/ lunes 8 de abril de 2024

Contexto | México: ¿en el camino a la barbarie?

La filosofa Hannah Arendt decía que la primera señal de que una sociedad está a punto de entrar a una cultura de la barbarie es cuando se pierde la empatía con la muerte humana.

En México eso está ocurriendo. Ya desde hace décadas, y desde el poder político, se ha aprendido que las muertes significan nada en la sociedad mexicana. La sociedad es cada vez más indiferente. Tal parece que la muerte del otro, de la otra, ya no tiene significado alguno y tal vez ni religioso.

Sucede a nivel individual y colectivo: hoy los muertos se deben olvidar lo mas pronto posible. En lo público reduciéndolo solo a estadísticas. En lo individual, en lo familiar, en lo intimo el olvido pronto parece lo más plausible…los velorios se acortan a horas, los novenarios cuando mucho se han reducido a tres (si es que llega a haber), las cremaciones ahora son la regla porque los muertos deben desaparecer pronto.

Frente a la muerte ya nadie parece indignarse. Es ya lo más común en una sociedad acostumbrad a la violencia cotidiana.

Los noticieros tienen una constante de nota roja, la numeraria sobre la muerte ya no tiene ningún sentido…una muerte menos cada mes o cada de vez en cuando es celebrada como un triunfo de los gobiernos en turno…”ya bajamos en índice de muertes al día”, parecen decir con orgullo y los muertos ya no tienen ni rostro ni nombre.

El poder político parece estar cómodo con las muertes. Parece que le gusta el miedo esparcido en la sociedad porque a esta no le queda otro recurso que recurrir al Estado para su protección frente al crimen.

Pero en ese miedo está el destino de la sociedad en su conjunto.

Y frente a las muertes el miedo y la indiferencia esta llevando a una etapa de la barbarie a la sociedad mexicana. Los individuos cada vez mas aislados expresan una solidaridad solitaria…su expresiones en las redes sociales, sus protestas, sus comentarios no llevan a una acción colectiva y las acciones del gobierno, los apoyos sociales han fortalecido mas el individualismo que la acción colectiva desmantelando así el tejido social.

El imaginario colectivo se ha perdido. La sociedad solo responde a estímulos. La emoción esta por encima de la razón y la acción colectiva es minimizada por el gobierno…la indiferencia frente a los movimientos sociales estimula la violencia, una violencia que el estado impulsa a su favor en una espiral que lo victimiza y respalda el discurso político de la desintegración de lo mexicano cuyas consecuencias son aún impredecibles.

México en la posmodernidad parece estar mas cerca de la barbarie que de la civilización. La valoración de los muertos lo refleja.

Correo: contextotoluca@gmail.com

La filosofa Hannah Arendt decía que la primera señal de que una sociedad está a punto de entrar a una cultura de la barbarie es cuando se pierde la empatía con la muerte humana.

En México eso está ocurriendo. Ya desde hace décadas, y desde el poder político, se ha aprendido que las muertes significan nada en la sociedad mexicana. La sociedad es cada vez más indiferente. Tal parece que la muerte del otro, de la otra, ya no tiene significado alguno y tal vez ni religioso.

Sucede a nivel individual y colectivo: hoy los muertos se deben olvidar lo mas pronto posible. En lo público reduciéndolo solo a estadísticas. En lo individual, en lo familiar, en lo intimo el olvido pronto parece lo más plausible…los velorios se acortan a horas, los novenarios cuando mucho se han reducido a tres (si es que llega a haber), las cremaciones ahora son la regla porque los muertos deben desaparecer pronto.

Frente a la muerte ya nadie parece indignarse. Es ya lo más común en una sociedad acostumbrad a la violencia cotidiana.

Los noticieros tienen una constante de nota roja, la numeraria sobre la muerte ya no tiene ningún sentido…una muerte menos cada mes o cada de vez en cuando es celebrada como un triunfo de los gobiernos en turno…”ya bajamos en índice de muertes al día”, parecen decir con orgullo y los muertos ya no tienen ni rostro ni nombre.

El poder político parece estar cómodo con las muertes. Parece que le gusta el miedo esparcido en la sociedad porque a esta no le queda otro recurso que recurrir al Estado para su protección frente al crimen.

Pero en ese miedo está el destino de la sociedad en su conjunto.

Y frente a las muertes el miedo y la indiferencia esta llevando a una etapa de la barbarie a la sociedad mexicana. Los individuos cada vez mas aislados expresan una solidaridad solitaria…su expresiones en las redes sociales, sus protestas, sus comentarios no llevan a una acción colectiva y las acciones del gobierno, los apoyos sociales han fortalecido mas el individualismo que la acción colectiva desmantelando así el tejido social.

El imaginario colectivo se ha perdido. La sociedad solo responde a estímulos. La emoción esta por encima de la razón y la acción colectiva es minimizada por el gobierno…la indiferencia frente a los movimientos sociales estimula la violencia, una violencia que el estado impulsa a su favor en una espiral que lo victimiza y respalda el discurso político de la desintegración de lo mexicano cuyas consecuencias son aún impredecibles.

México en la posmodernidad parece estar mas cerca de la barbarie que de la civilización. La valoración de los muertos lo refleja.

Correo: contextotoluca@gmail.com