Los gobernantes trascienden, no tanto por sus cualidades personales, que no dejan de ser imprescindibles, sino por las cualidades de cada uno de sus colaboradores.
Alfredo del Mazo Maza, con la seguridad de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolverá en su favor y reconocerá la validez de la elección, hace tiempo que está dedicado a integrar su equipo de trabajo, conocido por todos como el gabinete -legal y ampliado- que lo acompañará en el transcurso de su gobierno.
Entre tanto, la clase política del tricolor está muy al pendiente de cualquier movimiento que se hace en el tablero imaginario. Redes sociales y medios informativos incluyen en su probable gabinete a personajes destacados en el campo de la política, incluso a exgobernadores, quienes además de experiencia, disponen de un capital político valioso; ellos son: César Camacho Quiroz y Emilio Chuayffet Chemor; el primero para la Secretaría General de Gobierno y el segundo para la Secretaría de Educación, dos rubros importantísimos de la administración, el uno relacionado con la gobernabilidad y el otro con la formación académica de los niños y jóvenes. De ser cierto el rumor, su inclusión en el gabinete sería inédita, pero no descabellada, pues, además de llenar el vacío que existe en dichas áreas, no hay que olvidar que Alfredo del Mazo llega de una elección demasiado cuestionada y con unos cuantos votos de diferencia que mellan su capacidad para 2018.
También se barajan nombres de quienes ya tienen carrera política en la entidad: Ana Lilia Herrera Anzaldo, María Elena Barrera Tapia, Martha Hilda González Calderón, Armando Neyra Chávez, Enrique Jacob Rocha, Ricardo Aguilar y, no podía faltar, como siempre, Alfonso Navarrete Prida. Los astrólogos -como dijo Nuño- refieren una y otra vez, a otros políticos del Valle de Toluca, todos ellos relacionados con Atlacomulco, pero se olvidan de los del valle de México, y no me refiero a Ecatepec, pues éste ya tuvo su oportunidad, sino a Huixquilucan, que es su turno.
Y asimismo, dentro de la tabla del ajedrez que se mueve todos los días, no dejan de mencionarse a los mirreyes o juniors que le darán continuidad al sistema. Sólo por mencionar algunos: David López (Jr.), Ernesto Nemer (Jr.), César Camacho (Jr.), Ignacio Pichardo (Jr.), Gerardo Ruiz Esparza (Jr.), Alfredo Baranda (Jr.) incluso un guerrerense, Manuel Añorve (Jr.), dadas las buenas relaciones que existen entre Manuel Añorve (senior) y Alfredo del Mazo (senior).
Independientemente del “jus sanguinis” o del “jus soli” que puedan presumir los aspirantes al gabinete de Alfredo del Mazo, lo que esperan los mexiquenses es eficiencia y eficacia en la administración para atender rubros tan importantes, que por su persistencia han lastimado profundamente a la población: la delincuencia y la inseguridad, por encima de todo; la corrupción y la impunidad que son el signo de los gobiernos; la desigualdad y la pobreza endémicas que han sido tomadas como bandera política; y la educación que no prende por falta de oficio de sus titulares.
Si se levantara una encuesta entre la población, como las muchas que se hacen, para conocer la opinión de la gente respecto de las cualidades que debieran tener los integrantes del nuevo gabinete, no dudo que la honestidad y la competencia fueran las más requeridas, pues existe la percepción generalizada, por cierto muy arraigada, que los gobernantes y sus hombres de más confianza llegan al gobierno para hacer negocios, percepción que infortunadamente se confirma a diario, amén de que carecen de las competencias necesarias para desempeñar las funciones que se les encomienda.
De la composición del nuevo gabinete, así como del impacto de sus primeras acciones, dependerá, sin duda, la credibilidad que despierte entre la población el gobernador del Mazo y que, por los tiempos que se viven, será factor determinante para ganar, no el carro completo del iluso presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza, sino la mayor parte de los ayuntamientos, la mayoría de la Cámara y sobre todo, la madre de todas las batallas electorales: la presidencia de la República.
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