitió el sano crecimiento de su cerebro.

Ya no bastan lamentos, declaraciones, ni compromisos, ni leyes, hay que revisar lo que se está haciendo mal, reconocerlo y aceptarlo para evitarlo, hay que revisar y cumplir la responsabilidad social y personal para lograr el crecimiento y desarrollo sano de los niños. Los niños (as) no tienen la culpa, pero les duele y sufren ahora, y hay que hacer lo necesario para que no sigan sufriendo ahora y toda su vida.