Ante el presente problema relacionado con la escasez de agua en diferentes municipios del Estado de México y del país, en el que se estima que uno de cada tres hogares no tiene acceso a ésta, Carlos Pérez Almazán, especialista en temas del Medio Ambiente del Tecnológico de Monterrey consideró que falta regulación en el consumo del vital líquido, especificamente, del que realizan las empresas.
El doctor en Conservación Ambiental aseveró que la regulación en el consumo de agua es un tema que compete a las autoridades municipales, estatales y federales, las cuales deben tomar en consideración que la problemática se acentúa en aquellas zonas donde se presente un nivel económico más bajo.
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“Siempre los municipios que cuentan con el nivel económico más bajo serán los que presenten mayores problemas con el abasto de agua. Sin duda, es necesaria una mayor regulación por parte de las autoridades, porque el promedio diario de uso del vital líquido en una sola persona es de 250 litros”, apuntó.
Dijo que para nadie es un secreto que diferentes ayuntamientos en la entidad ya presentan carencia del agua, como son los casos de Atlacomulco y Villa de Allende, lo cual se debe en este último caso a la deforestación.
“En Villa de Allende se está registrando un problema preocupante de deforestación, situación que lamentablemente están permitiendo las propias autoridades municipales. También nos hemos percatado que en esta zona se realiza un uso irregular del agua, incluso para colocar albercas y campos de golf”, sostuvo.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México uno de cada tres hogares no tiene acceso diario al agua potable.
Pérez Almazán atribuyó a la falta de regulación adecuada el hecho de que los ayuntamientos nos realicen un cobro más eficaz del vital líquido, al igual que a la deforestación y siembra de ciertos productos como la papa, hacia donde se canalizan importantes cantidades de agua.
“El agua es un recurso vital para el ser humano. No debemos perder de vista que la mayoría de nuestras actividades económicas dependen de ella, pero también nuestra vida cotidiana. Sin embargo, prevalecen la sobreexplotación y mal uso de este recurso”, externó.
