/ lunes 18 de marzo de 2024

Contexto | Políticos actuales ¿Un club de locos?

A la humanidad le ha tocado, en las últimas décadas, padecer una de las más pobres generaciones de políticos de la historia.

Se caracterizan por la manipulación de las realidades locales, por el uso de la mentira para la construcción de presentes que no existen y de futuros que cada vez se alejan más; sus principios solo están en función de su pragmatismo para mantenerse en el poder dentro de un espíritu obsesivo por pasar a la historia a cualquier precio; imponer visiones de realidades a través del uso de medios de comunicación, sean digitales o tradicionales, a grandes grupos de sus poblaciones a quienes se seduce, adicionalmente, con la distribución de los recursos públicos pero sobre todo por asumirse al hablar en nombre de los más desamparados y despreciar a cualquier movimiento social que los desafíe sean movimientos ecologistas, feministas o de defensa de diferentes derechos.

A todos los caracteriza una especie de locura, como falta de juicio o del uso de la razón, que los ubica en el mismo terreno. Los ejemplos abundan.

Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, con sus argumentos traspasa los límites del odio hacia los inmigrantes y, provoca el temor a sus electores con llamados amenazantes llegando incluso a afirmar que si no gana las elecciones los Estados Unidos vivirán “un baño de sangre”.

Vladimir Putin, el reciente reelecto presidente de Rusia por un increíble 87 por ciento de votos, según los datos oficiales, ha develado sus obsesiones por mantenerse en el poder, de aniquilar a sus opositores, como el asesinato de Alexei Navalny, o generar un enemigo identificado, necesario para su política local, como lo fue la invasión de Rusia a Ucrania llegando hasta amenazar con una guerra nuclear al mundo occidental. La locura y el disfrute de privilegios parecen ser la divisa de todos los gobernantes rusos de la historia…la mentira se viene construyendo en el discurso oficial ruso.

Nicolas Maduro en Venezuela quien en la construcción de su imagen se atrevió a crear su propio personaje cómico: el superbigote, un super héroe que lucha, se dice, por las causas de los venezolanos y que mantiene un régimen mas cercano al autoritarismo que a la democracia.

Benjamin Netanyaju de Israel, también al borde de la locura política, ha masacrado, con la negación de su propia historia, miles de niños y mujeres en Gaza en su afán por destruir a Hamas y construir un discurso interno que justifique sus actos de barbarie frente al pueblo palestino destinándolo al hambre, a la falta de medicamentos y de hospitales.

En México, mientras se suceden las masacres en las calles y cientos mueren al dia, el presidente se dedica a dar clases de historia por las mañanas como si la cruda realidad mexicana no existiera y frente al gran poder acumulado el no hablar de las cosas o ignorar movimientos sociales no existieran se construye una narrativa con apoyo de los medios de comunicación en donde solo su palabra parece dominar sobre los hecho.

…y la lista puede seguir, Bolsonaro, Bukele, Lukashenko….y mas.

Sus obsesiones por el poder, por el disfrute de sus privilegios…los hacen llegar a acciones mas cercanas a la locura que a la sensatez…todos tienen al final el mismo denominador….

A la humanidad le ha tocado, en las últimas décadas, padecer una de las más pobres generaciones de políticos de la historia.

Se caracterizan por la manipulación de las realidades locales, por el uso de la mentira para la construcción de presentes que no existen y de futuros que cada vez se alejan más; sus principios solo están en función de su pragmatismo para mantenerse en el poder dentro de un espíritu obsesivo por pasar a la historia a cualquier precio; imponer visiones de realidades a través del uso de medios de comunicación, sean digitales o tradicionales, a grandes grupos de sus poblaciones a quienes se seduce, adicionalmente, con la distribución de los recursos públicos pero sobre todo por asumirse al hablar en nombre de los más desamparados y despreciar a cualquier movimiento social que los desafíe sean movimientos ecologistas, feministas o de defensa de diferentes derechos.

A todos los caracteriza una especie de locura, como falta de juicio o del uso de la razón, que los ubica en el mismo terreno. Los ejemplos abundan.

Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, con sus argumentos traspasa los límites del odio hacia los inmigrantes y, provoca el temor a sus electores con llamados amenazantes llegando incluso a afirmar que si no gana las elecciones los Estados Unidos vivirán “un baño de sangre”.

Vladimir Putin, el reciente reelecto presidente de Rusia por un increíble 87 por ciento de votos, según los datos oficiales, ha develado sus obsesiones por mantenerse en el poder, de aniquilar a sus opositores, como el asesinato de Alexei Navalny, o generar un enemigo identificado, necesario para su política local, como lo fue la invasión de Rusia a Ucrania llegando hasta amenazar con una guerra nuclear al mundo occidental. La locura y el disfrute de privilegios parecen ser la divisa de todos los gobernantes rusos de la historia…la mentira se viene construyendo en el discurso oficial ruso.

Nicolas Maduro en Venezuela quien en la construcción de su imagen se atrevió a crear su propio personaje cómico: el superbigote, un super héroe que lucha, se dice, por las causas de los venezolanos y que mantiene un régimen mas cercano al autoritarismo que a la democracia.

Benjamin Netanyaju de Israel, también al borde de la locura política, ha masacrado, con la negación de su propia historia, miles de niños y mujeres en Gaza en su afán por destruir a Hamas y construir un discurso interno que justifique sus actos de barbarie frente al pueblo palestino destinándolo al hambre, a la falta de medicamentos y de hospitales.

En México, mientras se suceden las masacres en las calles y cientos mueren al dia, el presidente se dedica a dar clases de historia por las mañanas como si la cruda realidad mexicana no existiera y frente al gran poder acumulado el no hablar de las cosas o ignorar movimientos sociales no existieran se construye una narrativa con apoyo de los medios de comunicación en donde solo su palabra parece dominar sobre los hecho.

…y la lista puede seguir, Bolsonaro, Bukele, Lukashenko….y mas.

Sus obsesiones por el poder, por el disfrute de sus privilegios…los hacen llegar a acciones mas cercanas a la locura que a la sensatez…todos tienen al final el mismo denominador….