/ miércoles 6 de junio de 2018

Subrayando


Paseo Tollocan, patrimonio desconocido

Cuántas veces los toluqueños y visitantes mexicanos y extranjeros hemos pasado por Paseo Tollocan, (en náhuatl, tollohcan, de donde viene el nombre de Toluca) única entrada a la ciudad, hasta hace algunos años. Seguramente muchas veces hemos visto cómo cambia el paisaje urbano, cómo se hacen puentes, desviaciones, cómo el paisaje forestal también ha cambiado.

Esa entrada arbolada a Toluca era también única, y la más bonita en la República Mexicana por sus árboles y plantas, hasta por el arco de cantera, ubicado en San Mateo, cerca de Lerma, que decía “Toluca es la provincia y la provincia es la Patria”, arco de bienvenida que se mandó colocar en la época en que el gobernador del estado era Wenceslao Labra, allá por los años cuarenta. -Posteriormente por los años setenta el profesor Carlos Hank González invitó a los mejores arquitectos de la época, reconocidos a nivel mundial y nacional, a diseñar “la entrada” a la capital del estado, y fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez quien lo diseñó.

En medio de los carriles vehiculares hay árboles y plantas, pero también hay símbolos de nuestra cultura construidos con el material usado por los indígenas para la construcción de sus palacios y templos, el “tezontle”, piedra rojiza que se encuentra en cerros cercanos.

Con cuidado, investigación y respetando la cultura indígena, el arquitecto Ramírez Vázquez se dedicó a visitar pueblos del Estado de México, y lo que más le llamó la atención fueron unos juguetes de madera, de trapo, de lámina que también se vendían en los portales, que eran la distracción y gusto de los niños, de pueblos y ciudades.

Caballitos, sirenas, rehiletes, todos ellos fueron copiados en piedra de tamaño adecuado para poder adornar los camellones de Paseo Tollocan. Y ahí están, arriba de pequeños montículos de “tezontle”, como homenaje a nuestra cultura indígena y a la más sincera alegría, la que es manifestada por los niños.

También en la señalización del tren, y de avenidas y calles que cruzan Paseo Tollocan, se adornó con las palomas indígenas que lucen las mujeres en los aretes de plata, o que bordan de colores en sus blusas y en sus quexquémetls.

Si toda esta historia se supiera, se enriquecería la cultura, se valoraría y respetaría cuidando tanta maravilla, pero parece que no, y que está abandonada esa obra, patrimonio toluqueño, estatal y nacional, porque nadie se preocupa, ni lo cuida, menos lo valora, esperando que se pierda, como muchos otros patrimonios toluqueños que ya no existen. Pero se puede hacer algo, cada ciudadano, cuando menos, conocer lo que se tiene, reconocerlo como patrimonio, cuidarlo y lograr que se proteja.

@yolanda_senties


Paseo Tollocan, patrimonio desconocido

Cuántas veces los toluqueños y visitantes mexicanos y extranjeros hemos pasado por Paseo Tollocan, (en náhuatl, tollohcan, de donde viene el nombre de Toluca) única entrada a la ciudad, hasta hace algunos años. Seguramente muchas veces hemos visto cómo cambia el paisaje urbano, cómo se hacen puentes, desviaciones, cómo el paisaje forestal también ha cambiado.

Esa entrada arbolada a Toluca era también única, y la más bonita en la República Mexicana por sus árboles y plantas, hasta por el arco de cantera, ubicado en San Mateo, cerca de Lerma, que decía “Toluca es la provincia y la provincia es la Patria”, arco de bienvenida que se mandó colocar en la época en que el gobernador del estado era Wenceslao Labra, allá por los años cuarenta. -Posteriormente por los años setenta el profesor Carlos Hank González invitó a los mejores arquitectos de la época, reconocidos a nivel mundial y nacional, a diseñar “la entrada” a la capital del estado, y fue el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez quien lo diseñó.

En medio de los carriles vehiculares hay árboles y plantas, pero también hay símbolos de nuestra cultura construidos con el material usado por los indígenas para la construcción de sus palacios y templos, el “tezontle”, piedra rojiza que se encuentra en cerros cercanos.

Con cuidado, investigación y respetando la cultura indígena, el arquitecto Ramírez Vázquez se dedicó a visitar pueblos del Estado de México, y lo que más le llamó la atención fueron unos juguetes de madera, de trapo, de lámina que también se vendían en los portales, que eran la distracción y gusto de los niños, de pueblos y ciudades.

Caballitos, sirenas, rehiletes, todos ellos fueron copiados en piedra de tamaño adecuado para poder adornar los camellones de Paseo Tollocan. Y ahí están, arriba de pequeños montículos de “tezontle”, como homenaje a nuestra cultura indígena y a la más sincera alegría, la que es manifestada por los niños.

También en la señalización del tren, y de avenidas y calles que cruzan Paseo Tollocan, se adornó con las palomas indígenas que lucen las mujeres en los aretes de plata, o que bordan de colores en sus blusas y en sus quexquémetls.

Si toda esta historia se supiera, se enriquecería la cultura, se valoraría y respetaría cuidando tanta maravilla, pero parece que no, y que está abandonada esa obra, patrimonio toluqueño, estatal y nacional, porque nadie se preocupa, ni lo cuida, menos lo valora, esperando que se pierda, como muchos otros patrimonios toluqueños que ya no existen. Pero se puede hacer algo, cada ciudadano, cuando menos, conocer lo que se tiene, reconocerlo como patrimonio, cuidarlo y lograr que se proteja.

@yolanda_senties