/ lunes 14 de junio de 2021

Contexto | Las cosas de la semana después

UNO. Un respiro para la sociedad. Después de la elecciones, por fin, la sociedad mexicana pudo tener un reposo de la propaganda política, de los millones de anuncios en tele y radio promoviendo candidatos y partidos, del lenguaje vulgar, de las muertes de candidatos, que ahora a nadie parecen importarle, que quedan para el olvido, del “buen comportamiento del crimen organizado”, según el gobierno federal para tener una jornada electoral tranquila solo para que ahora vuelvan a sus andadas y se afirmen como dueños de muchas partes del territorio mexicano.

DOS. La voluntad popular. Los ciudadanos salieron a votar y a ningún partido le dieron todo lo que deseaban. Cambio la geografía política del país porque se sancionó la actitud de muchos gobiernos. El mensaje de la sociedad fue claro a sus clases políticas y a los gobiernos para que negocien, logren consensos sobre lo que se considera más importante para el país. Las visiones unilaterales y los discursos dominantes no tienen cabida en el país para crear un pensamiento único pues el riesgo de la consolidación de un autoritarismo sigue presente.

TRES. Los enojos y los enconos. Los del gobierno se enojan porque no obtuvieron todo lo que deseaban para un proyecto de transformación que solo se reduce a una trasformación del aparato del aparato del Estado sin tener una idea completa de transformación de la sociedad. Los enojos de cada día de las esferas del poder, su reproche a las clases medias, a los intelectuales, a los comentaristas no ayudan a que la sociedad mexicana se trasforme dentro de un marco de tolerancia y de civilidad.

CUATRO. El retorno de los pobres. Hoy hay más pobres que hace un año, así lo muestran las estadísticas y las calles, el empleo se ha hecho más precario y las condiciones de vida de la población se han deteriorado. La existencia de los pobres parece ser festinada por el gobierno porque le permite lucir sus programas de apoyo sin crear las condiciones necesarias para un desarrollo más justo de la sociedad. El mantener a los millones de pobres, así como los que se encuentran en extrema pobreza, parece ser la única justificante de todas las acciones y el discurso del gobierno. Tal parece que la premisa es: más pobres significa más poder político. Las políticas sociales parecen querer perpetuar la miseria para satisfacción de las clases políticas y del gobierno. Tal parece que se quieren más pobres porque así se le aman más. Mientras ese discurso domina la falta de medicamentos continua para las personas afectadas con el cáncer y otras enfermedades.

CINCO. La corrupción y sus formas. Las elecciones demostraron que la corrupción tiene muchas más formas que las del dinero. El discurso permanente contra la corrupción solo afecta a una parte de las clases políticas quienes, sin embargo, desarrollan nuevas formas. Además de la económica la corrupción entendida como abuso del poder y desde el poder se manifiesta desde el discurso político que agrede y menosprecia otras manifestaciones que no sean las del propio poder, en las alianzas entre partidos de estructura familiaren la falta de transparencia en las adquisiciones del gobierno y también en las calles, en la relación de los ciudadanos con sus policías, con los responsables del desarrollo urbano, con los inspectores o funcionarios menores que siguen con la misma dinámica de siempre. El discurso sobre la corrupción solo es para consumo de la opinión publica mientras se desarrolla en otros ámbitos igual de perniciosos.

CINCO. La salud sin imagen. El uso político durante las elecciones de la pandemia se hizo evidente con el anuncio de la suspensión de las conferencias de prensa diarias. Ya no eran útiles para alimentar el discurso ante los medios...ni para distraerlos, ni para hacer politica. Con ello parece se quiere olvidar la mala gestión de la pandemia en México, el deshonroso lugar en que se puso a México en el top cuatro de los países con más muertos, cientos de miles, con el mayor número de muertos del sector salud y la sonrisa sarcástica y malévola del responsable del manejo de la pandemia quien con soberbia permitió, en el colmo del ridículo, que le regalaran pasteles y recibir mariachis como si de verdad sus acciones hubieran disminuido la tragedia. El cinismo parece dominar el discurso sobre la salud de los mexicanos.

Finalmente el regreso a clases, sin orden, sin textos elaborados, sin protocolos adecuados, sin protocolos emocionales, sin la mayoría de escuelas en condiciones plenas.

En síntesis, un mundo político que solo juega con la apariencia y una sociedad que solo lucha por sobrevivir.



