/ lunes 19 de octubre de 2020

Contexto | Edomex ¿Otra constitución?

Las sociedades se rigen por normas que facilitan su convivencia. Sin ellas la vida social sería muy compleja, los conflictos se multiplicarían y los temas colectivos, los de interés general, pasarían a un segundo plano.

Una constitución establece y define los derechos individuales y colectivos, la organización del Estado, el tipo de gobierno y sus modalidades, las relaciones entre los distintos actores sociales y el reconocimiento de su existencia. En el fondo la expresión de un momento social y político…pero también una expresión de un futuro deseable.

Una constitución es realidad pero también imaginación. Es la expresión de un proyecto político colectivo o la visión de grupos dominantes y su visión particular de la historia y de la sociedad. Así lo ha mostrado la historia en México y en el mundo.

La constitución de 1857 en México fue la expresión de un proyecto político que habría de sentar las bases del actual Estado Mexicano y de construir un concepto de ciudadanía, en la que el individuo jugaba un papel central; la de 1917 fue la expresión y reconocimiento de los derechos individuales y de una nueva organización política.

Concebir una constitución es el resultado, por un lado de una visión política, económica y social de la sociedad y por otro de la lectura adecuada de las relaciones sociales existentes y emergentes.

Una buena constitución abre la posibilidad para un desarrollo armónico y equilibrado de los individuos, de los colectivos sociales y de la organización de los gobiernos y de sus relaciones con la sociedad.

Es el resultado de un esfuerzo colectivo, pero también de la capacidad de captar realidades y aspiraciones. De otra forma no tendría sentido.

La reflexión es pertinente y necesaria. Sin duda.

Las sociedades han cambiado y hay actores sociales nuevos, hay una nueva visión del individuo pero también del trabajo, de la relación entre el hombre y la naturaleza, de la relación entre la sociedad y las diferentes modalidades de los gobiernos.

¿Cuánto de gobierno y cuanto de individuo y ahora también cuanto de colectivo? Ese será el equilibrio entre construir un Estado totalitario y uno más democrático.
¿Cuánta autoridad y cuanta participación social?

¿Cuáles son las ideas centrales para dirigir el debate para la construir de un discurso compartido por todos?

Tratar de elaborar una constitución es la mejor oportunidad de construirnos y de reconstruirnos en tiempos en los que la sociedad se está alejando del Estado (véase economía informal o sociedades paralelas); las relaciones entre ámbitos de gobierno; (relaciones entre entidades federativas se están deteriorando); el reconocimiento a nuevos actores sociales (movimientos de mujeres, comunidades lésbico gays, movimientos campesinos); relaciones entre poderes (la búsqueda de nuevas equilibrios que construyan), el papel de la nuevas tecnologías, la definición de una nueva ética y social, las nuevas economías, la participación ciudadana en las cosa pública sin perversión ni demagogia, los derechos humanos entre muchos otros aspectos.

¿Se busca una constitución como proyecto político?

¿Será una constitución reglamentaria y rígida o flexible?

Sin duda, una gran oportunidad, que rompa le inercia, como se ha hecho muchas veces, de adecuar el orden constitucional y jurídico al capricho de un gobernante o de un grupo. Los ejemplos de la generación de Juárez, de los constituyentes de 1917 o los de la constitución de Apatzingán son alentadores.

Saber leer adecuadamente a la sociedad y sus aspiraciones es la gran oportunidad para poder construir una sociedad que atienda las contradicciones sociales y políticas que vivimos pero también una que aspire a construir una sociedad en la que los hombres, con las condiciones de comunicación y tecnológicas actuales pueda desarrollar todas sus capacidades en los individual u lo colectivo.

Ese es el reto y la oportunidad.



Correo: contextotoluca@hotmail.com



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Las sociedades se rigen por normas que facilitan su convivencia. Sin ellas la vida social sería muy compleja, los conflictos se multiplicarían y los temas colectivos, los de interés general, pasarían a un segundo plano.

Una constitución establece y define los derechos individuales y colectivos, la organización del Estado, el tipo de gobierno y sus modalidades, las relaciones entre los distintos actores sociales y el reconocimiento de su existencia. En el fondo la expresión de un momento social y político…pero también una expresión de un futuro deseable.

Una constitución es realidad pero también imaginación. Es la expresión de un proyecto político colectivo o la visión de grupos dominantes y su visión particular de la historia y de la sociedad. Así lo ha mostrado la historia en México y en el mundo.

La constitución de 1857 en México fue la expresión de un proyecto político que habría de sentar las bases del actual Estado Mexicano y de construir un concepto de ciudadanía, en la que el individuo jugaba un papel central; la de 1917 fue la expresión y reconocimiento de los derechos individuales y de una nueva organización política.

Concebir una constitución es el resultado, por un lado de una visión política, económica y social de la sociedad y por otro de la lectura adecuada de las relaciones sociales existentes y emergentes.

Una buena constitución abre la posibilidad para un desarrollo armónico y equilibrado de los individuos, de los colectivos sociales y de la organización de los gobiernos y de sus relaciones con la sociedad.

Es el resultado de un esfuerzo colectivo, pero también de la capacidad de captar realidades y aspiraciones. De otra forma no tendría sentido.

La reflexión es pertinente y necesaria. Sin duda.

Las sociedades han cambiado y hay actores sociales nuevos, hay una nueva visión del individuo pero también del trabajo, de la relación entre el hombre y la naturaleza, de la relación entre la sociedad y las diferentes modalidades de los gobiernos.

¿Cuánto de gobierno y cuanto de individuo y ahora también cuanto de colectivo? Ese será el equilibrio entre construir un Estado totalitario y uno más democrático.
¿Cuánta autoridad y cuanta participación social?

¿Cuáles son las ideas centrales para dirigir el debate para la construir de un discurso compartido por todos?

Tratar de elaborar una constitución es la mejor oportunidad de construirnos y de reconstruirnos en tiempos en los que la sociedad se está alejando del Estado (véase economía informal o sociedades paralelas); las relaciones entre ámbitos de gobierno; (relaciones entre entidades federativas se están deteriorando); el reconocimiento a nuevos actores sociales (movimientos de mujeres, comunidades lésbico gays, movimientos campesinos); relaciones entre poderes (la búsqueda de nuevas equilibrios que construyan), el papel de la nuevas tecnologías, la definición de una nueva ética y social, las nuevas economías, la participación ciudadana en las cosa pública sin perversión ni demagogia, los derechos humanos entre muchos otros aspectos.

¿Se busca una constitución como proyecto político?

¿Será una constitución reglamentaria y rígida o flexible?

Sin duda, una gran oportunidad, que rompa le inercia, como se ha hecho muchas veces, de adecuar el orden constitucional y jurídico al capricho de un gobernante o de un grupo. Los ejemplos de la generación de Juárez, de los constituyentes de 1917 o los de la constitución de Apatzingán son alentadores.

Saber leer adecuadamente a la sociedad y sus aspiraciones es la gran oportunidad para poder construir una sociedad que atienda las contradicciones sociales y políticas que vivimos pero también una que aspire a construir una sociedad en la que los hombres, con las condiciones de comunicación y tecnológicas actuales pueda desarrollar todas sus capacidades en los individual u lo colectivo.

Ese es el reto y la oportunidad.



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