Correo: contextotoluca@gmail.com

UNO. Un respiro para la sociedad. Después de la elecciones, por fin, la sociedad mexicana pudo tener un reposo de la propaganda política, de los millones de anuncios en tele y radio promoviendo candidatos y partidos, del lenguaje vulgar, de las muertes de candidatos, que ahora a nadie parecen importarle, que quedan para el olvido, del “buen comportamiento del crimen organizado”, según el gobierno federal para tener una jornada electoral tranquila solo para que ahora vuelvan a sus andadas y se afirmen como dueños de muchas partes del territorio mexicano.

DOS. La voluntad popular. Los ciudadanos salieron a votar y a ningún partido le dieron todo lo que deseaban. Cambio la geografía política del país porque se sancionó la actitud de muchos gobiernos. El mensaje de la sociedad fue claro a sus clases políticas y a los gobiernos para que negocien, logren consensos sobre lo que se considera más importante para el país. Las visiones unilaterales y los discursos dominantes no tienen cabida en el país para crear un pensamiento único pues el riesgo de la consolidación de un autoritarismo sigue presente.

TRES. Los enojos y los enconos. Los del gobierno se enojan porque no obtuvieron todo lo que deseaban para un proyecto de transformación que solo se reduce a una trasformación del aparato del aparato del Estado sin tener una idea completa de transformación de la sociedad. Los enojos de cada día de las esferas del poder, su reproche a las clases medias, a los intelectuales, a los comentaristas no ayudan a que la sociedad mexicana se trasforme dentro de un marco de tolerancia y de civilidad.

CUATRO. El retorno de los pobres. Hoy hay más pobres que hace un año, así lo muestran las estadísticas y las calles, el empleo se ha hecho más precario y las condiciones de vida de la población se han deteriorado. La existencia de los pobres parece ser festinada por el gobierno porque le permite lucir sus programas de apoyo sin crear las condiciones necesarias para un desarrollo más justo de la sociedad. El mantener a los millones de pobres, así como los que se encuentran en extrema pobreza, parece ser la única justificante de todas las acciones y el discurso del gobierno. Tal parece que la premisa es: más pobres significa más poder político. Las políticas sociales parecen querer perpetuar la miseria para satisfacción de las clases políticas y del gobierno. Tal parece que se quieren más pobres porque así se le aman más. Mientras ese discurso domina la falta de medicamentos continua para las personas afectadas con el cáncer y otras enfermedades.

CINCO. La corrupción y sus formas. Las elecciones demostraron que la corrupción tiene muchas más formas que las del dinero. El discurso permanente contra la corrupción solo afecta a una parte de las clases políticas quienes, sin embargo, desarrollan nuevas formas. Además de la económica la corrupción entendida como abuso del poder y desde el poder se manifiesta desde el discurso político que agrede y menosprecia otras manifestaciones que no sean las del propio poder, en las alianzas entre partidos de estructura familiaren la falta de transparencia en las adquisiciones del gobierno y también en las calles, en la relación de los ciudadanos con sus policías, con los responsables del desarrollo urbano, con los inspectores o funcionarios menores que siguen con la misma dinámica de siempre. El discurso sobre la corrupción solo es para consumo de la opinión publica mientras se desarrolla en otros ámbitos igual de perniciosos.

CINCO. La salud sin imagen. El uso político durante las elecciones de la pandemia se hizo evidente con el anuncio de la suspensión de las conferencias de prensa diarias. Ya no eran útiles para alimentar el discurso ante los medios...ni para distraerlos, ni para hacer politica. Con ello parece se quiere olvidar la mala gestión de la pandemia en México, el deshonroso lugar en que se puso a México en el top cuatro de los países con más muertos, cientos de miles, con el mayor número de muertos del sector salud y la sonrisa sarcástica y malévola del responsable del manejo de la pandemia quien con soberbia permitió, en el colmo del ridículo, que le regalaran pasteles y recibir mariachis como si de verdad sus acciones hubieran disminuido la tragedia. El cinismo parece dominar el discurso sobre la salud de los mexicanos.

Finalmente el regreso a clases, sin orden, sin textos elaborados, sin protocolos adecuados, sin protocolos emocionales, sin la mayoría de escuelas en condiciones plenas.

En síntesis, un mundo político que solo juega con la apariencia y una sociedad que solo lucha por sobrevivir.



Correo: contextotoluca@gmail.com